Páginas

domingo, 30 de julio de 2023

A los malos jefes... Ahora sí que eres dios

            Y al principio nosotros, simples mortales, no nos dimos cuenta, e incluso te criticamos. Pensamos, ¡qué simpleza la nuestra de seres tan pequeños!, que decías lo mismo una reunión y la del día siguiente por el simple placer de dejarnos sin el rato mínimo del recreo, por pura maldad de sentir que eras lo suficiente importante como para dirigir nuestras vidas y dejarnos sin tomar café. ¡Perdónanos, oh, dios supremo! Perdona la cortedad de nuestras miras; somos tan mínimos frente a tu augusta presencia...

            Pero ya lo hemos entendido, aunque, claro, nos ha costado. Hemos necesitado mucho tiempo, muchas noches sin dormir, para comprender, primero, que Tú lo hacías por nuestro bien. Como Pedagogo Insigne Nunca Suficientemente Ponderado hacías esto para explicarnos un gran concepto, imbricándolo de tal manera en nuestra vida que no lo olvidáramos jamás. Tú querías que supiéramos, que de veras entendiéramos las famosas parábolas de Einstein, y nos demostrabas, nos hacías vivir con ausencia de cafeína, la idea tan abstracta del tiempo detenido, pues verdaderamente tu Colegio hace ya tiempo que se convirtió en un verdadero agujero negro que absorbe todo lo que se encuentra en su entorno, sobre todo si tiene forma, color y sabor a euro. ¡Gracias, Bienaventurado director; tu cada vez acuciante falta de pelo no es más que, ahora lo sabemos, un exceso de materia gris que impide el libre funcionamiento de los funículos pilosos!

             Eso fue lo que entendimos, aunque no lo era todo, claro; no podía serlo, y aún necesitamos mucho más tiempo para vislumbrar la verdad verdadera que ocultaban tus actos tiernos. Al principio incluso de saberlo ni siquiera nos atrevimos a creerlo. Era tan grande y nosotros tan indefensos... Pero la evidencia terminó por imponerse, y la verdad siempre al fin aflora aunque sea tan enorme como ésta. ¡Oh, de veras que se nos acaban las palabras para hacerte loas, Gran Maestro Que A Veces Juegas (Lo Intentas) Al Baloncesto!

            Tú no hacías sólo esto para demostrar por fin empíricamente a Einstein. No tan sólo. Lo hacías para que nosotros supiéramos de tu verdadera esencia, aunque de una forma tan tímida, de tal elegante manera, que nosotros tardamos tanto en vislumbrarlo. Acaso es que no nos quisieras asustar, o tal vez es que es esa la manera tierna que tienen los propios de su especie de mostrarse a la mortalidad abyecta de sus trabajadores. En realidad da lo mismo, pues lo importante eres Tú, sin circunstancia, pues todas ya las has superado. Tú, verdadero Dios del Tiempo que juegas con él a tu antojo, y lo detienes, lo aceleras o lo repites, igual que un CD avanzado un poco bajito pero de grandes prestaciones. Eres el dios temporero, la divinidad de los minutos, la triada capitolina que convierte el ocio en trabajo, el café en palabras y los sentimientos en odios...

¡Oh, verdaderamente eres el Granjero Supremo que apacienta los rebaños que nosotros, siempre tan ignorantes, llamamos horas! Esas que a tu lado, oyendo tus palabras, se convierten inmediatamente en meses, se dilatan en años y lustros escuchando tus planificaciones siempre fracasadas por la vil práctica, pues no estaban a su altura, eran demasiado buenas tus ideas para tenerlas que confrontar con el mundo real, siempre tan caótico y confuso. El Dios de tiempo pasado y el venidero, el que sabe lo que sucederá aunque luego suceda otra cosa, pues ya se sabe que el mundo, los trabajadores, los puros seres humanos llenos de tantas maldades como la de no querer arrodillarse a tu paso, son putrefactos y asquerosos, puros residuos ante el manantial sin freno de tu inteligencia que lo puede todo... Hasta hacer que el tiempo se pare y se encapsule para luego poderlo liberar, una y otra vez, para deleite de nuestros oídos.

¿Gracias!, te decimos con lágrimas en los ojos, como si en verdad peláramos una cebolla una capa tras otra para encontrar finalmente que en la mano sólo se nos han quedado cáscaras sin importancia.

Te queremos tanto que a veces nos da miedo nuestros propios sentimientos.

Un beso muy fuerte, precioso.

 A los malos jefes... Si alguna vez existieron

jueves, 20 de julio de 2023

(DE OTROS LADOS). Había otras Martinas

 


Cualquiera diría al verte
que los catastrofistas fallaron:
no era el fin del mundo lo que venía,
eras tú.

Te veo venir por el pasillo
como quien camina dos centímetros por encima del aire
pensando que nadie le ve.
Entras en mi casa
-en mi vida-
con las cartas y el ombligo boca arriba,
con los brazos abiertos
como si esta noche
me ofrecieras barra libre de poesía en tu pecho,
con las manos tan llenas de tanto
que me haces sentir que es el mundo el que me toca
y no la chica más guapa del barrio.


Te sientas
y lo primero que haces es avisarme:
No llevo ropa interior
pero a mi piel le viste una armadura.
Te miro
y te contesto:
Me gustan tanto los hoy
como miedo me dan los mañana.

Y yo sonrío
y te beso la espalda
y te empaño los párpados
y tu escudo termina donde terminan las protecciones:
arrugado en el cubo de la basura.
Y tú sonríes
y descubres el hormigueo de mi espalda
y me dices que una vida sin valentía
es un infinito camino de vuelta,
y mi miedo se quita las bragas
y se lanza a bailar con todos los semáforos en rojo.

Beso
uno a uno
todos los segundos que te quedas en mi cama
para tener al reloj de nuestra parte;
hacemos de las despedidas
media vuelta al mundo
para que aunque tardemos
queramos volver;
entras y sales siendo cualquiera
pero por dentro eres la única;
te gusta mi libertad
y a mí me gusta sentirme libre a tu lado;
me gusta tu verdad
y a ti te gusta volverte cierta a mi lado.

Tienes el pelo más bonito del mundo
para colgarme de él hasta el invierno que viene;
gastas unos ojos que hablan mejor que tu boca
y una boca que me mira mejor que tus ojos;
guardas un despertar que alumbra las paredes
antes que la propia luz del sol;
posees una risa capaz de rescatar al país
y la mirada de los que saben soñar con los ojos abiertos.

Y de repente pasa,
sin esperarlo ha pasado.
No te has ido y ya te echo de menos,
te acabo de besar
y mi saliva se multiplica queriendo más,
cruzas la puerta
y ya me relamo los dedos para guardarte,
paseo por Madrid
y te quiero conmigo en cada esquina.

Si la palabra es acción
entonces ven a contarme el amor,
que quiero hacer contigo
todo lo que la poesía aún no ha escrito.






lunes, 17 de julio de 2023

(DE OTROS LADOS). Aquellas praderas azules. Nuestras nueve semanas y media


Dile que la estaré esperando en el lugar de siempre
cansado y no hay escapatoria
al necesitar una mujer tienes que saber
cómo el fuerte se hace débil y el rico se hace pobre
esclavo del amor
Estás corriendo conmigo
no toques el suelo
estamos agitándonos
sin cadenas ni ataduras
el cielo se quema
en un mar de llamas
Aunque tu mundo cambie yo seré el mismo
esclavo del amor
esclavo del amor
no, no puedo escapar
soy un esclavo del amor
La tormenta se rompe o lo parece
somos tan jóvenes para decidir crecer y para soñar
la primavera se da vuelta hacia mí ahora
puedo escucharte reír
puedo verte sonreír.


sábado, 15 de julio de 2023

Aforismo

  

Nunca se tiene realmente el poder hasta que se comienza a mentir.

 

 

Lucas Skaywalker




 A los malos jefes... Si alguna vez existieron


miércoles, 12 de julio de 2023

Ahora es más necesario que nunca. Patricia Highsmith. Carol

 En 1952 Patricia Highsmith escribió Carol, la historia de un amor entre dos mujeres neoyorquinas.

Creo es ahora precisamente el momento de recordarlo no vaya a ser que nos lo censuren de un momento a otro, pues es un libro maravilloso pero cada vez más real (sobre todo en el aspecto de los prejuicios).

Os dejo algunos bellísimos (otros muy duros) fragmentos


Therese apagó la luz. Entonces Carol le deslizó el brazo alrededor del cuello y sus cuerpos se encontraron como si todo estuviera preparado. La felicidad era como una hiedra verde que se extendía por su piel, alargando delicados zarcillos, llevando flores a través de su cuerpo. 

Therese tuvo una visión de una flor blanca, brillando como si la contemplara en la oscuridad o a través del agua. Se preguntó por qué la gente hablaría del cielo. 

- Duérmete -le dijo Carol. 

Therese deseó no dormirse. Pero cuando notó otra vez la mano de Carol en su hombro, supo que se habla dormido. Amanecía. 

Los dedos de Carol se tensaron en su pelo, Carol la besó en los labios y el placer la asaltó otra vez como si fuese una continuación de aquel momento de la noche anterior, en que Carol le había rodeado el cuello. «Te quiero», quería oír Therese otra vez, pero las palabras se borraban con el hormigueante y maravilloso placer que se expandía en oleadas desde los labios de Carol hacia su nuca, sus hombros, que le recorrían súbitamente todo el cuerpo. Sus brazos se cerraban alrededor de Carol y sólo tenía conciencia de Carol, de la mano de Carol que se deslizaba sobre sus costillas, del pelo de Carol rozándole sus pechos desnudos, y luego su cuerpo también parecio desvanecerse en ondas crecientes que saltaban más y más allá, más allá de lo que el pensamiento podía seguir.

(...)

Una vez llegaron a un pueblecito que les gustó y pasaron la noche allí, sin pijama ni cepillo de dientes, sin pasado ni futuro, y la noche se convirtió en otra de aquellas islas en medio del tiempo, suspendida en algún lugar del corazón de su memoria, absoluta e intacta.

 O quizá no era más que felicidad, pensó Therese, una felicidad completa que debía de ser bastante rara, tan rara que muy poca gente llegaba a conocerla. Pero si era sólo felicidad, entonces había traspasado los límites ordinarios y se había convertido en otra cosa, una especie de presión excesiva, de modo que el peso de una taza de café en la mano, la rapidez de un gato cruzando el jardín, el choque silencioso de dos nubes parecía casi más de lo que podía soportar. Y así como un mes atrás no había comprendido el fenómeno de su felicidad repentina, ahora no comprendía su estado, que parecía consecuencia de lo anterior.

 A menudo era más doloroso que agradable y por eso temía tener un único y grave defecto. A veces se asustaba como si estuviera andando con la espina dorsal rota. Si alguna vez sentía el Un pulso de decírselo a Carol, las palabras se disolvían antes de empezar, por miedo y por su desconfianza habitual hacia sus propias reacciones, la ansiedad de que éstas no fueran como las de los demás, y de que ni siquiera Carol pudiera comprenderlas.

(...)

(Habla el exnovio de una de ellas) Lo lamentable es que más adelante tú misma lo lamentarás, y tu disgusto estará en proporción a la cantidad de tiempo de tu vida que malgastes con ello. Es algo desarraigado e infantil, como alimentarse de flores de loto o de cualquier dulce enfermizo en vez de con el pan y la carne de la vida

(...)

Me pregunto si esos hombres miden su placer en función de que produzca hijos o no, y si lo consideran más intenso cuando es así. Después de todo, es una cuestión de placer, y qué sentido tendría discutir si da más placer un helado o un partido de fútbol, o un cuarteto de Beethoven contra la Mona Lisa. Dejo eso para los filósofos. Pero la actitud de ellos era que yo debía sufrir de una locura parcial o ceguera (en el fondo, tienen una especie de resentimiento por el hecho de que una mujer atractiva sea presumiblemente inaccesible para los hombres).

 Hubo alguien que aludió a la «estética» en su argumentación, quiero decir contra mí, naturalmente. Les pregunté si de verdad querían discutir eso, provoqué las únicas risas de todo el espectáculo. Pero el punto más importante no lo mencioné y ninguno de ellos lo pensó, y es que la relación entre dos hombres o dos mujeres puede ser absoluta y perfecta, como nunca podría serlo entre hombre y mujer, y quizá alguna gente quiere simplemente eso, como otros prefieren esa relación más cambiante en cierta que se produce entre hombres y mujeres. 

(...)

Ayer se dijo, o se dejó entender, que el camino que he escogido me llevaría a hundirme en las profundidades del vicio y la degeneración humanas. Sí, me he hundido bastante desde que me apartaron de ti. Es verdad, si tuviera que seguir así y me siguieran espiando, atacando, y nunca pudiera poseer a una persona el tiempo suficiente para llegar a conocerla, eso sí sería degeneración. O vivir contra mi propia naturaleza, eso es degeneración por definición.

(...)

 El sexo se define por características físicas y debe indicarse en los pasaportes. El amor está en la cabeza, es un estado de la mente.


 CIPRIÁN

martes, 11 de julio de 2023

Flores de agua. Tras las lluvias


 Vicente Camarasa Domínguez

Todos los derechos reservados
Madrid, 2023

De la serie Flores de agua
.
                                                   (Una primera aproximación)



domingo, 9 de julio de 2023

ÁNIMA MUNDI. MAR (2)

Mar, fuera del gimnasio, parecía una persona tan distinta que a veces Luis se reía de ella y le decía: 
- ¿Tú no te desdoblarás, verdad?
Una vez que se quitaba el kimono se volvía una chica frágil y risueña. Parecía una muñequita de porcelana de risa cristalina y gestos suaves, a veces impulsiva pero siempre amable, con las manos tiernas, como si estuviera sujetando entre ellas un pajarillo.
A Luis le fascinaban esos cambios y en muchas ocasiones tenía que hacer un verdadero esfuerzo para combinar en una sola persona ambas chicas, de la disciplina prusiana y los gestos medidos al milímetro a una feminidad adorable que, al principio, le confundió los sentimientos y estuvo a punto de dar al traste con su incipiente amistad.


Fue un impulso repentino. 
Aún no se conocían demasiado fuera del tatami pero le vio tan sólo, tan perdido con su fanta limón en la mano, apostado en un rincón que ya tenía su forma de tanto apoyarse en él que no pudo sino acercarme, y le tomó la botella con una mano para dejarla en la mesa y con la otra le agarró con fuerza su muñeca mientras le decía:
- Venga, vamos.
Le llevó como un corderillo por medio de la habitación para buscar un sitio libre y cuando lo encontró le echó los brazos a la nuca y le sintió temblar.
Una oleada de dulce cariño la invadió al darse cuenta de que jamás había bailado con una chica, y con toda la dulzura que tenía dentro le ayudó sin molestar su orgullo, y tomó sus manos para ponerlas en su cintura. Las tenía empapadas de miedo.
Dirigiéndole casi sin hacerlo le empezó a hacer girar lentamente y descubrió que su cuerpo poco a poco dejaba de temblar, y le regaló su mejor sonrisa que él no pudo o supo devolver cuando...

Iba a soltarse de él pero sonó Something, aquella canción que le traía tantos recuerdos, y por un momento fue a ella a la que le tembló todo el cuerpo y se acurrucó en él para sentir su respiración agitada al acercarse a su pecho y dejar la cabeza apoyada en su hombro.
Fue un pequeño sueño, una fantasía, y sólo mucho tiempo después de atrevería a confesárselo.
- Por un momento pensé...

Ella pensó que el mundo había dado media vuelta y el pasado regresaba. Aquellos tiempos de gloria, cuando fue tan feliz y, escuchando esta canción, casi por asalto, me besó.
- Fue mi primer beso que siempre suena a esta canción, Luis.

Teníamos trece años y por un instante Luis se sintió el hombre más afortunado del mundo hasta que este se derrumbó con estrépito cuando ella se separó.

- Yo me sentí tan... ridículo.
- Lo sé, Luis, pero..., pero ahora ya sabes que no era eso. Yo no pretendía herirte, yo...
Sólo quería no darte falsas esperanzas. Mi corazón era de otro.
- Lo sigue siendo, ¿verdad?
- Supongo que sí. Es como si me lo hubiera robado.
Y cuánto me acordé de aquellas palabras apenas un año y medio después, cuando Sabrina cogió el mío para siempre, un quince de agosto. Desde aquel momento lo perdí para siempre y aún no lo he recuperado. 
Hasta eso tenemos en común, personas con el alma prestada y con pocas posibilidades de recobrarla.
Quizás por todas esas cosas no teníamos otro destino que volvernos amigos.



ÁNIMA MUNDI


jueves, 6 de julio de 2023

De las cancelaciones y el presentismo a la censura de toda la vida. De oca a oca y tiro porque me toca

 No teníamos bastante con el democrático deporte de cancelar las opiniones que no nos parecen correctas (hiriendo de gravedad nuestro ego sentimental), del presentismo que nos hace analizar el pasado sin su contexto (pues para eso ya utilizamos el nuestros y sus valores predominantes), del no separar la obra del autor y condenar al ostracismo las obras por los comportamientos personales de sus autores (recuerdo, Cervantes era ludópata y seguro que machirulo y carnívoro cuando podía; y Caravaggio un asesino)o  de lo políticamente correcto.

No teníamos bastante con todos estos nuevos vicios del woke, cuando otro totalitarismo (ya conocido, creído enterrado pero resucitado a marchas forzadas a ambos lados del charco) viene a decirnos que los fondos públicos no deben financiar terribles obras cuasi pornográficas que escribía un tal Lope de Vega, obras sobre salud mental, a Virginia Woolf por hacer un personaje hombre que luego se convierte en mujer en Orlando, películas de dibujos animados por dos personajes femeninos que se besan.

Qué asco no poder ser libres para decidir lo que podemos ver y decir. Siempre nos consideran unos menores de edad