Ya hace tiempo le dedicamos un post a las relaciones entre poder y arte a través de la propaganda en el mundo romano, el famoso panem et circenses. Hoy vamos a perfilar un poco más el tema a través del llamado evergetismo.
Imagen tomada (como otras de esta artículo) en el pequeño pero magnífico Centro de Interpretación de Cáparra
El origen de la palabra hay que buscarlo en el término griego acuñado durante el helenismo: evergetes o aquellos que con su dinero habían proporcionado algún beneficio o liberalidad (evergésia) a la comunidad, como los reyes helenísticos del siglo IV a C. (según Veyne: en una sociedad desigual la clase superior tienen un prestigio y sólo lo conserva si gasta o da. De este modo el rico hace alarde de su riqueza, lo que le confiere un status dentro de su comunidad)
Pero antes de profundizar en el tema, sepamos algo más de Cáparra, una pequeña ciudad enclavada en plena vía de la plata.
Perfectamente amurallada, presenta la típica forma hipodámica de las ciudades romanas de nueva planta
Pero sobre todo un extraño ejemplar de arco de triunfo de cuatro entradas o frentes (arco cuadrifronte) del siglo I d C con pocos ejemplos comparables a no ser el tardío (tiempos de Constantino) de Jano en el Venablo, Roma
Precisamente este arco nos lleva al tema del evergetismo. Gracias a las inscripciones conservadas en él sabemos que fue erigido por la hija de Marcus Fidius Marcer, ciudadano de Cáparra, tres veces magistrado, dos veces diunviro.
¿Por qué ese enorme gasto para una pequeña ciudad?
Si entendemos el origen de él comprenderos uno de los principales mecanismo de mecenazgo artístico (y social) del mundo antiguo que la caridad medieval olvidará y no volverá a resurgir hasta la Florencia del Quattrocento.
Entre las causas más normales del evergetismo se encuentra la obtención de gloria y honores dentro de su comunidad (existimatio o reputación), deseos de perpetuar la memoria (el caso concreto) en un concepto de la vida que apenas si piensa en el Otro Mundo y sobrevalora la memoria del fallecido (la fama, como recuperarán los humanistas; el famoso culto a los antepasados de orígenes etruscos), el deseo de controlar el poder político ya en el corto plazo (elecciones municipales) como en el largo (la familia, la estirpe que mantiene su status a través de la munificencia), deseos de promoción social (sobre todo en los libertos y los nuevos ricos que quieren hacer olvidar su pasado), el orgullo cívico (dada la importancia que daba el mundo romano a la patria chica, origo) o simple deber moral (basado en las ideas estoicas, el hombre afortunado tiene el deber moral de ayudar a sus conciudadanos).
Todo este complejo ramillete de causas se entremezcla en la munificencia cívica que comienza en tiempos republicanos (íntimamente ligada a las luchas de poder) y se ratifica con Augusto (recordemos al ejemplo del Panteón de Agripa) y el imperio siguiente, en donde los emperadores sirven como espejo para los políticos locales e, incluso, los simples particulares.
Sus consecuencias será un engrandecimiento del legado arquitectónico, especialmente ciudadano. Pero también será una forma de conjurar las tensiones locales (por medio de mayor confort, actividades o repartos gratuitos de comida) y de generar un cauce de redistribución de la riqueza que, en el caso romano, tiende a concentrarse en pocas manos, dando así aliento a toda una amplia actividad económica.
Los tipos de evergetismo no sólo fueron arquitectónicos y en ellos se incluye una amplia nómina de actividades: repartos gratuitos de grano (alimenta), celebración de juegos y espectáculos, (ludi) donaciones para albergues de huérfanos, invitaciones a termas (a menudo en el dies natalis o cumpleaños del evergeta), realización de banquetes públicos (epila), la donación de estatuas…
Para quien quiera saber más sobre este evergetismo, existe un magnífico libro:
Melchor Gil, E. La munificencia cívica en el mundo romano. Arco Libros, 1999
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar en este blog. Tus sugerencias serán siempre bienvenidas.
No olvides que si publicas un comentario estás aceptando algunas normas.
Por favor, sé respetuoso en tus palabras. Por supuesto puedes estar en desacuerdo con lo dicho en este blog, y también criticarlo, pero guardando las normas básicas de educación.
No se admite spam y contenidos publicitarios (serán eliminados)
Por el hecho de comentar aceptas nuestra política de privacidad (ver en apartado política de privacidad y aviso legal) y dando consentimiento explícito a que figuren aquí los datos con los que firmes o te registres (recuerda que puedes hacerlo con tu perfil blogger, nombre y URL o en modo anónimo; no es necesario email)
Si no quieres dar consentimiento, no comentes. Si tienes dudas, visita la política de privacidad.
Responsable de los datos: Vicente Camarasa (contacto correo en la parte superior derecha del blog)
Finalidad: moderar los comentarios.
Legitimación: consentimiento del usuario
Destinatarios: el sistema de comentarios de Blogger.
Derechos del usuario: acceder, rectificar, limitar y suprimir datos (si los hubiera)