miércoles, 18 de febrero de 2015

COVARRUBIAS. ARQUITECTO DEL RENACIMIENTO ESPAÑOL

La figura de Covarrubias (como la de Diego de Siloé) caracteriza perfectamente la evolución de la primera parte del renacimiento español (desde el plateresco al purismo), dando así paso a las formas clásico-manieristas (Machuca, Vandelvira) y escurialenses (Herrera).
Aunque no conocería nunca Italia, sí tuvo acceso a múltiples grabados, al libro de Sagredo (Las Medidas de lo Romano) y la traducción que realizara su discípulo    sobre las obras de Serlio. Se trataba, por tanto, de un artista ilustrado con dos hijos de importante formación humanística
Las primeras obras de las que tenemos constancia son sus labores decorativas en la fachada del Hospital de Santa Cruz en Toledo.

El proyecto, bajo el control de Egás (con el que estaba emparentado el arquitecto), seguía el modelo cruciforme entre patios propuesto por Filarete en el Hospital Mayor de Milán que vimos aquí.
A Covarrubias se le adjudicó la decoración de la fachada que mantiene un típico estilo plateresco, tan sólo renacentista en sus detalles.
Como ya veíamos, este estilo no comprendía realmente los nuevos postulados del sistema y tan sólo tomaba la epidermis decorativa (en gran parte también lombarda).

Así aparece un fuerte horror vacuii, con gran presencia de grutescos (que juegan entre lo clásico y el imaginario del tardogótico) o elementos por completo absurdos, como esta columna que gira su fuste para adaptarse a la rosca del arco.

Del mismo estilo, se le suele adjudicar la portada de Torrijos que ya explicamos aquí.

Y a él o a su taller la portada de la parroquial de Lupiana y el patio mayor de su monasterio


Si avanzamos un poco en su biografía, lo encontramos en Sigüenza, en donde su estilo se está depurando rápidamente.

Se le suele adjudicar el trabajo de traza de alguno de sus retablos, existiendo confirmación documental para la Sacristía de la Catedral.

En un primer momento, la abundancia decorativa de las bóvedas de cañón nos puede confundir, pero si intentamos prescindir de ella veremos una estructura sumamente clásica en su concepción que remite (en planimetría con los grandes y profundos arcos laterales y el uso de un futuro dado brunellesquiano en el entablamento que separa los pisos) a Brunelleschi.
Según apunta Natividad Sánchez, en este momento comienza a relacionarse con Diego de Siloé, que le permitirá una cada vez mayor depuración formal

Como afirma Arias de Cossío "Si no fuera por esa decoración, podría considerarse una obra casi purista"

Esto ya nos ocurrirá en su siguiente obra, la reforma de la iglesia de San Román en Toledo
Adaptándose a la estructura mozárabe crea un gran presbiterio cubierto de cúpula sobre pechinas y un tramo recto de bóveda de cañón con casetones.

Las bases ya están puestas para el paso al purismo: El Hospital de Afuera
Basada en los planos de la gran casa romana de Fra Giocondo y (según Arias de Cossío) muy influida por las medidas de los Romano de Diego Sagredo, la arquitectura es un verdadero prodigio de monumentalidad y sobriedad.

En sus muros exteriores utiliza un almohadillado (ya un tanto manierista, según los dictados de Serlio) reforzado en torno en los vanos.

En sus patio dobles unidos por galería demuestra su perfecta comprensión (casi cinquecentista) del Renacimiento, con su estructura de columnas toscanas y arcos de fuerte plasticidad con sólo un espejo de mármol negro en sus enjutas.





















"La ubicación de la galería divisoria de los patios aporta al recinto ciertos juegos de perspectiva e ilusionistas de gran efectividad" (Nieto y Checa)
.












































Su nombramiento como director de las obras reales (1537) aumentará sus posibilidades de trabajo en nuevas tipologías.
Aquí ya analizamos las reformas realizadas en el Alcázar de Toledo






Exterior e interior de las reformas del Alcázar de Toledo

También le permitirá crear su propia versión del arco triunfal con la reforma de la Puerta de la Bisagra (que se enfrentaría al Hospital Tavera si Felipe II hubiera permitido realizar la plaza que nunca se construyó).

De nuevo inspirándose en Serlio (con sus dos torreones semicirculares y el almohadillado que invade las pilastras) era todo una alabanza al poder de Carlos V, con su gigantesco escudo.

Un buen libro para acercarse a su figura y obra

                                                        

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