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martes, 9 de noviembre de 2021

¡CUIDADO, ARTE GRIEGO! EL VERDADERO ROSTRO DE LO CLÁSICO

 ARTE GRIEGO

A menudo nos ocurre que, cuando estudiamos arte clásico, y en especial, arte griego, solemos cometer graves problemas de apreciación pues, como decía Benevolo, miramos el arte clásico con ojos y pensamiento moderno. Pongamos algunos ejemplos.

 

Discóbolo. Mirón

 

El espíritu clásico de la belleza suele ser un tópico en el estudio del arte griego, cuando realmente sólo podríamos hablar de él en la época severa (en su búsqueda de eliminar los rasgos arcaicos) y en el periodo clásico, el famoso de Pericles.

A partir del IV, sin embargo, este modelo de belleza basado en cálculos geométricos y aritméticos cede a favor de una mayor expresión, ya sea de fuerza y tensión (Scopas) como de una belleza amanerada, tan exquisitamente idealizada que rompe el canon, busca posturas elegantes pero inestables, de Praxíteles.

Luego, a partir del llamado helenismo de III, la tensión, el desgarro emocional, la fealdad incluso es la característica fundamental, y sólo el arte más clasicista (neoaticismo de Venus de Miloel hermafrodita) intenta una cierta tranquilidad aunque llena de trampas en proporción, motivos…

Mirad estas fotos y podréis comprobar que todo el arte griego ni fue bello ni tendió a la idealización.

Metopa arcaica


 

 

Lisipo. Hércules Farnesio (Periodo postclásico, siglo IV a C)

 

 Si esto pasa en la belleza de la escultura, aún resulta más problemático entender verdaderamente lo que pudo significar la arquitectura para los griegos. En primer lugar, y tal vez cegados por los tópicos de la Acrópolis, pensamos en una arquitectura monumental y extremadamente calculada. Pero ésta sólo fue la pública, mientras las casas privadas eran pequeñas y poco acogedoras. Incluso la idea del urbanismo griego que luego retomarían los romanos, es en realidad un invento de Hipódamos de Mileto en el siglo III, mientras la famosa Atenas de Pericles del V tenía, fuera de la Acrópolis y el foro, unas calles estrechas, sombrías, mal planificadas, con casas de materiales pobres y sin ningún tipo de ambición estética.

 

También en la arquitectura deberíamos tener en cuenta dos características propias. Por una parte ahora encontramos ruinas o, en el mejor de los casos, restauraciones más o menos afortunadas. Así, ver un templo sin techo o las columnas a la altura del pecho, difícilmente nos podemos hacer una idea del espacio arquitectónico griego, muy poco interesado en los interiores, por lo demás bastante oscuros y con escasa diafanidad.

 

 

Posible reconstrucción interior del Partenon con la estatua de Fidias de Atenea Partenos

Tomado de http://lamontalbana.blogspot.com/2007_06_01_archive.html

 

 

Por otra parte, y muy importante, sería el color. Nuestra memoria colectiva identifica el arte clásico con el mármol blanco, sin añadidos, tanto en arquitectura como en escultura. Sin embargo, esto es una invención del Renacimiento, pues de sobra conocemos que los templos y esculturas griegas estaban policromados, habitualmente en fuertes tonos…

Tomado de desvan-cultura.blogspot.com.es


Con solo pensarlo nos rompe por completo la idea de belleza clásica, ¿no es cierto? Pero es que esta belleza nunca existió realmente hasta el siglo XV y XVI en donde se decidió que la escultura clásica era monócroma (Donatello, Miguel Ángel…).

Fijaros en los originales (su propuestas de restauración) y lo que ahora conservamos y vosotros mismos os daréis cuenta de todo lo que puede cambiar el llamado arte clásico

 

 

Tomado de http://terraeantiqvae.blogia.com/2007/013101-el-museo-nacional-de-arqueologia-de-atenas-presenta-a-partir-de-hoy-una-exposici.php

 

 

Reconstrucción de Atenea Lennia de Fidias

Tomado de http://terraeantiqvae.blogia.

 

 

Como puede verse en estos pequeños ejemplos (habría muchos más y los podéis encontrar aquí ), lo que nosotros entendemos en la actualidad por arte clásico y lo que fue verdaderamente, dista bastante, pues en el fondo el arte clásico constituye para occidente más un mito que una realidad, algo conocido más por descripciones y copias (pensad que casi el 80% de la escultura griega es en el fondo una copia romana, a menudo de una calidad muy inferior a la que debió tener en su origen). Esto llega a crear múltiples variantes de las mismas obras griegas, según la copia romana elegida. En ese sentido es especialmente conocido el Diadúmeno que conserva el Prado que, por un error de restauración tiene la mano mal colocada

 

 

Diadúmeno como atleta que levanta los brazos para ajustarse la cinta del pelo (probablemente el más parecido al original)

 Tomado de

http://upload.wikimedia.org

 

 

Diadúmeno del Prado. Mira qué ocurre con su brazo izquierdo

Tomado de yoandynombrar.blogspot.com.

 

 

Nos movemos, por tanto, en un terreno resbaladizo, con el que tenemos que tener cuidado y, si podemos, distinguir el arte clásico real al que imaginaron (e incluso en numerosas ocasiones reinventaron) los renacentistas y neoclasicistas, que es el fondo la idea que tenemos nosotros en la actualidad.

La pregunta que se extrae de todo esto es clara. ¿Cómo es el arte griego, como nos han contado siempre y hemos visto en los museos o como era en el tiempo de los propios griegos?

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