Tan poco conocido como magnífico en su pintura, este autor nació en Játiva, trabajó en el taller de Jacinto Jerónimo de Espinosa, fue maestro en Valencia y emigró a Nápoles.
Es muy probable que fuera protegido por Ribera (compatriota y testigo de su boda) del que tomará muchas características, maneras y estilemas.
Por una parte, muy evidente, su fuerte tenebrismo (que él combina con el idealismo de la segunda etapa del maestro en los ángeles superiores o la Virgen y el Niño, iluminados por una luz más real y cálida).
Frente a ella hay otra algo tremendamente peculiar. Unos tonos cenicientos que aparecerán en otras obras suyas
Hay también una forma de componer poco convencional, haciéndola girar en torno a una gran centro vacío (en donde un minúsculo ángel se insinúa), así como miradas (como la de la propia Virgen) que nos empuja a algo que está mucho más allá del cuadro, o personajes ajenos a todo que nos observan.
Todos estos rasgos nos hablan de un pintor que va más allá que su propio maestro con escasa obra conocida, pues tal moriría joven en la peste del 56































