.La creación de los Estados Generales (en principio convocados por la insistencia de la nobleza, que se niega a los nuevos impuestos que quiere imponerles el rey) es el principio de la Revolución, sobre todo cuando los miembros del tercer Estado piden el voto personal (vs el estamental) y terminan reuniéndose en un frontón de Versalles, jurando no disolverse hasta convertirse en la verdadera representación del país.
Su carácter simbólico no para desapercibido por sus propios protagonistas que quiso encargar un cuadro a David. Al principio se pensó en una suscripción popular que luego fue estatal que terminó por ser controlada por los Jacobinos (que vieron en el cuadro una perfecta justificación histórica de su gobierno).
El cuadro sería de grandes dimensiones, y nunca se realizó, quedándonos tan sólo este pequeño esbozo
En él se retoma la idea de los brazos alzados del juramento de los Horacios que ahora se multiplican y orquestan en dirección en dirección a Bailly, presidente de la asamblea que apunta hacia el cielo el juramento colectivo (parecería que las fuerzas emanadas de los brazos de los presentes se unifican en este gesto para ascender hacia lo divino pero también a la gloria de este momento histórico)
Junto a este gesto colectivo, David habla una y otra vez de la fraternidad de la que luego tanto hablará la Constitución, a través de abrazos , movimientos de sombreros y vítores de las múltiples capas que constituyen el Tercer Estado (burguesía, campesiado, sansculottes)
Como ocurría en las Meninas, David da un gran protagonismo al espacio vacío de la parte superior que le permite soslayar el peligro de abarrotamiento que produce la parte baja a la vez que da una mayor magnificencia (la que necesita un momento histórico) a un simple frontón.
Curiosamente en él, a su izquierda, una gran tela revolotea al viento (como un verdadero paño flotante de Bernini) tras el que se puede vislumbrar la capilla de Versalles. Se dramatiza así el hecho con un verdadero "viento de la historia"