Aquellas praderas azules. EL DESCUBRIMIENTO DEL HIELO
DALE AL PLAY, SIMPLEMENTE .
¡Era aquello! ¡Ese era el misterio!
Un lugar de hielo en medio del fuego.
Ese ignoto país que hacía años que anhelabas (¿verdad, Mayca?) y daba tanto miedo...
Te acercaste a él con la respiración entrecortada y un peso enorme en el estómago, pues en tu mente se unían mil noes entrecruzados, el primero de ellos el que podría decir Sabrina, el último dentro de tu propia alma que hablaba de ¡pecado! aunque ya hiciera años que no creyeras en ello.
Era algo viscoso que te subía por el pecho.
Un dolor oscuro que cuanto más grande se hacía más empujaba tus dedos que avanzaban como animales ciegos, mientras tú te morías, aterrorizado por el calor que ibas encontrando y
Tú sólo podías pensar que entrabas en un lugar prohibido
En tu interior se mezclaban el ansia y el miedo, un respeto ante las cosas sagradas que te impedía abrir los ojos, y te enterradas entonces en el rincón oscuro de su cuello para sentir su aroma de lavanda, su aliento cada vez más ardiente mientras tú
No sabías de dónde habías sacado las fuerzas ni las formas, pero igual que un cofre, el mundo se abrió de repente para que entrarás en él, y notaste en la yema de tus dedos el calor sin término del hielo, igual que el coronel Aureliano Buendia aún siendo un niño, ¿verdad?
¿No es cierto, cariño mío, que entonces nuestro abrazo se hizo más fuerte?, pues nos habíamos convertido de repente en dos náufragos sin ruido, devorados por una tormenta desconocida que sólo nosotros habíamos producido
Dios santo. Olas enormes os empaparon por dentro, como si fuera pecado el haber encontrado juntos este misterio de miel que os alzaba hasta el cielo, dementes.
Eso y querer llorar sin medida mientras un calor lento, terriblemente encendido, os incendiaba por entero como si aquello fuera un inacabable atardecer de fuego que (imaginabais) os haría relumbrar en aquel rincón del Penta en donde descubristeis cuanto quema el hielo encerrado en las entrañas de vuestros cuerpos,
Ya sabes las burradas que te decías, las mismas que se decían en el grupo de amigotes. Pura adolescencia de hormonas desatadas y la visión de alguna película porno en la casa de algún amigo con padres de viaje.
Madre mía. Como podía ser lo mismo aquellas escenas ante la piel de melocotones de ella, sus suspiros pequeños, la terrible timidez de sus ojos entrecerrados y arreboladas las mejillas.
Era otra cosa muy distinta.
Era...
¿A ella le gustaría?
¿Realmente era así o solo el total ofrecimiento del amor?
No se podía hablar más que con metáforas, bajo el manto de los sobreentendidos que oscurecían mucho más de lo que aclaraban.
¿Verdad, mi vida?
¿Verdad que todas nuestras praderas tuvieron mucho de esto pero nunca lo pusimos en palabras?
A veces lo pienso, no creas, y también te pienso a ti pensando en esto sin llegar a ninguna conclusión pues ¿Cómo podíamos saber nada de esto su estábamos temblando, y sobre todo era miedo, en este viaje entre deseos, tabúes, falsas informaciones y silencios compartidos? Qué complicada es siempre la adolescencia.
que hermosa descripción de lo que acontece en una etapa de la vida en que creemos saberlo todo de la vida y vamos por ese todo...aunque luego en la adultez nos preguntemos si en verdad aquello no era lo verdaderamente "mas honesto"...me ha gustado mucho su relato. saludos!
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que hermosa descripción de lo que acontece en una etapa de la vida en que creemos saberlo todo de la vida y vamos por ese todo...aunque luego en la adultez nos preguntemos si en verdad aquello no era lo verdaderamente "mas honesto"...me ha gustado mucho su relato. saludos!
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