Se trata de una época de transición en donde se rompe con las características anteriores (hieratismo, frontalidad, geometrización...) y comienzan a ensayarse lo que será el clasicismo
Entre las obras más interesantes del periodo se encuentra este grupo llamado de los Tiranicidas.
Ya el propio tema representa no una idea nobiliaria sino algo más cívico (Harmodio y Aristogitón asesinan al tirano Hipias, convirtiéndose en un símbolo de libertad ciudadana), más aún en esta obra de Kritias que sustituya a otra anterior de Antémor y que se le será encargada justo tras la victoria de Maratón, para sustituir a la robada por los persas
Estilísticamente nos encontramos, como ya hemos dicho, en un periodo de transición en donde encontraremos aún rasgos arcaicos (falta de expresión, un cierto envaramiento de la musculatura, geometría del pelo, organización simétrica del grupo...)
Sin embargo, fijémosnos en sus novedades
Es evidente el interés del autor por dotar de movilidad (que nos lleve más allá de o físico y nos implique en el tema), con atrevidos escorzos frontales y una apertura inaudita de las piernas.
Junto a ello hay un interés por una visión ya al menos dúplice (lateral y frontal, como aparece en las imágenes) que nos permita contemplar uno de los grandes esfuerzos de la escultura: la división ya no homogénea de pesos que lanza las esculturas hacia el frente (ayudada por las diagonales de sus brazos y no por sus troncos que, un tanto incongruentemente, quedan totalmente en vertical)
Junto a estos intentos por abrir y animar el bloque, existe también la voluntad de un mayor naturalismo en la musculatura, que lentamente está perdiendo su geometría y linealidad para crear superficies en verdadero relieve
Todas estas ideas las desarrollará de forma extraordinaria, uno de sus discípulos (Mirón) del que ya nos hemos ocupado analizando su Discóbolo)