Es mi obra favorita del artista.
Toda una triste belleza para que utilizó como modelo a su ex-amante/colaboradora/musa Lee Miller.
Forma parte de una larga serie de obras que repiten el mismo modelo:
Una cara llena de lágrimas y unos ojos maquillados y con la mirada hacia arriba, dejando fuera del marco su foco final.
Realmente, parecería una virgen dolorosa española con sus lágrimas de cristal. La misma impostura. El mismo juego.
Pues nada más falso que esas lágrimas de cristal (pero también gran parte del maquillaje de los ojos) que son retocados sensiblemente por medio de óleo y carboncillo (lo podéis comprobar en la imagen que abre el artículo, estando mucho menos retocada la que se encuentra sobre estas líneas).
Se crea así una falsa imagen que (por ello mismo) se vuelve icónica.
Demasiado exagerada (como ocurre en el barroco), lo que le permite convertirse en paradigma y, posteriormente, en visualidad de una idea o sentimiento (el llanto, puro, acaso simplemente nostálgico pero nunca triste del todo.
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