Planteado como pabellón para la Exposición Nacional de la Minería de 1883, es un ser híbrido entre casticismo y modernidad.
Construido por Velázquez Bosco, su exterior tiene una clara vocación clasicista y monumental, con una planta rectangular de torres esquineras cubiertas con mansardas y pórticos centrales de grandes columnatas.
Un típico ejemplo de arquitectura historicista volcada hacia lo neorrenacentista a la que se añade el toque castizo del ladrillo y su policromía y los medallones y placas cerámicas, que le dan un aire sevillano en pleno Retiro.
Sin embargo, en su interior, el estilo cambia bruscamente, y se acerca de forma sorprendente a la arquitectura del hierro y cristal (acercándose al cercano Palacio de Cristal).
Tanto los soportes como las bóvedas metálicas permiten un espacio extraordinariamente diáfano que caracteriza estas construcciones, haciéndonos olvidar su exterior y hablándonos de este espíritu ecléctico que distingue entre funciones (conmemorativa e ideológica al exterior; pragmática y expositiva en el interior) a la hora de elegir los distintos estilos utilizados.
En la actualidad forma parte del Reina Sofía, dedicándose a exposiciones de arte contemporáneo
Para saber más
http://artedemadrid.wordpress.com/2010/08/12/palacio-de-velazquez/
La verdad es que la Plaza de España, de Sevilla, tiene gran semejanza con este palacio. El uso intensivo del ladrillo y la cerámica, e incluso la disposición de los medallones es muy similar. E incluso el interior en hierro y cristal es prácticamente idéntico al usado por Aníbal González en la Estación de Córdoba.
ResponderEliminarPor las fechas, me imagino que don Aníbal se inspiró, casi veinte años después, en este estilo que llegó a ser tan apreciado en el sur.
Saludos.
Esta primavera, cuando vuelva a Sevilla, fotografiaré con cuidado la Plaza de España y empezaremos a comparar
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