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jueves, 15 de febrero de 2024

EL VICOLO DEL DIVINO AMORE. EL SECRETO DE CARAVAGGIO

Después de vivir cuatro años en el palacio de su descubridor, el Cardenal del Monte, en el Palacio Madamma , tras un breve paso por las terribles cárceles de Tor di Nona, Caravaggio tuvo al final un casa propia (alquilada) en el llamado vicolo del Santo Cecilia e Biagio (ahora el vicolo del Divino Amore).

Dos pisos, un sótano y una terraza que daba a la parte trasera de un Patio ajardinado con pozo propio.

Era una casa cara (40 escudos, casi el doble del barrio) al ser nueva de la que su casera, Prudenzia Bruni, consiguió echarlo por orden judicial por la deuda de seis meses de alquiler atrasado y daños importantes en el techo.



















 


Entre estos daños nos importa especialmente una pequeña abierta por el pintor en la parte superior, casi rozando el techo. Sin ella su obra habría sido muy distinta por no podría haber seguido evolucionando sus rayos que entran desde la zona superior y atraviesan en diagonal el cuadro hasta impactar sobre personas y cosas


















Flanqueada a un lado por los vastos muros del Palacio Farnese, donde vivió el embajador ante el Gran Duque de Toscana, y que se abre a la pequeña Piazza Firenze. Aquí Caravaggio vivió con muy pocas comodidades. No tenía casi nada de valor y un inventario de sus posesiones sugiere una vida desordenada, reducida a lo esencial. Había una extraña variedad de cubiertos y vajilla, con sólo dos platos, pero varios vasos, un frasco de paja y una jarra de agua, elementos que recuerdan las humildes naturalezas muertas de la “Huida a Egipto” y la “Cena de Emaús”. Sus muebles eran viejos y desgastados: taburetes, una cómoda vieja, dos sillas viejas de paja y un cepillo pequeño. aunque también tenía una cama más lujosa decorada con dos columnas, y una cama plegable para sirviente. Había poca ropa y ésta estaba rota...y una colección aleatoria de elementos que pueden haber sido utilizados como accesorios: una daga, un par de aretes, un cinturón viejo y una aldaba. Algunos de los objetos son más personales, como armas de duelo y un estuche de ébano que contiene un cuchillo, una guitarra y un violín. Parece probable que Caravaggio tocara la guitarra, que, a diferencia del violín, no aparece en ninguno de sus cuadros. También hay doce libros, tentadoramente sin título, y en el estudio materiales de pintura, espejos y varios lienzos imprimados”.

HELEN LANGDON, Caravaggio: una vida



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