Junto a San Rocco, san Marcos fue la gran scuola de Venecia (aquí ya hablamos de sus funciones y vinculamos el resto de las scuole).
Como otras tantas, sus orígenes medievales (1260) fueron profundamente renovados en el siglo XV, situándose en un solar donado por los dominicos de San Paolo y Giovanni, que tuvo que rehacerse tras un incendio.
La obra actual fue comenzada por Pietro Lombardo (al que debemos su interior) y concluida por Codussi, que realizó la fachada.
El interior, mucho más sobrio, se debería conectar con el renacimiento florentino (véase la biblioteca de San Marcos, obra de Michelozzo), mientras que la fachada se relaciona mucho más con el espíritu decorativo del mundo lombardo (Cartuja de Pavía) y su gusto de la policromía de mármoles geométricos, con la inclusión de numerosos relieves.
En esta fachada destacan sus remates de frontones curvos (vinculados a San Marcos de Venecia, al que el arquitecto recurre una y otra vez), el león veneciano de la zona superior y los fantásticos trampantojos de las zonas bajas.
Todo ello trabajado con una suma delicadeza típicamente veneciana que sólo se interrumpirá en las obras de Sansovino, así como el gusto por el detalle o la asimetría (que revela las zonas interiores, en la izquierda con la gran sala comunal y la derecha como zona de albergue)