Hace unos días analizábamos la obra madura del Piombo en su periodo maduro, profundamente influida por Miguel Ángel y la gran maniera (Flagelación de San Pietro in Montorio).
Hoy retrocedemos a sus primeros meses en Roma, cuando llegó a la ciudad llamado por el banquero Chigi, el gran banquero del papa Julio II que se convertiría en uno de los grandes mecenas romanos (Farnesina, capilla Chigi en Santa María del Popolo en donde también intervendrá el pintor)
Gracias a su mecenazgo, Sebastiano conocerá de primera mano la pintura de Rafael que fundirá con su herencia veneciana (Giorgione y el primer Tiziano).
Creará así una obra que recoge las posturas elegantes del de Urbino (así como el gusto por una arquitectura clásica de gran empaque), mezclándolas con el color y la pincelada veneciana con la que construye un magnífico paisaje y dota de riqueza cromática a vestiduras y objetos (¡que lejos de la sobridad monumental, escasamente coloreada de su Flagelación!).
Curiosamente se ha hablado que el propio Rafael tomará muchas de sus sugerencias venecianas (como las que vimos aquí) de Sebastiano y esta primera etapa, antes de convertirse en enemigos.