Escultura de Giraldo de Merlo
Francisco de Mora fue uno de los principales discípulos de Juan de Herrera, trabajando con él en Escorial. A la vez será el tío de Gómez de Mora, el gran arquitecto de nuestro primer barroco.
Se convierte así en el eslabón perfecto que unirá herreriano y primer barroco en España.
De su maestro tomará su rigor geométrico, el uso de la sillería perfectamente tallada en granito, el uso de los elementos clásicos de gran pureza, prefiriendo la pilastra a la columna adosada y el toscano al resto de los órdenes y la contención decorativa, que se concentra en muy pocos lugares, con los característicos piramidiones.
Todas estas características son perfectamente visibles en esta fachada del convento de San José
Sin embargo, su obra comienza a introducir leves cambios que le harán poco a poco evolucionar.
El primero de ellos es la creación de un pequeño compás por medio de la proyección de los muros laterales y el cerramiento con reja del espacio.
De esta manera la fachada se independiza del resto de la construcción y crea su propio ámbito espacial y lumínico.
Por otra parte comienza a trabajar con los huecos y llenos escultóricos (escudos, escena central) alternados en los distintos pisos para crear una suerte de variaciones de luz y sombra que, sin perder rigor, creen diversidad.
Este modelo será tomado por su sobrino Gómez de Mora y su escuela (especialmente Fray Alberto de la Madre de Dios) y lo llevarán a su estructura ya completa, como en el monasterio de la Encarnación de Madrid
Por otra parte, no deberíamos olvidar que ésta fue la primera fundación teresiana que, de una forma tan temprana, inicia el resurgir de la figura de San José, un rasgo típico de la Contrarreforma que ya analizamos aquí.