lunes, 31 de agosto de 2015

LA FACHADA DE SAN JOSÉ EN ÁVILA. FRANCISCO DE MORA

Escultura de Giraldo de Merlo

Francisco de Mora fue uno de los principales discípulos de Juan de Herrera, trabajando con él en Escorial. A la vez será el tío de Gómez de Mora, el gran arquitecto de nuestro primer barroco.
Se convierte así en el eslabón perfecto que unirá herreriano y primer barroco en España.
De su maestro tomará su rigor geométrico, el uso de la sillería perfectamente tallada en granito, el uso de los elementos clásicos de gran pureza, prefiriendo la pilastra a la columna adosada y el toscano al resto de los órdenes y la contención decorativa, que se concentra en muy pocos lugares, con los característicos piramidiones.

Todas estas características son perfectamente visibles en esta fachada del convento de San José 
Sin embargo, su obra comienza a introducir leves cambios que le harán poco a poco evolucionar.
El primero de ellos es la creación de un pequeño compás por medio de la proyección de los muros laterales y el cerramiento con reja del espacio.

De esta manera la fachada se independiza del resto de la construcción y crea su propio ámbito espacial y lumínico.

Por otra parte comienza a trabajar con los huecos y llenos escultóricos (escudos, escena central) alternados en los distintos pisos para crear una suerte de variaciones de luz y sombra que, sin perder rigor, creen diversidad.
Este modelo será tomado por su sobrino Gómez de Mora y su escuela (especialmente Fray Alberto de la Madre de Dios) y lo llevarán a su estructura ya completa, como en el monasterio de la Encarnación de Madrid



Por otra parte, no deberíamos olvidar que ésta fue la primera fundación teresiana que, de una forma tan temprana, inicia el resurgir de la figura de San José, un rasgo típico de la Contrarreforma que ya analizamos aquí.


                          DE TURISMO POR ÁVILA

domingo, 30 de agosto de 2015

EL MEMORIAL DEL EXILIO EN PORT BOU


Como ya explicamos en un artículo de Biombo histórico, los meses finales de la guerra supusieron un éxodo masivo de republicanos desde Cataluña hasta Francia.

La guerra ya se encontraba perdida y los ejércitos nacionales, tras la Batalla del Ebro, iban conquistando rápidamente Cataluña, obligando a la población civil a huir ante las muy posibles represalias. (La historia es cíclica y en estos últimos meses volvemos a encontrarnos con una tragedia semejante, con miles de exiliados políticos de las guerra de Siria que llegan a nuestras costas).




Las escenas que debieron sucederse fueron dantescas.



En pleno invierno, largas columnas de refugiados se acercaban a los Pirineos (entre ellos, el propio Antonio Machado) para encontrarse con la nieve y las fronteras que se cerraban y abrían arbitrariamente.

Los afortunados que superaron el frío, el hambre, el cansancio o los bombardeos (¡sobre población civil!) de la aviación franquista y lograron pasar se encontraron recluidos en campos más de concentración que de refugiados en las playas de Argelès.

Toda esta historia es la que se recuerda en la misma frontera entre Port Bou y Cerbere. Un memorial para que la historia no se olvide pues, como decíamos antes, siempre se repite, y ayer eran republicanos (que perdieron la guerra por la indecisión aliada) y hoy sirios o libios atacados por el Estado Islámico (que también ha nacido y crecido gracias a la indiferencia de los países desarrollados en la guerra de Siria).

Casi acompañados por la canción de Serrat sobre Machado, 

            Caminante son tus huellas del camino y nada más 
            caminante no hay camino, se hace camino al andar 

      al andar se hace el camino y al volver la vista atrás 

se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar 

caminante no hay camino sino estelas en la mar. 





Hace algún tiempo en ese lugar 

donde los bosques se visten de espinos 




Unos grandes paneles nos muestran las terribles fotografías tomadas in situ (o en las cercanas playas de Argelès) por Manuel Moros nos hablan (y recuerdan) la magnitud de la tragedia.

Y ahora, ¿verdaderamente esos exiliados que llegan a centenares a los países del sur realmente son una amenaza a nuestra estabilidad y nuestras fronteras han de ser cerradas a cal y canto?
.

sábado, 29 de agosto de 2015

EL ARTE TARTÉSICO. Manuel Bendala



Este Cuaderno de Arte de Historia 16 recoge, de mano de un especialista como Bendala, un apretado resumen de las principales aportaciones artísticas de la cultura tartésica.
.

Sus principales valores son la periodización (bastante confusa en la mayoría de los libros dedicados al tema) y amplitud de manifestaciones (orfebrería, bronces, arquitectura, cerámica, estelas...), dando un pequeño catálogo razonado bastante completo que puede ayudar al estudiante a tener una visión concreta y sin explicaciones excesivamente heterodoxas (ver aquí) que incluye un catálogo de fichas con los elementos más representativos

                                              

miércoles, 26 de agosto de 2015

Rafael de la Hoz. Edificio Castelar


Siempre me ha fascinado este edificio, tan cercano al Museo de Arte abstracto al aire libre.
Me gusta la elegancia de su zócalo de mármol y césped que salva la pendiente y funciona como podio para la exposición de la obra.



Sobre él se levanta el edificio ópticamente dividido en dos partes. Una zona horizontal (mitad mármol, mitad cristal) que continúa la parte baja.

Tanto el podio como esta zona tienen un cierto regusto a Mies van der Rohe y sus espacios vacíos, sobre todo visto de forma lateral, en donde el juego de volúmenes en juego angular resulta especialmente bello

Sobre ella se alza el pequeño rascacielos, una caja de cristal elegante y precisa con su piel transparente que sólo se percibe desde las citadas vistas esquinadas.

Resulta muy bello el efecto de suspensión de esta torre, que se alza como si no hubiera nada bajo ella.
El efecto se produce al concentrar todo los pesos desde un gran pilar central del que cuelgan los pisos.

Su retranqueo lo sume en la penumbra y genera esta sensación que desaparece por completo si lo vemos por su parte trasera en donde el pilar roba el protagonismo al resto del edificio


martes, 25 de agosto de 2015

LOS LAMASSU ASIRIOS

Esta figura híbrida (toro o león androcéfalo y alado) es habitual en la plástica asiria.

Emparentados con las esfinges egipcias, se trata de animales apotropaicos (defensores mágicos) que se colocaban (habitualmente pareados) en las puertas de las ciudades y palacios para protegerlos de los genios maléficos.

Curiosamente para el que los mira de frente los ve por completo quietos mientras que, al girar, y gracias a esa característica quinta pata, se encuentran en movimiento.

Estéticamente, y además de las características arcaicas (hieratismo, geometría...), encontramos en ellos un labrado profundo (véanse simplemente las barbas) y un gusto por remarcar la musculatura como un símbolo de poder que se mantendrán en la plástica asiria y serán asumidas por ciertas obras del periodo persa.


lunes, 24 de agosto de 2015

Mujer en el baño. Lichtenstein


El arte pop, como ya vimos en el caso de Hamilton o Warhol, es toda una reacción frente el informalismo anterior
Se reacciona a la subjetividad, buscando sus modelos en el exterior del yo.
Se rompe con la abstracción deificando el objeto
Incluso se reafirma el maquinismo y la objetividad en los propios medios pictóricos.
Pero quizás no sea todo tan sencillo.

En este caso que analizamos el mundo se ve a través del filtro (totalmente edulcorado y carente de sentimientos profundos) del cómic, aislando sus figuras y agrandándola hasta convertirla en un verdadero icono.
Bajo su aparente frialdad Lichtenstein entra así en un mundo hedonista en donde no existe la tragedia, convirtiendo a la mujer (creo, espero, que irónicamente) en un objeto de consumo más, el del deseo de un erotismo un tanto distanciado.
Es el triunfo de la sociedad de consumo de los 50-60; toda una imagen de felicidad sin problemas que proporciona el capitalismo (una de las tantas maneras que se utilizaron en la guerra Fría como forma de propaganda)

Como colofón, la técnica empleada (los puntos bendei, aquellos que utilizaba la fotografía analógica para crear las imágenes) reafirma este distanciamiento del ego, del gesto que cultivara Pollock, e introduce al espectador como un mero receptor de imágenes (o, acaso, en el pop todo es irónico y contradictorio, anticipando así el espíritu posmoderno, le avisa de la propia falsedad de las imágenes por el simple procedimiento de agradarlas hasta descubrir sus trucos).

Todo parece pura fotografía que, sin embargo, está pacientemente pintada en donde el detalle se convierte, de nuevo, en pura abstracción