Dentro de todo el programa de ocupación ideológica de la colina de la Alhambra que realiza Carlos V (Arco de las Granadas, Pilar de Carlos V), el Palacio junto a los nazaríes ocupa el lugar central, tanto por su arquitectura como por de decoración escultórica.
Curiosamente para esta obra magna (una de los principales ejemplos de purismo español) se realiza el encargo a un pintor: Pedro Machuca.
Afortunadamente, su interés por la arquitectura clásica y su conocimiento directo de las obras del Renacimiento italiano y romanas (se formó durante una larga temporada en el entorno de Miguel Ángel) le permitió hacer frente al encargo que fue terminado por su hijo Luis y Herrera.
Hacia el exterior nos sorprende su estructura masiva, aunque proporcionada en donde encontramos, mezclados, elementos clasicistas con otros ya manieristas.
De los primeros hay que destacar sus óculos superiores, el almohadillado (aunque ya un tanto exagerado, al modo del Palazzo Pitti), el modulo utilizado (el habitual intercolumnio), la alternancia de órdenes (como ya realizara Alberti en su Palacio Rucelai) o la monumentalidad y corrección de sus distintos elementos arquitectónicos (pilastras, ventanas...)
De la misma se encuentra en un estado en el que ya se ha superado ese afán decorativo y carente de verdaderas formas de armonía típicas del plateresco. Al contrario, Machuca reduce los elementos decorativos a las aldabas y relieves en las basas, subrayando el muro limpio, organizado por las pilastras y la acción solar
Aún más manierista se muestra la portada principal (ya diseñada por Herrera) en donde encontramos la gramática de Miguel Ángel, con dobles columnas pareadas que rompen el intercolumnio, alternancia de frontones curvos y triangulares, articulación del arquitrabe (puedes verlos en su famosa escalera)
En el interior se encuentra el espectacular patio circular, uno de los espacios más clásicos de todo el Renacimiento (y no sólo hispano).
Creado sobre columnas exentas y con doble piso, crea un fuerte cambio entre el cuadrado exterior y el círculo interior (un palacio cósmico, en el que el círculo hace relación con el macrocosmos, mientras el cuadrado remitiría a los cuatro puntos cardinales... la casa del Emperador de Occidente; Santiago Sebastián)
En torno al patio se crea un corredor circular cubierto por una espectacular bóveda anular.
Entre las influencias recibidas, no existe un verdadero acuerdo, y mientras unos hablan de la Villa Madama de Rafael, otros lo relacionan con San Michele in Bosco de Peruzzi o el Patio de Caprarola de Vignola.
Sin embargo, a mi siempre me ha sugerido una conexión directa con Bramante y su (inconcluso) San Pietro in Montorio.
Esta misma columnata es la que rodea el patio en donde faltaría verdaderamente el templete para recomponer la idea original, con sus mismas correspondencias entre columnas y pilastras, las veneras, las ménsulas en la pared que permiten la continuación del módulo...
Ya por último, hay que reconocer a Machuca, su respeto a la arquitectura nazarí, manteniendo intacto los dos grandes Palacios (Arrayanes y Leones), con los que se crea vínculos de paso y observación. Algo sumamente respetuoso para lo que estilaba la época.