Hoy justamente hace 20 años, tres meses y doce días de la primera sentencia que dejó sin móvil a una persona adulta por espacio de seis meses tras haber producido varios accidentes de tráfico por su mal uso mientras conducía.
Se llamaba Solsona, el segundo y malo, y todavía se recuerda el escándalo que se produjo en las tertulias de la televisión de la época. Aquella, queridos niños, que entraba en las casas por un palo en el techo al que llamaban antena, y era gratuita.
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