Hace un tiempo hablábamos de la actitud (sumamente moderna) que Goya adopta sobre la prostitución, criticando a la Celestina y compadeciendo a la prostituta.
Sin embargo, y en los propios Caprichos, nos encontramos a un Goya que critica a la mujer por su volubilidad.
El tema era ya un tópico en la época que hablaba del sexo femenino como algo inconstante y, a menudo, guiado por intereses que no serían excesivamente luminosos.
Sería una reflexión sobre la coquetería femenina como productora (o al menos animadora) de nuevos vicios, como los que a menudo comete el clero
En otras ocasiones, es probable que existe un trasfondo político
Normalmente este capricho titulado No escaparás se interpreta tanto como una crítica a la mujer que busca obtener beneficios de sus encantos (Nunca se escapa la que se quiere dejar coger; manuscrito del Museo del Prado) como una crítica a Godoy (representado por el pájaro superior al que rodea su corte), sus amoríos extramaritales (Manuscrito de Ayala: La Duten perseguida por Godoy. Duro y llore)
Siguiendo esta línea pero, muy seguramente, con una lectura mucho más personal y biográfica se encuentra el famoso Volaverunt en donde una mujer con alas de mariposa (emblema de la insconstancia) vuela sobre unos demonios.
Las anotaciones de Goya Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Tres toreros levantan de cascos a la Duquesa de Alba, que pierde al fin la chaveta por su veleidad) nos ponen en contacto este capricho con su vida personal, los amoríos con la de Alba y su posterior decepción (Hay que recordar que los primeros Caprichos se inician con el Álbum de Sanlúcar que Goya realiza en compañía de la Diquesa en Coto de Doñana, momento de su terrible enfermedad que le llevará a las puertas de la muerte y le volverá sordo)
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