Creo que lo aborrezco pero, a la vez, me siento fascinado por sus volúmenes.
Antes, la cosa era distinta, pues se veía un sólo instante, cuando ibas en coche por Bailén, pero ahora que que se encuentra en el eje peatonal generado en torno a la plaza de España hay mucho más tiempo para pararse y observarlo.
En su favor está el rotundo volumen de su salón de planos, hábilmente camuflado de clasicismo moderno por el uso de los cilindros (como si fueran columnas) que sustentan un arqueado arquitrabe (levente remarcado por la decoración en la zona media)
Nos encontraríamos con un claro (aunque bastante pobre) ejemplo de posmodernidad que juega irónicamente con elementos históricos.
Para adaptarse a la irregularidad del terreno este semicilindro se apoya en un alto podio.
A partir de ahí los problemas se agravan, y nos encontramos con una asombrosa esquina que se remata con motivos ¿egipcio? (una especie de golo) y unas terribles balconadas
Vuelve un poco la cordura en su siguiente pared, moderada en su geometría para encontrase con el edificio histórico.
TODOS NUESTROS RINCONES DE MADRID