La obra de esta fotógrafa y cineasta es rica en sugestiones (muchas de ellas paradójicas entre sí) que continuamente nos perturban.
En ellas la fotógrafa juega con múltiples referentes, desde la ropa de época (que tienen algo de fetichismo pero también de denuncia) a las sugerencias sexuales que, en muchas ocasiones, se encuentran rozando (o desbordando claramente) el sadismo (en este caso masoquismo, pues ella es la propia modelo de sus fotos)
Nos crea así una fuerte tensión de atracción/repulsa que enfrenta a nuestros instintos contra nuestras moralidades, placer versus dolor. y el ofrecimiento y la pasión contra el control y la agresión
Muchas veces, incluso, utiliza su piel de gran sensibilidad (en la que cualquier objeto deja marcas) para profundizar en todas estas paradojas, y hablar de formas de control (como la arca del corsé) o de autoagresión.
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Es un rico universo de miles de matices (que en muchas ocasiones dependerán de la sensibilidad o experiencias del espectador) que sobrepasan las dicotomías bueno/malo para internarse en nuestros meandros más oscuros, hablando de género, amor, dolor, violencias, pasión, sexo, agresión, roles, sumisión, trasgresión...
Un complejo y apasionado recorrido en donde la ropa de época (tan habitual en sus películas) da un toque mayor de sofisticación ¿o será tradición? ¿o tal vez fectichismo? ¿o quizás crítica ante el papel tradicional de la mujer?
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