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Hércules
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Eva
Unido a estos motivos se encuentra la religión, como es tradicional en España, que es representada por la imagen del Papa rodeado de prelados (obispos) en el arco de la zona superior.
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La famosa rana
La organización de esta decoración se somete a una férrea estructura simétrica en torno a un eje axial central en donde se encuentran los motivos más significativos (Iglesia en el cuerpo alto con el Papa y sus símbolos de la tiara pontificia, llaves y cátedra; escudo Reyes Católicos con el Toisón de Oro y retrato doble de los Reyes Católicos con el bastón de mando).
Por otra parte, se observa una escala de ornamentacióncuidadosamente graduada, con un relieve que se remarca en altura, pasando de un bajo relieve en el cuerpo más cercano a otro más alto y abultado en el superior. Se trata de una forma de hacer que tiene en cuenta al espectador y su progresiva distancia a la parte vista que crecerá en bulto y escala cuanto más alta se encuentre. En tercer lugar, la decoración se extiende por toda la fachada (horror vacui) generando una sensación de riqueza. De esta manera, se da una mayor importancia al conjunto que al detalle, creando un verdadero tapiz ornamental.
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En toda la fachada se observa un fuerte contraste entre las líneas rectas (pilastras, entablamentos, escudos) que tienen como misión organizar de forma racional todo el conjunto y hacer más fácil su lectura, y las curvas de arcos y grutescos que dinamizan la obra, generando un constante movimiento frenado por sus propios límites y consiguiendo, a la postre, un feliz resultado en donde razón y sentimiento se armonizan y estabilizan.
Comentario.
Nos encontramos ante una obra típicamente plateresca como puede observarse en el citado horror vacui, la presencia de motivos renacentistas mezclados con otros de origen gótico, la escasa importancia de la organización armónica que no respeta el intercolumnio...
Tal estilo demuestra de forma palpable el carácter problemático de nuestro Renacimiento. Esto se debe, en gran parte, al hecho de ser este estilo, en lo que se refiere a España, un movimiento artístico importado, siéndolo además de una manera parcial y sin una lógica cronológica.
Como ya es conocido, lo renacentista entra en España de una forma tardía y fragmentaria. Su primer conocimiento deriva de los libros de arquitectura y decoración, lo cual hace que, aun sin comprender las verdaderas bases filosóficas del estilo, las obras como ésta que analizamos se llenen de motivos clásicos, como el de los grutescos, cuyo origen estaba en los descubrimientos arqueológicos efectuados en las grutas de Esquilino (Domus Aúrea), restos del gran palacio que había hecho edificar Nerón tras el incendio de Roma.
De esta forma, del Renacimiento italiano se conoce lo ornamental, dándonos un aspecto de clasicismo que, si nos detenemos un poco en la observación, rápidamente comprendemos que es falso, como a continuación veremos.
Por una parte, la fachada no es más que eso, una pura pantalla sin ningún tipo de intervención arquitectónica. Para nada anuncia al espectador la estructura interna del edificio, sino, por el contrario, intenta enmascararla, ocultarla bajo un puro efecto decorativo.
Por otra, aunque los motivos sean de origen clásico, su organización no lo es. En su génesis, más que lo renaciente, se encuentran los modos góticos que habían proliferado a finales de siglo en relación con el flamígero. Dentro de ese estilo ya se había formulado la idea de fachada telón que no era otra cosa que sacar al exterior, realizándolos en piedra, los retablos que adornaban las cabeceras de los templos góticos. Así sucedía en algunos edificios de Valladolid como San Gregorio y San Pablo .
Desde estos ejemplos, el único cambio realizado lo sería en lo ornamental, sustituyendo los motivos góticos de las fachadas citadas por otros de origen clásico, aunque organizándolos de la misma manera y con idéntico horror vacui tan típico del periodo flamígero.
Por otra parte, y en relación con esto último, hay que subrayar que lo puramente renacentista utiliza como decoración los propios elementos estructurales, como ocurría con un monumento rigurosamente coetáneo al que estudiamos, el templete de San Pietro in Montorio de Bramante En él sólo existe lo que es necesario (columnas, entablamentos, cúpula...), reservándose la decoración para lugares muy concretos como podrían ser las metopas. En la Universidad de Salamanca, por el contrario, loornamental desborda todo y prima sobre lo estructural, que en realidad no existe, pues ni los pilares ni las pilastras sujetan nada y sólo sirven de marco para la exposición de la decoración. (En este sentido, el referente italiano más cercano al caso español sería el renacimiento lombardo, también interesado en lo decorativo y que tanto influirá, entre otras cosas, en las plantas cruciformes rodeadas de patios de los hospitales desde los proyectos de Filarete recogidos para los ejemplos de Toledo, Santiago de Compostela o Granada).
San Pietro in Montorio. Bramante
Por último, es bastante significativo a la hora de comprobar el carácter tan poco ortodoxo de este plateresco la mezcla, en el mismo monumento, de motivos clásicos ya citados con otros de origen gótico (arcos escarzanos, aparición de la crestería...), haciéndonos ver lo que de híbrido tiene este estilo que analizamos en donde los recuerdos medievales aún no han desaparecido y se mezclan con los clásicos en un intento de reformar el lenguaje sin haberlo comprendido del todo, pues, como ocurría a otros niveles, no existía un verdadero ambiente renacentista, sin aquellos humanistas y mecenas que en Italia habían logrado cambiar la forma de ver y hasta de pensar.
Nuestro plateresco es, por todo ello, una solución de compromiso que sólo con las nuevas generaciones de arquitectos, ya directamente formados en Italia (Machuca o Covarrubias), lograrán hacer (tanto en lo ornamental como en las estructuras) verdaderamente clásico. Para ello deberemos de esperar al reinado de Carlos V, pues mientras sean los Reyes Católicos los que ejerzan el mecenazgo, como ocurre en este caso, buscarán ante todo un arte que glorifique la institución de la nueva monarquía, mostrándose bastante eclécticos a la hora de elegir estilos (a la vez que se encarga esta fachada plateresca, la misma reina Isabel le encargará a Gil de Siloé, artista por completo gótico, la decoración medieval de la Cartuja de Miraflores).
Cartuja de Miraflores. Gil de Siloé
Esta fachada es, además, uno de los ejemplos más tempranos del estilo y, por tanto, donde es más clara su filiación a la mentalidad gótica. Años más tarde, el plateresco irá purificando sus líneas y reduciendo su decoración a lugares concretos (portadas, marcos de ventanas...) como se puede observar en la obra de Gil de Hontañón (Fachada de la Universidad de Alcalá de Henares). De esta evolución hacia una mayor sobriedad se pasará al llamado purismo de tiempos del emperador, citado anteriormente.
Fantástico el comentario. Me ha ayudado mucho a entender el renacimiento español. Este blog va a favoritos. Gracias
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Mari Carmen
EliminarEstoy con las oposiciones a geografía e historia y tu blog me está ayudando mucho a entender el arte. Mil gracias por esta currada de blog, es de lo mejorcito que te puedes encontrar por la web.
ResponderEliminarUn saludo. Edu
Muchas gracias y mucha suerte
EliminarGracias, que la verdad que toda suerte es bien recibida... Este año voy a probar suerte en el continente africano(Ceuta) a ver si me sonríe la dios fortuna...
EliminarMe ha servido mucho para mis comentarios como ejemplo para el mío.Sigue asi!
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