En el sureste de la isla de Sicilia, entre Fiumefreddo y su Marina, el viajero esforzado puede encontrarse con una sorpresa-decepción cinéfila.
Se trata del Palazzo degli Schiavi, un palacio del barroco rural del siglo XVII, una de las residencias palaciegas y decadentes que Coppola utilizó para el Padrino (en ella suceden varias escenas de la primera y segunda parte, especialmente la muerte del último gran Don, Michel Corleone).
Y digo (también) decepción, pues el palacio (contiguo a la carretera) está cerrado a cal y canto y sólo puede verse lo que he podido fotografiar.
Lo que si se puede ver con un buen zoom son los schiavi (los esclavos) que vigilan desde la torre.
Eso y una playa magnífica a pocos kilómetros, casi virgen, y con unos pequeños restaurantes en donde comí los mejores spaguetti frutti di mare de mi vida
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