Fue modelado y fundido entre 1539 y 1543 para el rey Francisco I de Francia, en su segunda estancia en Fontainebleau (tras escapar de la cárcel de Castel de Sant´Angelo por un presunto robo de piedras preciosas al Papa durante el Sacco di Roma)
En origen la idea ya la había empezado a desarrollar para uno de sus principales mecenas, el cardenal de Ferrara Hipólito del Este.
El salero es un pieza de orfebrería tan exquisita como grandilocuente para la función que debería tener (contener la sal marina y la pimienta en la mesa del rey).
Este es uno más de los rasgos típicos del manierismo que pretende forzar las formas e ideas para producir contrastes y sorpresas, siendo siempre excesivo, tanto en la terribilitá miguelangelesca como la exquisitez florentina de Pontorno, Bronzino o el propio autor.
Esta exquisitez, por tanto, empieza en los materiales empleados (oro, plata, marfil, piedras preciosas y esmaltes) y termina en la propia creación estética de figuras estilizadas de belleza absoluta junto a las que aparecen miles de pequeños detalles (peces, hipocampos, elefantes, réplicas diminutas de las tumbas mediceas de Miguel Ángel...)
Las dos figuras principales son Tellus (la diosa de la tierra que toca un cuerno de la abundancia y con la otra mano acaricia uno de sus pechos, algo tan típico de este
erotismo frío de la escuela de Fontainebleau; en su lateral un templo en donde se guardaría la pimienta) y Poseidón (recostado sobre una concha arrastrada por cuatro hipocampos, con una nave lateral para contener la sal marina)