San Andrés de Mantua representa la obra final (casi póstuma, pues apenas vio comenzar las obras, comenzadas en 1462 y dirigidas por Luca Fancelli) de Alberti.
Este hecho tiene sus características positivas y negativas.
Entre las primeras se encuentra todo el bagaje que llevaba consigo el arquitecto, siendo la obra, en realidad, un compendio y síntesis final de muchas propuestas anteriores.
Por el contrario, y aunque Alberti afirmaba una y otra vez que el arquitecto sólo era un proyectista que no debía inmiscuirse en la construcción física, siempre mantendremos dudas sobre algunos aspectos puntuales (tipo de planta, la curiosa bóveda de la parte superior de la fachada...), no sabiendo si fueron proyectados de esta manera , son adiciones posteriores o, aunque suyos, podrían haber sido cambiados sobre la propia marcha al ver sus efectos concretos.
Pese a todo la obra resulta (al menos a mi juicio) la máxima expresión del autor, y le dedicaremos dos post a su análisis, reservando este primero a la fachada.
En ella volvió a retomar la idea de arco de triunfo que había iniciado (sin que nunca se concluyera por motivos económicos) en el Templo Malatestiano de Rimini (y apuntado como simple cita en la fachada de Santa María Novella)
Ideológicamente, la idea era un puro conciliato: convertir la entrada de una iglesia (la Religión) en un arco triunfal (por completo clásico), pues el único triunfo que puede obtener el cristiano pasa por la Iglesia.
Habitualmente se ha hablado del arco de Tito como principal referencia para la zona central.
Sobre esta forma básica Alberti, que quiere informarnos de las tres naves internas, propone dos calles laterales con pequeñas puertas adinteladas. Para unir las tres partes utiliza un verdadero orden gigante de pilastras compuestas (Alberti abominaba de las columnas) que concluye en un friso continuo (estas pilastras son, en realidad, del mismo tamaño que las que sustentan el arco central, sobreelevadas sobre un alto podio)
Sobre él (y tomado de los templos clásicos) un gran frontón triangular unifica toda la fachada y equilibra su sensación de ascenso.
Los cuerpos laterales se componen también de forma tripartita en altura, con la puerta, una hornacina y una ventana, que utilizan un módulo menor.
Como apunta Castex, la fachada "es, en realidad, un trozo del muro de la nave (interior) cuya unidad reproduce (pilar hueco, elemento abovedado con cañón, pilar hueco). Se anuncia en el exterior, se muestra, la estructura del muro interno"
Sobre todo el conjunto se sitúa una bóveda que cubre una ventana que, a mi juicio, rompe la claridad del conjunto. Habitualmente se ha hablado de un protector del óculo central (más alto que la fachada) para matizar la luz interna ¿Hasta que punto es obra de Alberti? ¿Cómo si no habría solucionado la diferencia de altura entre el interior de la nave y la fachada?)
Siguiendo modelos clásicos, la obra se realiza en ladrillo recubierto por estuco endurecido.
Es interesante destacar cómo la fachada es en si misma una obra arquitectónica con su propia profundidad que genera una bóveda casetonada (que se repite en el interior) tras el arco triunfal y se compensa con dos transversales para las zonas laterales, creando un espacio propio en el que se conecta el exterior y el interior.
Gracias por compartir estas magníficas imágenes. Un saludo.
ResponderEliminarGracias. Nuevamente recurro a consultar tu blog, esta vez, durante la preparación de mi viaje a Lombardía. Sigo disfrutando de la claridad de las exposiciones y las imágenes.
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