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miércoles, 23 de enero de 2019

ÁNIMA MUNDI. LUIS. Aquella pequeñas canciones, divertidas como un juguete,...

deliciosas e intrascendentes como una pequeña mascota;
hechas para jugar a divertirse sin otra pena que acabara el maxisingle.


A principios de los ochenta había muchos de estos juguetes con música que llenaban la pista y hacían sentirse a la gente feliz sin necesidad de preguntarse otra cosa.
Sonaban el primer riff de sintetizadores y ya sabías que tenías 4 minutos para bailar apretado entre la gente que era tan feliz y vacía como tú.
Sólo había que dejar llevarse por el ritmo sencillo y corear el estribillo (¡I O U!) sin pensar en nada más.
Ni siquiera hacía falta traducir la letra; no valía la pena.
Baila, baila sin pausa; esa era la idea.
Las lunes se agitaban al ritmo de las voces y convertían la pista en un circo de colores en el que alguien te miraba un instante, con la misma sonrisa sin aristas que tú mismo tenías.
Pues aquello no era la felicidad perfecta de Karma Chamilion, ni tampoco el momento de gloria de los Sultanes del Swing. No, era algo distinto.
Era como si escucharas ABBA pero sin necesidad de ningún sentimiento de culpa ni dos copas de más.
Ni siquiera era kitsch; no le hacía falta. Se parecía más a un final de curso  o la risa contagiosa que también te invadía en medio de la pista, sudoroso como un mandril sin pecado original.
Era algo puramente febril y corporal que te llenaba de una vida efímera, sin necesidad de sexo siquiera. Sólo moverse, reírse sin objeto.
La gente se levantaba de sus asientos como si se hubiera descuartizado los resorte con las primeras notas y se apiñaba para sentirse como un perrillo de lanas al ritmo de la música sin calidad pero desprovista de cualquier espina.
Como una rosa artificial tan bellísima en la penumbra del pub como falsa.

¡Bailemos! 
¡Levantemos los brazos pues el mañana se había clausurado mientras aquel ritmo durara!

Sólo había que hacer esto, pues para eso eras un adolescente  al que por ocho minutos le habían silenciado todos los ruidos que le arañaban por dentro.
¡Gózalo antes de que se acabe!
Y entre risas y sonrisas acércate a aquella chica que te ha gustado desde la eternidad de dos semanas y media y mírala con una chispa azul en los ojos.
Probablemente no conseguirás nada pero te sentirás andando sobre nubes al tenerla tan cerca sin que el puñal de la ansiedad te apuñale el estómago.
Ella incluso pueda que también te sonría ("I O U") empujada por los vientos de primavera que soplan por encima de la pista y llegan a balancear la bola de mil reflejos.

Si los hados son propicios tal vez el pincha se apiade de ti y ponga después somebody's watching me para aullido de los que seguirán en la pista.

Quien sabe; todo puede pasar en esta tarde mágica mientras el viento helado recorre las calles de aquel pueblo de la Sierra y tú la sigues mirando sin ninguna rabia contra tu timidez.

Si ella te corresponde tal vez sea el momento de rezar a algún dios menor que la próxima canción sea High Energy que sigue teniendo un ritmo burlón pero ya cargado de otra cosa, ¿no crees?
Sería fantástico que ocurriera así y de la risa pasaras poco a poco a un dolor azul de corazón, sin duelos pero cada vez más intenso en aquel grito que llenaba la pista y hacía cimbrearse a los improvisados bailarines que ya habían dejado todo pudor y siguen el ritmo de esos sintetizadores hipnotizados por sus (escondidas) cargas de profundidad que tú sientes en los pulsos de tus muñecas.
Sí, mucha, toda la energía, cada vez más intensa en el ritmo que se desvanecía y volvía a a aparecer para regocijo de todos hasta que ¿Chaka khan?
Ójala; te daría la vida entonces aunque tú no supieras nada aún de lo que había significado el funky como ruptura de todas las barreras ni falta que hacía pues aquella chica seguía en la pista y de vez en cuando te sigue mirando.
Hay esperanzas entonces, piensas con la camisa empapada de sudor y una sed terrible que aguantas con estoicismo (aunque no conozcas aún claramente el significado correcto de esta palabra). Sólo que hay que aguantar y seguir allí, medio agotado esperando el milagro de la siguiente canción que ¡se produce, Dios Santo!, no puedes creerlo.

Indeep.  Last Night A DJ Saved My Life

Cómo sube la temperatura  de las luces en su lenta cadencia.
El pincha es tu aliado y ella, ¿dónde está ella?
¡Que susto! Sigue allí; en algún giro la habías perdido pero continua muy cerca. ¿Será que le gusto?
Es demasiado guapa para mí y, sin embargo...
Siempre aquella maldita palabra, incluso ahora que la música te lleva lanzado como un cohete espacial por medio de las estrellas de cielo del pub, sus luces que giran y giran como si fueran tus pensamientos sin cadenas azotados por la música.
Si pusieran...
¿No crees que eso ya es pedir demasiado?
Cuando se anda en milagros nada es demasiado.
En eso tienes razón. Pídelo por si acaso
Eso hago, con todas las fuerzas del mundo. Es tan bonita.
Un puro capricho.
¡Claro!, soy un adolescente y me guio sin saber muy bien por qué.
Por supuesto que lo sabes pero no quieres admitirlo. Se parece tanto a Sabrina.
Pero tú no quieres escucharte; no vas a dejarte a ti mismo estropear este momento de gloria y haces que no te has enterado y vuelves a pensar:
Si pusieran

¡ Y el pincha lo volvió a hacer! (¡Cómo lo querías entonces!, un segundo antes de odiarlo)


Las pilas se llenaron como si fueras un conejito de Duracell y te preparaste para todo.
Ahí estabas. Fuera el pasado. Algún día debías de renacer y olvidar el calvario de los últimos meses. Ella ya no estaba; ya no estaría más. Debías de avanzar hacia el abismo y quitarle a su memoria todas las canciones que te robó. Es el momento. Venga, vamos allá.
- Perdona, ¿no nos conocemos de alg...?

Pero ella ni siquiera te oyó pues ya se estaba yendo. Sus amigas la esperaban junto a la pista y mientras tú pensabas ella ya se había girado y avanzaba el primer pie hacia un destino en donde tú no estarías, en realidad tal vez nunca habías estado y como aquella música de fiesta, sin alma pero divertida, todo acababa sin haber incluso empezado.
Así eran las cosas, amigo. Un puro absurdo.

Luis.






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