Edificio realizado por el ingeniero Gustave Eiffel como reclamo visual para la exposición universal de 1889. Pertenece a la arquitectura del hierro y cristal
Su planta es un gran cuadrado en cuyos vértices apoyan los pilares.
Su alzado se realiza con un nuevo material (hierro). Se realizaban las piezas en la base de la obra, se ascendía y se remachaba en caliente (se agilizaban así los trabajos, que ya no eran realmente de construcción sino simplemente de montaje).
La estructura se apoyaba en cuatro grandes pilares inclinados unidos por arcos catenarios que los reforzaban (al unirlos estructuras entre sí permitían que toda la estructura funcionara como un solo elemento, dando más fuerza a todo el conjunto)
Sobre esta primera planta se realizan dos más que se van estilizando progresivamente.
Toda la construcción está pensada para para combatir los problemas que podría generar el viento sobre un edificio tan alto. Por un lado, la propia forma de construir, con cientos de varillas entrecruzadas daban mucha fuerza a la estructura en múltiples direcciones a la vez que dejaban pasar el viento entre ellas, sin generar un efecto vela.
La estructura se culmina con un pequeño mirador que recoge las tensiones, como hacían las linternas en la cúpula
Decorativamente hay pequeños elementos de forja en los arcos con motivos vegetales, pero el resto carece de ella (al menos en la idea de la decoración que existía en el momento.
COMENTARIO
La torre Eiffel es una estructura compleja de interpretar.
Como hemos visto se encuentra a mitad de camino de una arquitectura (sin una clara función) y una escultura gigante.
No servía para habitar, tan sólo era un gigantesco hito vertical en la ciudad (que superaba a las tradicionales cúpulas). Un marcador de la exposición universal que conmemoraba el centenario de la Revolución Francesa que iba a ser desmontada cuando esta acabase.
Ni siquiera era una construcción, sino un gigantesco montaje técnico que rehuía de los materiales tradicionales y apostaba por otro industrial (carente de belleza para la estética del momento), en bruto, con los propios remaches a la vista.
Con todo esto atentaba contra la arquitectura tradicional (él mismo era ingeniero, no arquitecto) y creó una verdadera oleada de críticas.
Sin embargo, con el tiempo, la torre Eiffel se convirtió en un verdadero icono de la arquitectura del hierro y cristal (un verdadero canto a la revolución industrial) y también de la ciudad y el país.
En ella se subvertían las categorías tradicionales por otras que serán fundamentales en la modernidad: belleza vs utilitarismo, técnica vs estética..., creando un nuevo modelo de arte que valora los materiales en bruto, la sinceridad de la construcción, la geometría como forma decorativa ...
Gran parte de su legado lo recogerá el movimiento moderno, desde la escuela de Chicago al funcionalismo.
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