Si Medina Zahara es una ruina venerable que poco a poco va saliendo a la luz, Medina Zahira, el palacio gemelo que hizo Almanzor para su propio poder, es apenas un sueño.
Ni siquiera sabemos con certeza su emplazamiento; tal fue la destrucción que la fitna hizo del último resto del poder califal.
Uno de los escasos restos (junto a la pila de abluciones del Museo Arqueológico de Madrid) es esta pila que debió ser utilizada como fuente central de un pequeño patio.
En ella encontramos una clara iconografía del poder que recoge influencias clásicas, bizantinas e incluso persas.
En el centro del lado largo encontramos el árbol primordial (hom) de tradición mesopotámica y muy utilizado en las decoraciones califales (como los mármoles labrados del Salón Rico).
Simétricamente, el león que ataca una gacela y una cabra, se significa como el símbolo de su poder (el del gran caudillo militar que usurpa la realeza omeya a través de sus campañas militares).
En los laterales nos aparecerá el águila (al modo romano de poder).
Su técnica (a bisel, con un fondo plano del que emergen figuras sin volumen propio) habría que ponerlo en relación con el arte de la eboraria (como puede verse en el bote de Zamora)
La influencia de estos modelos será evidente en el mundo taifa, como podemos ver en la arqueta taifa toledana de la catedral de Plasencia