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miércoles, 13 de mayo de 2015

LA INTERNACIONAL SITUACIONISTA y GUY DEBORD


En torno a los años 50 surge un movimiento, la Internacional Situacionista, en torno a la figura de Guy Debord.
Como su propio líder, el movimiento (con especial repercusión en Francia y Bélgica) se nutre de numerosas fuentes tanto políticas (la Escuela de Frankfurt) como artísticas (el surrealismo, la idea del Flaneur de Benjamin) que terminarán por fragmentar en mil pedazos el grupo, según se decanten hacia uno u otro lado.
Situado en las posiciones críticas de una izquierda que busca desmarcarse de los modelos soviéticos a la vez que critica el capitalismo triunfante al modo estadounidense que se está imponiendo en la Europa Occidental. Una forma de capitalismo evolucionado que Debord llamará la sociedad del espectáculo, en donde la mercancía ha tomado el control sobre el hombre y se ha convertido en espectáculo (que es la representación del capital en su máxima expresión). 

Es la nueva sociedad de ocio dominada por los medios de comunicación que libera tiempo de trabajo para convertir al proletariado en espectadores-consumidores, una nueva alienación más allá de la puramente marxista (cuanto más contempla, menos vive; cuanto más acepta reconocerse en las imágenes dominantes, menos comprende su propia existencia (...) Sus propios gestos dejan de ser suyos para convertirse en los gestos de otro que los representa para él).
Es la nueva pobreza (espiritual) en el mismo corazón de la abundancia (material)

Se produce así un claro "desplazamiento del tener al parecer", un "imperio de lo falso" que está anunciando los primeros síntomas de lo que luego se llamará posmodernidad, en donde la realidad percibida sólo es un espectáculo generado por los medios de comunicación (El espectáculo no es un conjunto de imágenes sino una relación entre personas mediatizadas por las imágenes ), los valores se vuelven inestables (lo verdadero es un momento de lo falso).

Desde una perspectiva marxista típica de la época que da tanta importancia a la estructura como a la superestructura (como realizará también Benjamin o Gramsci), analiza la historia, el arte o el urbanismo como formas de control de la población que se han espectacularizado (y por ende, banalizado) para beneficio de lal capitalismo avanzado que nos vende una pseudo-felicidad que sólo sirve para su propio interés.

Ante todo ello, Guy Debord y el situacionismo pretenden romper con todas estas nuevas alienaciones por medio del sentido crítico pero también lúdico que nos deje observar el espectáculo y todas sus falsedades.
Estas nuevas formas de comprender retoman ciertas formas dadá y surrealistas (junto al flanuer de Benjamin), como la famosa deriva que pronto analizaremos, en donde la ciudad se analiza de una forma inédita.

Es una nueva intentona (tan constante en la vanguardia) de unir arte y vida más allá de los museos, en donde el propio individuo reconstruye la realidad a través de sus propias experiencias, un arte ampliado como el pretendía Beuys, los nuevos artes procesuales (body art, land art), los happening ... hasta llegar a algunas realizaciones posmodernas (arte político).
El gran happening que surgió de toda esta teoría sería el famoso Mayo del 68, una revolución tan política como poética que pretendía, por medio dela acción, cambiar las estructuras económicas pero también toda la visión ideológica.




















Un buen libro para comprenderlos

1 comentario:

  1. El capitalismo-espectáculo impera, es lo que se fomenta. Se apodera de todos los ámbitos del conocimiento, es particularmente evidente en el arte. Puedo hablar de arquitectura donde aistimos a la sustitución de su función social o cultural por una imaginería al servicio del poder. Ya no importa que un edificio esté bien construido o que cumpla su función de dar un cobijo digno al hombre, lo que importa es la fotografía del día de la inauguración, la foto del arquitecto de campañillas y del promotor (público o privado) que ha puesto los dineros y ve complacida su vanidad, la de él y la del arquitecto.
    La cultura ha pasado de manos de los intelectuales y de los artistas a manos de unos gestores "culturales", modernos, muy modernos, finos, muy finos; que entre risitas y discursos políticamente correctos nos cuelan propuestas adocenadas y alineantes. El espectáculo no cesa, las candilejas y la vanidad son mercaderías de intercambio. Auguro largos años de miseria cultural y artística y me temo que Guy Debord y su Internacional Situacionista serán engullidos por el capitalismo sea éste capitalismo-espectáculo o sea el capitalismo tracidional, conocemos demasiados casos de "engullimiento" producidos a lo largo de los últimos cien años.
    Salud

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