SDELBIOMBO - - SIGLO XVIII. ROCOCÓ Y NEOCLASICISMO
Escondido entre el mastodóntico parque Juan Carlos I y la A-2, se encuentra esta pequeña joya del arte paisajístico , que os animo a visitar, especialmente durante el otoño. Es el jardín del palacio de recreo de los Duques de Osuna, mecenas de Goya, y refleja muy bien las tendencias de pensamiento, la evolución artística y la moda cortesana de finales del siglo XVIII.
En la Corte de Carlos IV, tres mujeres eran las más relevantes y las que dictaban tendencia: La Reina María Luisa, de nacimiento y formación italiana; la Duquesa de Alba, atractiva y al tanto de las modas populares, y la más ilustrada y culta, Duquesa de Osuna. Según las indicaciones de ésta se construyó el palacio y sus jardines, que luego copiaría en Aranjuez la propia Reina.
La estructura del jardín se inspiraba en el modelo hasta entonces conocido, el jardín francés o italiano, que se caracteriza por su deseo de dominar y ordenar la naturaleza, construyendo grandes avenidas, orladas con setos podados milimétricamente, y que formaban dibujos geométricos. El racionalismo sometía al espacio, estructurándolo en diseños artificiales, a la manera de trazados urbanos.
Esta filosofía se conserva en las principal avenida del jardín, y en su lado derecho, con parterres a la francesa. Pero el jardín de el Capricho es el primero en introducir la concepción del jardín rococó, que luego se denominaría jardín inglés. La filosofía en la que se inspira es la de los ilustrados franceses, especialmente Rousseau, y su “Eloísa”, y “Emilio”, que promueven la vuelta del hombre a la Naturaleza y a la sencillez. Fue la reina María Antonieta quien recogió ese espíritu y construyó, dentro de la geometría de Versalles, un pequeño espacio más libre, alrededor del Petit Trianon, donde jugaría con otras damas de la nobleza a hacerse la campesina, en una pequeña aldea, el Hameau. El Parque de El Capricho se hace eco de esa moda con la construcción de una casa campesina, la “Casa de la Vieja”, que daría pintoresquismo a los jardines.
Para los diseñadores del parque, el jardín cumplía varias funciones, según los dictados de los ilustrados: ser productivo- por lo que se dedicó una parte a huertos , abejero , y una aldea para los criados de los duques-, instruir, y deleitar.
El disfrute en un jardín inglés proviene de una ilusión, la de haber logrado imitar la naturaleza. Desaparecen las grandes avenidas con perspectiva, y surgen los caminos recónditos que se adentran en la espesura, sin que el paseante sepa a dónde le conducen. Tras un recodo, surge la sorpresa: un lago, un templete, una rosaleda…
Para conseguir fundirse con la naturaleza, los árboles deben ser variados, incluso se introducen vistosas especies exóticas traídas de Asia y América, siguiendo el principio “instruir deleitando”.
El terreno se mantiene con sus elevaciones y cuestas naturales, e incluso se proyectan cuando no existen para provocar la sensación de cambio y movilidad que es tan querida al rococó.
En lo alto de las colinas se construyen los hitos del paisaje. Es característico de los jardines ingleses los templetes, tipo tholos o de planta circular, que en este caso es elíptico. Escondido entre los árboles, el templete cumple perfectamente el efecto de sorpresa para el visitante, idealizando un mundo clásico en comunión con la naturaleza. Desde el lago, escondido hasta que no se está muy cerca, un pequeño canal comunica con el pabellón de baile, donde las damas de la nobleza se acercaban en barcas.
La Duquesa encargó para la decoración del palacio a Goya varios cuadros: “EL Columpio”,” La Pradera de San Isidro”, “La Merienda”, además de los retratos de los miembros de su familia.
Los duques de Osuna por Goya
Tomado de
http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Los_duques_de_Osuna_y_sus_hijos.jpg
Como mujer al tanto de las tendencias de la época, la Duquesa también era conocedora de las corrientes que anunciaban el romanticismo, como el gusto por el concepto de lo sublime, entendido como aquello que atrae y horroriza a un tiempo, y encargó a Goya una serie seis cuadros sobre brujería, entre los que destacan “El Aquelarre” y “las Brujas”, que recuerdan a temas de Füsseli y que decorarían el palacio.
El aquelarre (Goya)
Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/El_aquelarre_(1798)
Éste, muy deteriorado, pero que se restaura actualmente, es una construcción pequeña, concebido como sitio de recreo, para breves estancias.
Cuando la Duquesa eligió el nombre “ El Capricho”, lo declaraba un escenario de artificio y sofisticación, en definitiva , un sitio de diversiones , que refleja la despreocupación de la nobleza y la fragilidad de un mundo que se vería sacudido por la guerra pocos años después.
Texto e imágenes: Ana Molinero
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