domingo, 9 de julio de 2023

ÁNIMA MUNDI. MAR (2)

Mar, fuera del gimnasio, parecía una persona tan distinta que a veces Luis se reía de ella y le decía: 
- ¿Tú no te desdoblarás, verdad?
Una vez que se quitaba el kimono se volvía una chica frágil y risueña. Parecía una muñequita de porcelana de risa cristalina y gestos suaves, a veces impulsiva pero siempre amable, con las manos tiernas, como si estuviera sujetando entre ellas un pajarillo.
A Luis le fascinaban esos cambios y en muchas ocasiones tenía que hacer un verdadero esfuerzo para combinar en una sola persona ambas chicas, de la disciplina prusiana y los gestos medidos al milímetro a una feminidad adorable que, al principio, le confundió los sentimientos y estuvo a punto de dar al traste con su incipiente amistad.


Fue un impulso repentino. 
Aún no se conocían demasiado fuera del tatami pero le vio tan sólo, tan perdido con su fanta limón en la mano, apostado en un rincón que ya tenía su forma de tanto apoyarse en él que no pudo sino acercarme, y le tomó la botella con una mano para dejarla en la mesa y con la otra le agarró con fuerza su muñeca mientras le decía:
- Venga, vamos.
Le llevó como un corderillo por medio de la habitación para buscar un sitio libre y cuando lo encontró le echó los brazos a la nuca y le sintió temblar.
Una oleada de dulce cariño la invadió al darse cuenta de que jamás había bailado con una chica, y con toda la dulzura que tenía dentro le ayudó sin molestar su orgullo, y tomó sus manos para ponerlas en su cintura. Las tenía empapadas de miedo.
Dirigiéndole casi sin hacerlo le empezó a hacer girar lentamente y descubrió que su cuerpo poco a poco dejaba de temblar, y le regaló su mejor sonrisa que él no pudo o supo devolver cuando...

Iba a soltarse de él pero sonó Something, aquella canción que le traía tantos recuerdos, y por un momento fue a ella a la que le tembló todo el cuerpo y se acurrucó en él para sentir su respiración agitada al acercarse a su pecho y dejar la cabeza apoyada en su hombro.
Fue un pequeño sueño, una fantasía, y sólo mucho tiempo después de atrevería a confesárselo.
- Por un momento pensé...

Ella pensó que el mundo había dado media vuelta y el pasado regresaba. Aquellos tiempos de gloria, cuando fue tan feliz y, escuchando esta canción, casi por asalto, me besó.
- Fue mi primer beso que siempre suena a esta canción, Luis.

Teníamos trece años y por un instante Luis se sintió el hombre más afortunado del mundo hasta que este se derrumbó con estrépito cuando ella se separó.

- Yo me sentí tan... ridículo.
- Lo sé, Luis, pero..., pero ahora ya sabes que no era eso. Yo no pretendía herirte, yo...
Sólo quería no darte falsas esperanzas. Mi corazón era de otro.
- Lo sigue siendo, ¿verdad?
- Supongo que sí. Es como si me lo hubiera robado.
Y cuánto me acordé de aquellas palabras apenas un año y medio después, cuando Sabrina cogió el mío para siempre, un quince de agosto. Desde aquel momento lo perdí para siempre y aún no lo he recuperado. 
Hasta eso tenemos en común, personas con el alma prestada y con pocas posibilidades de recobrarla.
Quizás por todas esas cosas no teníamos otro destino que volvernos amigos.



ÁNIMA MUNDI


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