Igual que los lamassu mesopotámicos asirios, las esfinges eran figuras híbridas (cuerpo de león y cabeza de mujer), normalmente recostadas, con carácter apotropaico (defensoras mágicas capaces, por medio de la magia, de impedir la entrada en recintos sagrados de personas no deseables), por lo que aparecían en largas hileras afrontadas en el dromos o avenidas de las esfinges que precedía al templo.
Especialmente conocida es la Gran esfinge de Gizeh que se encuentra junto a las Pirámides, realizada sobre la propia roca y sumamente afectada por la erosión de las arenas del desierto y la contaminación del Cairo.
Se supone que representaba al faraón Kefrén y tuvo culto (y varios templos propios) durante toda la civilización egipcia que ya tuvo que irla restaurando a lo largo del tiempo.
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