martes, 10 de diciembre de 2019

LAS CAPILLAS MEDICEAS (1) la arquitectura


Como otras obras del periodo, las obras de las capillas mediceas fueron objetos de numerosos retrasos y cambios de proyectos (tanto por la situación política de Florencia como por los múltiples encargos a los que tiene que hacer frente Miguel Ángel) y forman parten de una amplia colaboración del autor con los Medicis (proyecto nunca realizado de San Lorenzo, Biblioteca Laurenciana)
Esta obra es, además, su primer desarrollo arquitectónico, ya en un momento en el que su arte avanzaba claramente hacia el manierismo.
Para ellas tomó como modelo la Sacristía Vieja de San Lorenzo realizada por Brunelleschi (muy semenjante a la Capilla Pazzi). O más bien habría que decir, usó los esquemas básicos de esa capilla para desmontar el Quattrocento y hacer avanzar a la arquitectura a unos caminos hasta entonces desconocidos.

Entendida con dos cubos (el menor como altar) cubiertos con cúpula, Miguel Ángel comenzó por darle más poder visual (gracias a una bicromía más intensa) a los elementos estructurales que se destacan sobre las paredes blancas, casi intentando despegarse de ellas y añadió un espacio intermedio entre los dos pisos que rompía la ascensión de la mirada y creaba dos ámbitos, el terrenal en donde se encontrarían las esculturas, y otro celestial sin apenas referencias, un espacio abstracto, dominado por la luz espectral que entra por el óculo de la cúpula.


En esa misma cúpula incluyó (una novedad total) ventanas entre las pechinas, colocando sus jambas inclinadas hacia dentro (como estípites) "como si las oprimiera el peso de la cúpula cuya base soportan" (Tomás Llorens)


A todo ello, Miguel Ángel añade edículos y volutas entre las pilastras (demasiados grandes para el espacio de los paños), creando una especie de doble piel sobre el esquema general, una especie de nueva arquitectura subyacente, sincopada, de la que solamente se nos dejan ver fragmentos que emergen trabajosamente (como sus famosos esclavos) hacia el exterior, creando en el espectador una sensación de metamorfosis, de arquitectura que crece desde el interior y amenaza el equilibrio previo.

Con todos estos rasgos, Miguel Ángel está iniciando un camino para convertir a la arquitectura en un arte elocuente y trágico, profundamente emocional y trágico, que tendrá su culminación en la famosa Escalera de la Biblioteca Laurenciana


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