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jueves, 31 de enero de 2019

SAN JERÓNIMO DE GRANADA. FIORENTINO Y SILOÉ


Esta obra, iniciada en el siglo XV por un autor desconocido posee dos de las grandes intervenciones del primer renacimiento español.
La primera de ellas la realiza Fiorentino en la iglesia que había sido comenzada en formas góticas.
Al hacerse cargo del mecenazgo la duquesa de Sessa (que quiso convertir su altar mayor en una gran capilla funeraria para su marido, el Gran Capitán) hacia 1520 se reformuló la iglesia, reforzando los muros con grandes pilastras estriadas que enfatizaban la zona del crucero y la cabecera.




A su muerte (1526) las obras son retomadas por Diego de Siloé que se hace cargo de las cubiertas, utilizando bóvedas de cañón casetonadas en los brazos y una ingeniosa solución en el transepto en el que una doble serie de trompas constituyen la transisión hacia un cimborrio nervado y casetonado.

 Hacia el exterior, el gran volumen de la cabecera (en esencia gótica) es antiquizado por medio de la aparición de grandes pilastras estriadas en los contrafuertes (que se unen visualmente por medio de arquitrabes decorados alla antica), una elaboración de volúmenes decrecientes, perfectamente rimados, y el gran escudo central.

miércoles, 30 de enero de 2019

ÁNIMA MUNDI. LUIS. Dos baladas de los Beatles y el mundo feliz de un baile agarrado

DALE AL PLAY Y DÉJATE VIVIR EN ESTA CANCIÓN


La eterna tristeza de las lentas de los Beatles, su olor a recuerdo antiguo en una casa desconocida mientras sonaba Michel y tú, por primera vez en tu vida, pasaste tu mano por la cintura de una chica.
La canción era eso, un tierna sensación de carne trémula por la que rodó tu mano haciéndote presente que los paraísos estaban tan cerca de ti que ahora los tenías en la palma sudorosa de la mano, mientras tus pies se movían sin saber cómo.

Había sido ella la que se había acercado a ti, el chico tímido que nunca se atrevía a nada y miraba pasar la tarde con una coca cola ya caliente que ella te cogió con una sonrisa y la dejó sobre la mesa mientras te tomaba la otra mano y te llevaba al centro de la habitación.
Sin más palabras que un venga, vamos, te arrastró con dulzura buscando un hueco y ella misma te tomó la mano y la llevó a su cintura mientras ella alzaba sus brazos y los enlazaba tras tu nuca.
¿Qué sentiste entonces?
Dime, Luis. ¿No te ocurría que el mundo se había cerrado y quedado reducido al pequeño espacio en el que os movíais?
Posiblemente solo podrías sentir aquella cintura y el calor de su piel trémula bajo la camisa blanca mientras un miedo atroz a lo desconocido se unía al de la canción terminase y todo acabase igual que había comenzado, con la misma inconsistencia que tienen los sueños.
Te dolía en las tripas, ¿no es cierto?
Esos miedos rondándote el cuerpo que...


Pero entonces sucedió el milagro y sus últimas notas de aquel bajo lleno de amor se fundieron con las primera batería de Something,  y en el paso de una a otra su cuerpo se esponjo en un largo suspiro.
¿Recuerdas?
La magia, en vez de desaparecer se hizo más intensa, y alguien apagó las luces.
Ocurrió esto y ella se acurrucó sobre tu pecho para que tú perdieras definitivamente los perfiles de la realidad, pues su pelo rizado buscó un lugar entre tu hombro y tú cuello, y sobre tu camisa se empezaron a estrellar las olas de su aliento.
El mundo daba vueltas en torno vuestro y vosotros tal vez estabais quietos mientras sentías sus pechos sobre tu pecho y un tacto hasta entonces desconocido te hizo comprender unos nuevos mundos amasados de arena y viento.
Era una poderosa ingravidez, un casual encuentro de aguas oscuras recluidas en el terciopelo.
Quizás sentiste eso, y su aliento, y la tela húmeda de tus manos que rozaba la curva de su espalda hasta que...

De pronto todo se esfumó al terminar la canción.
Amaneciste entonces con susto, casi asfixiado por las luces de repente encendidas.
Te separaste con un miedo atroz de vagabundo en un salón lujoso, y tal vez quisiste decirla algo pero ella ya se había ido, pues acaso nunca había estado. No como estuviste tu.
Solo un beso en la mejilla y un gracias que te dejó allí plantado como un árbol sin viento en las ramas.

Aquella misma semana fuiste a MF y te compraste el doble álbum de Love song de los Beatles, un disco que guardaste hasta el final, cuando apenas se oía tras el crepitar de los surcos machacados por el tiempo, aunque eso daba lo mismo, ¿no es cierto?
Era aquella mano en su cintura, el poder sedoso de su cuerpo, la primera vez que bailaste agarrado con una chica.
Se llamaba Mar, y luego, se volvería tu mejor amiga


EL GRECO. Y LA POSIMAGEN.


Las nubes del Greco nunca son inocentes.
Si nos fijamos en ellas veremos que componen imágenes posteriores a la principal (post-imagen) que influyen directamente en ella, generando sensaciones al espectador (que realmente no es demasiado consciente de las mismas) a la hora de observar sus cuadros.
Os pondré algunos ejemplos, como esta espectacular crucifixión en donde las nubes blancas crean toda una corona de destellos en torno al cuerpo de Cristo, potenciando su dramatismo
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En la apertura del Séptimo Sello, las nubes producen una potenciación (como una especie de grito mudo) de la figura de la izquierda, llevando su gesto crispado por toda la parte superior del lienzo.

En la Anunciación, las nubes y los racimos de cabezas de putti tienen funciones tectónicas, creando una especie de gran agujero (blanco) en la parte central del que surge, hacia nosotros, la Paloma del Espíritu Santo (Crea así huecos en el interior de la superficie que potencian su aspecto tridimensional sin tener que recurrir a efectos realistas)

Incluso llega a la sutileza de crear el nimbo de la propia Virgen con ellas y señalar (como si lenguas divinas fueran) a los personajes secundarios.


martes, 29 de enero de 2019

LA GALERÍA DE CONVALECIENTES. EL ESCORIAL


Aunque realizada años después de su muerte, esta parte del Escorial respetó las ideas de su primer constructor, Juan Bautista de Toledo.
Su propia aparición rompe el gran cubo que mostraba el primer diseño (y que al realzar las alturas Juan de Herrera, fue magnificado).

No sólo eso. Su propia arquitectura más parece italiana que que hispana, por completo diferente a la desornamentación herreriana.

Se trata, en realidad, de una doble logia orientada al sur (por ello dedicada a los monjes convalecientes, que tenían allí la botica) en donde reaparece la columna como eje vertebrador del edificio.

En el piso bajo se utiliza el motivo palladiano (aunque tomado de Serlio, contemporáneo del propio Juan Bautista de Toledo) que cede a un arquitrabe continuo en su parte superior, aunque respetando el juego de intercolumnios alternados.

Para este segundo piso se utiliza, además, una sutil balaustrada
La galería tiene gran profundidad lo que, unido a su orientación sur, produce intensos claroscuros sobre los que destacan las columnas y sus grises fustes, en un juego que más que a Sangallo (su maestro) recuerdan a Peruzzi en su Palazzo Maximo alle colomne que influirá en Palladio y el barroco

Su inserción en el monasterio se realiza por medio de una portada de dobles columnas con arco en la parte inferior que se reconvierten en pilastras en la superior.

lunes, 28 de enero de 2019

UN ESPLÉNDIDO RETABLO DE LUIS DE MORALES EN ARROYO DE LA LUZ


Acostumbrados como estamos a contemplar piezas sueltas del maestro resulta toda una experiencia encontrarse con obras como ésta, aún situada en el lugar que le dio el artísta, formando un amplísimo ciclo (completo) de veinte tablas realizado entre 1560 y 1563.

En él encontramos a los múltiples Morales de los que nos venimos ocupando desde hace tiempo.
Así, en las tablas de la predela se encuentra el Morales más intenso y cercano a la Devotio Moderna, con imagen en tres cuartos sobre fondo oscuro y fuerte claroscuro que los hace aún más intensos (y emotivos, perfectos para la oración particular), acaso más cercano al estilo de Sebastiano del Piombo.




También nos encontramos al Morales de precisión, detallismo y duros perfiles, cercano al estilo de los primitivos flamencos.

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 O el Morales que tan bien interpretó la lección de Leonardo (con su sfumato y el culto a la belleza femenina de alguna de sus madonnas) y del Rafael y el Miguel Ángel manieristas de colores metalizados, posturas forzadas y espacios angustiosos que se vuelcan hacia el espectador, con anatomía ora hercúleas ora alargadas como una llama.








Compone así un conjunto extraordinario en el que podemos pasar de la grazia más delicada al patetismo más brutal, de las composiciones triangulares a otras en zigzag, de los paisajes a las habitaciones claustrofóbicas, de extraordinarias veladuras a rostros cerúleos.















































































domingo, 27 de enero de 2019

ÁNIMA MUNDI. LUIS. Una escalera al Cielo


DALE AL PLAY Y PERMÍTETE VIVIR DENTRO DE ESTA CANCIÓN



Siempre recordaré a Jesús tocando está canción con sus largas uñas en aquella vieja guitarra acústica que nunca pudo cambiar por una Fender Stratocaet. No le dio tiempo.

Le recuerdo en su terraza de la sierra, justo la que estaba debajo de la mía, tocando una y otra vez aquel primer punteo que abría la canción.
Cuando lo hacía era otra persona, se transfiguraba, y ya nadie veía en él al adolescente apocado de melena descuidada y muñequera de pinchos en su muñeca.
Bajaba los ojos y comenzaba a subir lentamente esa escalera al cielo, mucho antes de tomar todos los atajos que le terminaron por llevar al infierno.

Durante unos minutos dejaba de ser él, y unos meses después de conocerle nos enseñó también a nosotros a dejarnos llevar por la música para perdernos en ella.

Su cara sonreía con una paz de niño que poco a poco iba llenando su rostro de luz, como si de pronto se hubieran esfumado aquellos demonios personales que le hacían beberse la vida como un cóctel de mil licores.
El oso blanco, le llamaba. Anís, contacto, ron... y un chorrito de pipermin para darle color a aquel brebaje que alguna vez hacíamos y nadie soportaba más de dos vasos. Todos menos él.
Pobre Jesús, cuánto lo echamos de menos según va escalando la canción. De los dos senderos tú tomaste el equivocado, aunque entonces no lo sabíamos. Todo eran rumores de cómo subir al cielo al que nos llevabas esas tardes eternas de verano, cuando el calor iba poco a poco perdiéndose más allá de las montañas que veíamos desde tu terraza.
Cerrábamos los ojos en ellas y nos dejábamos llevar por la música, como tú nos enseñaste, peldaño a peldaño, cada vez más altos según se iban haciendo más agudos los acordes y el mundo se reducía al finísimo rayo de notas mientras el sol caía y llegaba la noche, y tiempo después las pesadillas.
Muchas tardes lo recordamos. Nosotros, que ya no somos los mismos, ponemos en el casete la canción y nos dolemos en ella frente al mismo paisaje que fue el telón de nuestra adolescencia, cuando las luces se confunden y se llenan de galopes sordos de blancos caballos, muy lejanos.
La canción que nos acompañó tantas tardes, cuando César se perdía en sí mismo y cerraba los ojos, bien lo recuerdo.
Su largo flequillo. Sus manos de muñeca de porcelana que chocaban entre gritos con la ajada muñequera de cuero y pinchos, salobre de sudor mientras sus dedos se deslizaban por los trastes y alguien, tal vez César o quizás yo, comenzaba a cantar aquella letra profética.
Seréis como pájaros en vuelo, ¿verdad, Jesús?
Celia dejaba caer su larga melena hacia un lado y se acurrucaba en la silla mientras tú abrías camino por las cuerdas de la guitarra que entonces era una parte de tu cuerpo, como un brazo, como el corazón entero que se salía de tu pecho agitado según avanzabas.
Una escalera al cielo, una dama que iba en tu busca y al final te encontraría, más allá de los jardines y las flautas.
¿Por qué quisiste irte con ella, Jesús?

Luis.






sábado, 26 de enero de 2019

ÁNIMA MUNDI. Manual de futuras instrucciones. Otro cuento infantil


Queridos niños, hoy quiero contaros un magnífico y bonito cuento.

Una fábula muy muy antigua de unos tiempos prehistóricos en donde existían palabras que ahora solo podéis encontrar en los museos arqueológicos de internet como privacidad o libre albedrío.
En aquellos tiempos (tenéis que saber, aunque os sorprenda) se tenía que hacer un examen para poder conducir que muchos suspendían una y otra vez, pues se suponía que era necesario aprender y demostrar muchas cosas antes de poder coger un coche, entre ellas una cierta madurez.
Afortunadamente eso ya pasó gracias a los estudios de una magnífica Solsona.
A través de ellos conocimos lo que siempre debíamos haber sabido, que el coche nos hace más nosotros y los centímetros cúbicos nos amplían el campo de la libertad, dejándole al ego expresarse con mayor intensidad.

Un tiempo más tarde los Big data, te alabamos oh señor, utilizaron estas ideas para mejorarnos un poco más la vida.
Cómo bien sabéis, a partir de entonces el carnet se os regala por el octavo cumpleaños con la sola condición de que conduzcáis al menos tres horas a la semana, las suficientes para que el ordenador del vehículo y las millones de cámaras que vigilan nuestra seguridad puedan tener todos vuestras reacciones, insultos y maniobras durante la conducción y así generar el más completo test psicotécnico inventado jamás que servirá para adjudicar el automóvil, pareja, trabajo y enfermedades para las que esteis mejor dotados.
Oh, alabados sean por siempre los big data, y vivan los conductores de audios y BMW que son los que dirigen nuestros destinos con su arrojo, descortesía y falta de escrúpulos.



viernes, 25 de enero de 2019

DIEGO DE SILOÉ. FOTOGALERÍA ENLAZADA


Hijo del imaginero gótico Gil de Siloé, su obra refleja perfectamente la compleja evolución del Renacimiento Español.
Educado en el taller del padre pero refinado por su viaje y aprendizaje a Italia (Nápoles) evoluciona desde las formas platerescas para (casi inventar) el purismo y, en sus últimas obras, abrir los caminos del manierismo hispano ajeno a lo escurialense)
En escultura evolucionará de las formas italianas a oras de marcado manierismo.























                         Altar del Salvador. Catedral de Palencia
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Escalera Dorada. Catedral de Burgos
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Claustro Colegio Fonseca. Salamanca























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Colegiata de Antequera


jueves, 24 de enero de 2019

EL PABELLÓN DE CARLOS V EN LOS REALES ALCÁZARES DE SEVILLA


Esta discreta construcción realizada por  Juan Hernández en 1543, nos habla perfectamente de la pervivencia de lo mudéjar más allá de la Edad Media, convitiéndose en algunos lugares (Aragón, Andalucía) en una verdadera marca de estilo que nunca abandonará su arquitectura.
Se trata de un kubba (edificio centralizado que en el Islam tenía funciones funerarias, oratorio...) adaptado a las formas (arcos de medio punto) y patrones (utilización del intercolumnio, altura vinculada a su base, creación de una logia continua) del Renacimiento.

También son presentes los típicos elementos islámicos como la fuente central que por un canal desagua en el exterior (al modo del Patio de los Leones de la Alhambra), el uso de azulejos (en este caso de cuerda seca, con los símbolos de poder castellano) , la techumbre de madera o su inclusión en medio del verdor de los jardines.

En este pabellón pasaron la luna de miel el futuro emperador Carlos V y su primera mujer, Isabel de Portugal









miércoles, 23 de enero de 2019

ÁNIMA MUNDI. LUIS. Aquella pequeñas canciones, divertidas como un juguete,...

deliciosas e intrascendentes como una pequeña mascota;
hechas para jugar a divertirse sin otra pena que acabara el maxisingle.


A principios de los ochenta había muchos de estos juguetes con música que llenaban la pista y hacían sentirse a la gente feliz sin necesidad de preguntarse otra cosa.
Sonaban el primer riff de sintetizadores y ya sabías que tenías 4 minutos para bailar apretado entre la gente que era tan feliz y vacía como tú.
Sólo había que dejar llevarse por el ritmo sencillo y corear el estribillo (¡I O U!) sin pensar en nada más.
Ni siquiera hacía falta traducir la letra; no valía la pena.
Baila, baila sin pausa; esa era la idea.
Las lunes se agitaban al ritmo de las voces y convertían la pista en un circo de colores en el que alguien te miraba un instante, con la misma sonrisa sin aristas que tú mismo tenías.
Pues aquello no era la felicidad perfecta de Karma Chamilion, ni tampoco el momento de gloria de los Sultanes del Swing. No, era algo distinto.
Era como si escucharas ABBA pero sin necesidad de ningún sentimiento de culpa ni dos copas de más.
Ni siquiera era kitsch; no le hacía falta. Se parecía más a un final de curso  o la risa contagiosa que también te invadía en medio de la pista, sudoroso como un mandril sin pecado original.
Era algo puramente febril y corporal que te llenaba de una vida efímera, sin necesidad de sexo siquiera. Sólo moverse, reírse sin objeto.
La gente se levantaba de sus asientos como si se hubiera descuartizado los resorte con las primeras notas y se apiñaba para sentirse como un perrillo de lanas al ritmo de la música sin calidad pero desprovista de cualquier espina.
Como una rosa artificial tan bellísima en la penumbra del pub como falsa.

¡Bailemos! 
¡Levantemos los brazos pues el mañana se había clausurado mientras aquel ritmo durara!

Sólo había que hacer esto, pues para eso eras un adolescente  al que por ocho minutos le habían silenciado todos los ruidos que le arañaban por dentro.
¡Gózalo antes de que se acabe!
Y entre risas y sonrisas acércate a aquella chica que te ha gustado desde la eternidad de dos semanas y media y mírala con una chispa azul en los ojos.
Probablemente no conseguirás nada pero te sentirás andando sobre nubes al tenerla tan cerca sin que el puñal de la ansiedad te apuñale el estómago.
Ella incluso pueda que también te sonría ("I O U") empujada por los vientos de primavera que soplan por encima de la pista y llegan a balancear la bola de mil reflejos.

Si los hados son propicios tal vez el pincha se apiade de ti y ponga después somebody's watching me para aullido de los que seguirán en la pista.

Quien sabe; todo puede pasar en esta tarde mágica mientras el viento helado recorre las calles de aquel pueblo de la Sierra y tú la sigues mirando sin ninguna rabia contra tu timidez.

Si ella te corresponde tal vez sea el momento de rezar a algún dios menor que la próxima canción sea High Energy que sigue teniendo un ritmo burlón pero ya cargado de otra cosa, ¿no crees?
Sería fantástico que ocurriera así y de la risa pasaras poco a poco a un dolor azul de corazón, sin duelos pero cada vez más intenso en aquel grito que llenaba la pista y hacía cimbrearse a los improvisados bailarines que ya habían dejado todo pudor y siguen el ritmo de esos sintetizadores hipnotizados por sus (escondidas) cargas de profundidad que tú sientes en los pulsos de tus muñecas.
Sí, mucha, toda la energía, cada vez más intensa en el ritmo que se desvanecía y volvía a a aparecer para regocijo de todos hasta que ¿Chaka khan?
Ójala; te daría la vida entonces aunque tú no supieras nada aún de lo que había significado el funky como ruptura de todas las barreras ni falta que hacía pues aquella chica seguía en la pista y de vez en cuando te sigue mirando.
Hay esperanzas entonces, piensas con la camisa empapada de sudor y una sed terrible que aguantas con estoicismo (aunque no conozcas aún claramente el significado correcto de esta palabra). Sólo que hay que aguantar y seguir allí, medio agotado esperando el milagro de la siguiente canción que ¡se produce, Dios Santo!, no puedes creerlo.

Indeep.  Last Night A DJ Saved My Life

Cómo sube la temperatura  de las luces en su lenta cadencia.
El pincha es tu aliado y ella, ¿dónde está ella?
¡Que susto! Sigue allí; en algún giro la habías perdido pero continua muy cerca. ¿Será que le gusto?
Es demasiado guapa para mí y, sin embargo...
Siempre aquella maldita palabra, incluso ahora que la música te lleva lanzado como un cohete espacial por medio de las estrellas de cielo del pub, sus luces que giran y giran como si fueran tus pensamientos sin cadenas azotados por la música.
Si pusieran...
¿No crees que eso ya es pedir demasiado?
Cuando se anda en milagros nada es demasiado.
En eso tienes razón. Pídelo por si acaso
Eso hago, con todas las fuerzas del mundo. Es tan bonita.
Un puro capricho.
¡Claro!, soy un adolescente y me guio sin saber muy bien por qué.
Por supuesto que lo sabes pero no quieres admitirlo. Se parece tanto a Sabrina.
Pero tú no quieres escucharte; no vas a dejarte a ti mismo estropear este momento de gloria y haces que no te has enterado y vuelves a pensar:
Si pusieran

¡ Y el pincha lo volvió a hacer! (¡Cómo lo querías entonces!, un segundo antes de odiarlo)


Las pilas se llenaron como si fueras un conejito de Duracell y te preparaste para todo.
Ahí estabas. Fuera el pasado. Algún día debías de renacer y olvidar el calvario de los últimos meses. Ella ya no estaba; ya no estaría más. Debías de avanzar hacia el abismo y quitarle a su memoria todas las canciones que te robó. Es el momento. Venga, vamos allá.
- Perdona, ¿no nos conocemos de alg...?

Pero ella ni siquiera te oyó pues ya se estaba yendo. Sus amigas la esperaban junto a la pista y mientras tú pensabas ella ya se había girado y avanzaba el primer pie hacia un destino en donde tú no estarías, en realidad tal vez nunca habías estado y como aquella música de fiesta, sin alma pero divertida, todo acababa sin haber incluso empezado.
Así eran las cosas, amigo. Un puro absurdo.

Luis.






EL TEATRO OLÍMPICO DE PALLADIO EN VICENZA



El teatro Olímpico representa unas realizaciones más características del alto renacimiento italiano por numerosos motivos.
Por una parte es el resultado de una sociedad de ricos propietarios (gracias a la agricultura intensiva practicada gracias a una infraestructura de canales) que combinaron su riqueza por un fuerte interés por el mundo clásico, creando academias y sociedades, como esta olímpica, dedicada a los espectáculos teatrales clásicos.
De la misma forma que la Basílica, este teatro es, por tanto, la perfecta expresión cívica de una ciudad un tanto alejada de las corrientes principales del arte pero orgullosa de su status y cultura que culmina con él toda una intensa actividad constructora privada (sus palacios y villas campestres, muchos de ellos también ideados por el propio Palladio)

Por otra parte vemos en él a un arquitecto (que pertenecía a dicha sociedad olímpica) que conocía perfectamente la Antigüedad Clásica que había estudiado y plasmado en sus famosos Diez Libros de Arquitectura.


Palladio plantea la arquitectura como un ejercicio de arqueología que resucita los teatros clásicos, aunque techando su cavea por cuestiones prácticas.
Crea así una cavea semicircular (al modo romano) que se culmina por una logia columnada en forma de exedra.
En ella vuelve a crear sus sutiles tensiones manieristas a través de la contraposición de muro y huecos que crea un contraste lumínico y espacial (la mirada entra o es rechazada en ella) a la vez que ensalza el valor monumental de las columnas (en los huecos) o las somete al muro, haciéndolas enmudecer.



Sobre la estructura, casi como una firma, vemos de nuevo aparecer esculturas que continuarían su empuje vertical, como ya vimos en el Palazzo Chiericatti.

Ante ella levanta la gran scena (muy elevada para permitir la visión) cuyo gran telón arquitectónico se realiza en madera con una estructura tripartita tanto en horizontal (un gran arco triunfal central flanqueado por dos puertas adinteladas) como en vertical (zona de arcos sobre la que se colocan dos pisos en degradación espacial)
Toda la estructura se unifica a través de una potente malla de elementos arquitectónicos (verticales como las columnas exentas, columnas adosadas, pilastras que se suceden en altura; horizontales como los entablamentos y frontones alternados) en donde las esculturas unas veces se pliegan a la estructura (como en los relieves o los nichos) y otras invaden el espacio arquitectónico (las que se colocan por delante de columnas adosadas y pilastras)

En ellas se representaban los académicos y, sobre ellos, los relieves sobre  las hazañas de Hércules (como quiso la propia Sociedad)
Gran parte de la obra se realizó tras la muerte de Palladio, continuada por su discípulo Vincenzo Scamozzi.


A él le debemos los impresionantes efectos perspectívicos que se realizan tras los huecos, creando tres calles en fuerte perspectiva que nos hablan de una ciudad ideal plenamente manierista, casi un sueño de la ciudad que se muestra a sí misma, vacía e imposible en su sofisticación.


Construidas en madera, se utilizan los trucos de perspectiva que el alto renacimiento ha ido perfeccionando, especialmente los de ya trabajados por Serlio y Giulio Romano, que serán retomados en el Barroco por Borromini en su galería del Palazzo Spada