Si la Puerta de Alcalá aún se movía en la ideología del barroco (cortesano y poco a poco depurado de los excesos decorativos), ésta de Toledo marca claramente el estilo neoclásico en donde la geometría, la recta, la valoración del espacio vacío o el rigor compositivo son sus normas generales.
Diseñada por Antonio Aguado en el primer tercio del XIX, fue erigida en honor a Fernando VII, como un arco triunfal para celebrar el retorno del Deseado.
Consta de tres vanos, los laterales adintelados y el central con medio punto frente a los cinco de la de Alcalá. Si a esto le añadimos un segundo cuerpo mucho más desarrollado que su precedente, su composición general tiende al cuadrado frente al rectángulo anterior.
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En su alzado vemos predominar las superficies planas que huyen de la decoración, como puede verse en el segundo piso de las laterales en donde la alternancia de material es el único motivo ornamental.
De la misma manera se están eliminando columnas, dejando unas pilastras en los laterales y columnas lateral con retropilastra en el vano central que crean una línea de cornisa mucho menos quebrada que en la Puerta de Alcalá.
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El ático superior se inicia con una larga y sobresaliente cornisa que lo aísla del inferior por medio de una clara zona de sombra (al contrario de la Puerta de Alcalá, en donde las alturas se unifican ) y crea una clara forma triangular
Sobre ella aparecen, sobre una especie de peana, los triunfos militares en las laterales y en la central un grupo escultórico diseñado por José Ginés y realizado por Salvatierra
En ella se sitúa la figura femenina que representa a España que coloca su escudo sobre ambos hemisferios (como ya diría la Constitución de 1812). Las dos matronas de los extremos representan (izquierda) a las Provincias y (derecha) a las Artes
El conjunto conmemorativo se completa con la tradicional inscripción (la única que perdura) en donde queda la fecha de inauguración
A Fernando VII, el Deseado, padre de la Patria, restituido a sus pueblos, exterminada las usurpación francesa,