Muy cerca del Porcellino, en la plaza del Limbo (pues en su cementario se enterraban los niños sin bautizar), se esconde una reliquia medieval en la renacentista Florencia
Se dice que pertenece al siglo IX, y la leyenda quiere vincularla con Carlomagno, el arzobispo Turpín y Orlando (el Roldán de las leyendas), aunque la mayoría de expertos la sitúan en torno al XII.
Su esquema es totalmente paleocristiano (estilo que pervivirá en Italia central durante mucho tiempo como ya vimos en Santa María in Cosmedin de Roma o en el Duomo de Arezzo), con su sucesión de arcadas repetidas sobre columnas con capiteles reutilizados.
Su fachada, también románica con la adición de un portal renacentista (Benedetto da Rovezzano).
En su interior se conserva un bello tabernáculo de los talleres della Robbia