domingo, 16 de septiembre de 2012

Análisis y comentario de SANTA SOFÍA DE CONSTANTINOPLA



 Iglesia realizada en el siglo VI sobre otra anterior de formas paleocristianas occidentales, por los arquitectos Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, mecenados por Justiniano. Estambul.
Las distintas modificaciones de la obra comenzaron muy pronto (la cúpula fue reconstruida 20 años después por Isidoro el joven). En los siglos XVI-XX (tras la conquista turca) funcionó como mezquita para lo cual se acometieron ciertas reformas. En la actualidad es un museo.

Se encontraba dedicada a la Segunda persona del la Santísima Trinidad como Santa Sabiduría.
Nártex

PLANTA.  Toda la construcción se inscribe en un rectángulo al que precede, como es normal en el arte bizantino, un doble nártex.

El interior se encuentra dividido en tres naves, siendo la central de doble anchura que las laterales (que en su parte superior se utilizarán como matroneum). Su división se realiza a través de columnas y grandes pilares (machones). El ábside central se encuentra flanqueado por una pareja de ábsides secundarios que vuelven a repetirse en los pies de la iglesia (aún no contamos con las habituales prótesis y diaconicon que se utilizarán sistemáticamente a partir de la Segunda Edad de Oro).


Una exedra de los pies

Aunque la sensación, en planta, sea la de un edificio basilical (con el eje longitudinal potenciado), el alzado, como veremos, consigue un espacio centralizado que será típico de la posterior arquitectura bizantina.


ALZADO.  Se encuentra en gran parte condicionado a la sujeción de la gran cúpula central. Para su apoyo se crean cuatro parejas de grandes machones sobre los que se alzan las pechinas. Al exterior, estos machones se convertirán en gigantescos contrafuertes.

Al concentrar los empujes en estos puntos, el muro (de sillares) puede ser rasgado por multitud de ventanas (en la actualidad, muchas de ellas cegadas) que conseguían inundar el templo de luz, pues no tiene una verdadera función de sostén.
Junto al muro, el otro elemento sustentante son las columnas con capitel trepanado y coronado con cimacio, como es habitual en este arte y que pasará al islámico. 

Su función se reduce a separar ambientes (central y laterales), sin demasiada importancia en el sistema de pesos del edificio. En ellas ha desaparecido el sistema armónico del clasicismo, siendo más numerosas (para el mismo espacio) las de la segunda planta que las de la primera.

En esta segunda planta se colocan dos tribunas (una para hombres y otra para mujeres) en las que se colocaba el pueblo, que debía intuir las procesiones interiores tras cortinajes de columnas, uno de los elementos básicos del estilo de la Primera Edad de Oro (podemos observarlo en Sergio y Baco) que desaparecerá en la evolución posterior.


CUBIERTA. Sumamente original, siendo el eje de toda la construcción. El centro se cubre con una gran cúpula semiesférica construida con materiales muy ligeros (ánforas). Se encuentra dividida por nervios que separan gallones cóncavos, abriéndose en su base una línea de 40 ventanas que consigue hacerla flotar ópticamente sobre el edificio a la vez que lo inunda de luz.

Sus apoyos se realizan a través de cuatro pechinas (triángulos curvos) 

que apean sobre los cuatro grandes machones que la rodean. Los empujes producidos por estas pechinas se recogen (hacia los lados largos) por dos grandes arcos de refuerzo que unen los machones en el exterior. En sentido longitudinal, el peso se traslada hacia dos medias cúpulas que se apoyan, a su vez, en las exedras o ábsides laterales.

Todo este cálculo de pesos y tensiones está enmascarado al interior, produciendo una sensación de espacio dilatado y ascendente, fuertemente centralizado en altura por la gran cúpula.
Al exterior, sin embargo, toda sensación desaparece, convirtiéndose, con sus refuerzos, en una silueta pesada en la que la cúpula, sin tambor, queda medio oculta por sus sujeciones. Sólo los cuatro minaretes cilíndricos posteriores, cuando el templo fue reconvertido en mezquita, logran aliviar la pesantez.


En cuanto a las naves laterales se cubren con bóvedas de arista. Su participación en el conjunto del templo es bastante secundaria, quedando aisladas (al menos visualmente) de la gran sala central, con lo cual podemos hablar de un espacio centralizado, tal y como decíamos en la planta.

DECORACIÓN. Quizás sea lo que más daños ha tenido a lo largo del tiempo, sobre todo al convertirse en mezquita. Para ello los turcos otomanos, que dominaron Constantinopla desde el siglo XV, eliminaron una gran parte de los mosaicos, cegaron ventanas y colocaron cuatro grandes medallones con motivos epigráficos.

En su concepción original, todas las paredes se encontraban decoradas con mosaicos con motivos geométricos (aunque en la Segunda y Tercera Edad de Oro se añadieron ya otros figurativosque contribuían a multiplicar (con sus fondos dorados) el efecto lumínico interior, creando un marco dominado por la luz y los brillos.

En cuanto al suelo y las partes bajas del alzado, se utilizaron mármoles polícromos que conseguían, junto a lo dicho, a dar una imagen de poder y magnificencia.

COMENTARIO.
     Santa Sofía significa toda una revolución en la historia de la arquitectura, poniendo las bases de la posterior arquitectura bizantina, basada en la utilización de la cúpula sobre pequinas, la planta centralizada y la luz intensa (reflejada, además, por los mosaicos) para crear espacios diáfanos que comuniquen una visión emocional (y grandiosa) de la divinidad.


      Los antecedentes de este sistema hay que encontrarlos en la arquitectura imperial romana (las cúpulas del Panteón y las grandes termas; la basílica de Majencio, con su organización de bóvedas transversales y contrafuertes en las naves laterales) y el paleocristiano oriental (con su tendencia a los espacios centralizados: baptisterio de San Simeón el Estilita,  Santa Constanza).

A este sistema abovedado, se le une el uso de las pechinas que permiten pasar de un espacio cuadrangular en planta a otro circular en alzado, consiguiendo espacios más diáfanos y complejos que los puros tambores cilíndricos romanos (Panteón). Su uso, aunque con una menor grandiosidad, pasará al repertorio de técnicas del islam y el románico que los emplearán para algunos de sus cimborrios.

            El uso de la cúpula y sus distintos refuerzos crea, además, toda una serie de ritmos curvilíneos que provocan en el ojo un movimiento constante, dinamizando así la arquitectura con un movimiento continuo de ascensión que resbala por las superficies hasta el centro de la cúpula, a partir del cual se produce uno inverso y descendente.

...hacen difícil para el espectador el que detenga su mirada en alguno en concreto por largo tiempo, pues cada detalle atrae rápidamente la atención en sí mismo. De este modo, la mirada gira constantemente alrededor y los espectadores son incapaces de seleccionar un elemento que sea más digno de admiración que otro... (Procopio. Siglo VI)
Tomado de http://jmarin.jimdo.com/fuentes-y-documentos/imperio-bizantino/procopio-de-aedificiis-s-vi-descripci%C3%B3n-de-santa-sof%C3%ADa/ (En ella podéis encontrar la descripción completa de Santa Sofía. Muy recomendable)
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            Con todo ello se consigue una de las mejores expresiones del espacio interior que se venía buscando desde tiempo romanos a la vez que se provoca una sensación expansiva, de espacio dilatado y abierto, a lo cual contribuye también la luz que desmaterializa los elementos de sujeción. El interés radica en estas zonas interiores, condicionándolo todo a ello.

            Todo este sistema arquitectónico se encuentra condicionado por motivos ideológicos en los que se entremezclan cuestiones religiosas y políticas.
            Justiniano, promotor de la obra, concibe el arte como una forma de propaganda política,heredando tal idea de los emperadores romanos (Augusto de la Prima Porta, Ara Pacis, Domus Aurea de Nerón...). De esta forma, mucha de sus obras se convierten en áulicas, con un fuerte sentido del poder, ya sea en retratos (ver mosaicos de San Vital de Rávena), como en arquitecturas (Sergio y Baco, Santa Irene, San Vital).
            En todos ellos, el emperador se presenta como máximo representante tanto del poder político como del religioso (era considerado como un igual de los apóstoles). Ambas realidades se unen en su persona (cesaropapismo), impregnando sus construcciones en donde los papeles religiosos se confunden y potencian, haciendo del emperador la figura intermedia entre el pueblo y la divinidad. (La propia liturgia acentuaba este carácter, con procesiones solemnes por la nave central del emperador y el patriarca durante ciertos momentos de la misa – los públicos - que los fieles contemplaban tras las cortinas de columnas de las naves laterales o desde el nártex. Aquí tenéis un texto que detalla todo este protocolo aúlico)
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Con estos condicionantes, deberíamos entender a Santa Sofía como un símbolo político-religioso que pretende impresionar al fiel y convencerle del doble poder que se extiende sobre él. Esta impresión se realiza de una forma emocional, intentando asombrar y provocar un empequeñecimiento del espectador por los tamaños, los espacios y la luz que le hacen sentir una visión real del poder que se concreta en la gran cúpula que parece levitar sobre el aire, como si fuera la bóveda celeste a la que pretende representar. Todo en medio de un ambiente de luz (divino) y brillos que hablan del poder material y también del celestial, con las imágenes flotantes de los personajes celestiales sobre el muro.

Hemos abandonado el sentido clásico que aún latía en el mundo romano en donde los elementos se mostraban de una forma sincera, explicándose al espectador de una forma clara e independiente (como puede ser un templo clásico) para crear una arquitectura emocional que esconde sus artificios técnicos a favor de una lectura menos racional, basada en las sensaciones producidas por la luz, el color y el espacio que heredará directamente Sinán para las grandes mezquitas de Estambul.
En Occidente deberemos esperar hasta el Renacimiento para encontrarnos con un espacio semejante, como la Cúpula de Santa María de las Flores de Brunelleschi
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15 comentarios:

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  8. me encantaaa es genial

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  9. Me ha ayudado mucho, esta muy bien estructurado y se entiende muy bien. Muchas gracias!

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  10. Excelente redacción y detalle de la obra, bien detallado y entendible. Perfecto!

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