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domingo, 5 de mayo de 2019

MALEVICH Y EL SUPREMATISMO


Cuando, en el año 1913, inmerso en mi desalentadora pretensión de liberar al arte del lastre de lo objetivo, busqué la evasión en la forma del cuadrado y colgué en una exposición un lienzo en el cual sólo se veía representado un cuadrado negro sobre fondo blanco, la crítica, y con ella la sociedad, suspiraron desasosegadas: 'Todo aquello que siempre hemos amado se ha perdido: estamos en un desierto... ¡tenemos ante nosotros un cuadrado negro sobre fondo blanco!
Una de las corrientes más radicales de la abstracción del siglo XX será el Suprematismo de Malevich.
Educado primero en el impresionismo y más tarde en el cubismo y el futurismo, estuvo en conexión tanto con el rayonismo como el constructivismo.
Como los anteriores, se trata de un movimiento que va más allá de las puras fórmulas estéticas e incluso espirituales (como Mondrian o Kandinsky) de otras abstracciones, siendo (aunque parezca lo contrario) en una pintura esencialmente revolucionaria (el pintor participó activamente en los comités revolucionarios y fue un profesor destacado hasta que primero la NEP y más tarde Stalin terminarán por destruirlo, tanto espiritual como artísticamente).

En ella las formas geométricas realizan complejas operaciones de composición sobre el plano, eliminando cualquier intento de representación del espacio para convertirse en un plano libre en donde estas geometrías (puras, en donde la línea es sometida a los planos, como ocurre también con el color) establecen sutiles correspondencias (lo que el propio autor llama la supremacía de la sensibilidad pura)

Estas relaciones son fundamentalmente inestables, proponiendo al espectador, tan sólo, la ilusión de equilibrio. Un equilibrio momentáneo que puede producir en él la necesidad de imaginar nuevas formas.

Cumpliría así el deseo del artista (Lo permanente es el movimiento activo) y le pondría en el camino de transformación espiritual en donde lo objetivo sólo es un paso hacia otras realidades que le aproximarían al estado final: el reconocimiento de la Unidad en todo.

Como puede verse, todo su arte tiene una fuerte carga oriental que, a la postre, se podría entender como un grado superior de la profunda revolución que se estaba cocinando en Rusia, y lentamente fue transformando sus formas múltiples en realidades únicas en donde fondo y forma se comportan como el yinyang oriental, una lucha de contrarios que daría paso a una nueva síntesis.


 Son los tiempos del famoso cuadrado negro sobre fondo blanco que el propio autor colocó sobre una puerta, colocado 45 grados, recordando a los iconos tradicionales del mundo ortodoxo. Un lugar en donde lo material y lo divino contactan en una superficie, invitándonos a entrar (o a dejar salir) las potencias que se muestran ocultan en nuestra pura realidad.

Tal vez esa unión (la unión definitiva de contrarios entre mundo y espíritu) pueda ser su obra definitiva: Cuadrado Blanco sobre fondo blanco en donde sólo unas finísimas líneas separan fondo y forma, sumergiéndose el cuadrado en el magma primitivo (por lo demás girado, como si hubieran desaparecido las líneas básicas, para la mente humana, de verticalidad y horizontalidad, y todo comenzara a girar en torno suyo, como el vórtice definitivo)
La belleza de la velocidad es eterna, diría entonces, como si al fin pudiera haber reunido en un sólo instante a Einstein y la mística más radical por medio de la ruptura de todo ilusionismo (el de la perspectiva, el claroscuro, el color o la propia composición)


































                                           Tomado de wikipedia

1 comentario:

  1. Un articulo muy interesante sobre los argumentos y el análisis personal de Malevich fundamentando lo que él denomino Suprematismo.

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