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miércoles, 28 de mayo de 2014

SANTA MARÍA IN CAMPITELLI. CARLO RAINALDI
























Las grandes líneas del estilo barroco las marcaron Bernini, Borromini y Cortona en la primera mitad del XVII, siendo seguidas por  una segunda generación de discípulos (Guarini y Juvara fundamentalmente).
Frente a estos últimos, Carlos Rainaldi se muestra como una personalidad distinta que busca nuevos caminos.
Interesado por la articulación y el uso expresivo de la luz, esta obra (gran relicario de una Madonna milagrosa) puede considerarse como su punto culminante.

Su gran fachada pétrea retoma las formas (generales) del protobarroco de arquitecto como Della Porta (formas rectangulares en vertical profundamente dirigidas por la superposición de órdenes) a las que añade la articulación de Cortona que da aún más importancia a la columna y su función (más aún que sustentante) profundamente expresiva.
San Andrea. Giacomo della Porta

Pero la exquisitez llega en el interior.
Rainaldi crea una compleja planta creada por varios tramos, unos derivados de la elipse, otros por el rectángulo en donde la columna se está desligando del muro.

El espectador percibe en la forma general en una larguísima forma basilical, potenciada por los efectos de luces y sombras (como ya había experimentado Bernini en su Escala Regia o Borromini en el Palacio Spada) y por la espectacular articulación de muros y (de nuevo) de columnas.



El efecto de bambalinas  que se superponen y crean un pasillo visual es verdaderamente asombroso, con una pared que parece avanzar y retroceder buscando (sin conseguirlo) atrapar el movimiento aún mayor de las columnas que se independiza como  tema fundamental (una especie de contrapunto tan típicamente barroco que desarrolla los temas en distintas escalas y potencias).

Cuando el espectador, atraído por el fondo y envuelto por las palpitaciones de los alzados, llega hasta el altar, levantará la vista y se encontrará con unas cubiertas complejas que, de nuevo, nos volverá a la planta y su idea de gran engranaje de formas.

Fascinado por el contraste, es posible que entonces recorra las capillas laterales que han tenido que ser olvidadas por el camino longitudinal del que es imposible de escapar.
Verá entonces como el fragmento (de nuevo) crea nuevos contrapuntos de articulación hasta los límites, como microespacios que se relacionan con el general.

Fascinante


3 comentarios:

  1. Impresionante, muchas gracias por toda esta información.

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  2. Así como la profusión de columnas resuelve muy bien la fachada,en el interior parece,en cambio,
    agobiar un tanto el espacio y resulta a mi juicio innecesaria y hasta abusiva tal profusión.

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  3. Muy buena la nota y hermosas las fotografías. Gracias por su difusión.-

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