lunes, 18 de febrero de 2019

REMBRANDT. EL SÍNDICO DE PAÑEROS


El último doelen (retrato corporativo) de Rembrandt (ya en plena crisis económica del pintor) será esta obra maestra en donde intentará no caer en los errores de la Ronda Nocturna.
Se trataba del síndico de pañeros de Amsterdam que analizaban los paños azules y negros que pretendían entrar en los mercados de la ciudad utilizando un sraalboeck (fajo de muestras cosidas)

El número de personajes se encontraba ya fijado por contrato, aunque existen dudas sobre el personaje del fondo (F Hendricz), simple empleado del gremio. A esto se debe su posición retrasada que le sirve a Rembrandt (igual que hacía Velázquez en las Meninas) a crear una forma ondulada con constante subidas y bajadas a través de las cabezas que animan este retrato corporativo. Consigue así sortear el riesgo de las figuras repetidas que era muy habitual en muchos de estos retratos colectivos.

Por otra parte, y para sortear en este caso la habitual simetría de la composición, Rembrandt ha optado por un grupo central triangular a cuyo lados crea, por medio de la ley de la balanza, un equilibrio no simétrico, alejando del resto a la figura de la derecha, que contrapesa así el mayor volumen de las dos de la izquierda.
La perspectiva es espléndida para tan reducido ámbito, creándose por medio de varios trucos como la mesa puesta en esquina, el tradicional escorzo de la mano y el libro en la pare central o la diagonal creada por el hombre que se incorpora que llega hasta el más retrasado y se culmina en el muro articulado (que acaso repitiera  la sala en donde estuvo expuesta).

El retrato psicológico se potencia por medio de una técnica típica del autor, buscando romper el tradicional hieratismo a través de una captación casi instantánea de la escena, en donde creemos que alguien acaba de entrar en la sala, lo que provoca que los personajes levanten su mirada hacia él e, incluso, uno de ellos comience a levantarse.

Sin embargo, los protocolos de esta corporación dejaban claramente establecido que sus reuniones siempre se realizaban a puerta cerrada, por lo que (en un rasgo de enorme modernidad) Rembrandt los hace girarse hacia el propio espectador que se convierte en el verdadero protagonista de la historia





1 comentario:

  1. Hola Vicente
    Muy interesante.
    Necesito saber en que edificio estuvo expuesta esta pintura?
    Gracias saludos

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