.DALE AL PLAY Y SIGUE CONOCIENDO NUESTRAS CONVERSACIONES
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(Dos años después)
(Dos años después)
-Siempre me ha encantado esta canción.
-Ya lo sé , Sabrina. Cada vez que la escuchaba en estos años, pensaba en ti.
(Pequeño silencio)
-Vaya, no sabía...
-Realmente, pocas canciones no me recordaban a ti.
(Mirada de sorpresa)
(Nuevo silencio)
-Yo creía que eso solo me pasaba a mí.
(Y la sorpresa cambia de lado)
(Luego, risa conjunta)
-Hemos estado dos años haciendo el imbecil, ¿verdad?
-Es muy probable, Luis. Aunque...
-Aunque, ¿qué?
-Nada. Es una tontería.
-No me gustaría que, ahora que volvemos a estar juntos, cometiéramos los mismos errores. ¿Qué ibas a decir?
-Me da miedo que te lo tomes a mal y todo se tuerza.
-Por favor, Sabrina.
(Y un gesto de fastidio)
-Vale, vale. Iba a decir que... Que durante estos años no has perdido el tiempo, ¿no?
-Bueno, creo que tú tamp
(Palabra cortada)
-No, no. Tienes toda la razón. Me lo merecía. No se pueden tener celos retrospectivos.
(¿Sorpresa? Tal vez)
-¿Y esa cara, Luis?
-No sé. Me ha sorprendido tu respuesta.
-¿Para bien?
-Sí
-Tal vez haya crecido de una vez.
-¿Por qué dices eso?
-Porque espero que esta vez no vuelva a estropearlo.
-¿Y por qué lo ibas a hacer?
-Porque ya lo hice una vez.
-¿Y qué tal si miramos hacia delante en vez de seguir haciéndolo hacia atrás?
-Sin que sirva de precedente, por una vez en la vida te voy a dar la razón. No te acostumbres, ¿eh?
(Un gesto encandilado en él)
- Ese brillo en la mirada... De verdad te lo digo. Nunca he podido encontrar esa luz en ningún otro sitio, Sabrina.
- Hay cosas que no cambian, Luis. Yo también echaba de menos esa capacidad que tienes de decir las cosas más bonitas de una forma tan sencilla.
- Me voy a ruborizar como un adolescente.
- Sería precioso.
- ¿Tú crees?
- Cualquier cosa que hagas me parecerá perfecta.
- ¿Cualquier cosa?
- Bueno, cualquier cosa... decente.
- ¿Y las indecentes?
- Luego, ¿no?
- Cuando tú digas
- Pues entonces nos vamos inmediatamente
- ¡Coño, cómo ha cambiado el cuento!
(Risas)
Poco a poco van regresando las antiguas confianzas, las palabras secretas, los gestos conocidos, aunque entre ellos, como sorpresas en medio del bosque, surgen dos personas que han ido madurando, profundizando en unas cosas, abandonando otras, y los dos se entretienen en ir descubriéndolas como si fuera el escondite.
-Me encanta esta canción pero sobre todo su cantante.
-¿Por?
-Me encantaría ser como ella. Ser tan fuerte en medio de un mundillo tan masculino como el de la música.
-¿Te has vuelto feminista?
- ¿Te parece mal?
-No, supongo que no.
(Cuanto tengo que aprender todavía)
-Nunca te ha pegado ser machista, Luis.
- ¿Por qué?
-Eres demasiado sensible para serlo, aunque...
- ¿De verdad que me recuerdas así?
- No, no es eso. No eras tú. Son los tiempos. Supongo que todavía tardará mucho tiempo hasta que os deis cuenta de todo lo que ocultan las cosas más cotidianas.
-Y hasta entonces, ¿qué vamos a hacer?
-Bueno, se me ocurren cosas muy interesantes para pasar el tiempo.
-¿Jugar al mus?
-Lo siento, pero nunca he podido aprender. Como mucho a la escoba, que es más de chicas
-Touché
-Uno cero y sigo yo con el balón.
Un mundo el suyo regido por las metáforas y personificaciones, a veces tan complejas en sus encadenamientos que terminaban perdidos y tenían que echar mano de la risa para salvarse. De ella o de la larga docena de frases hechas cuyos significados sólo conocían ellos mismos. Un código tan elaborado que les permitía incluso mantener conversaciones privadas en medio de un grupo.
-¿Hoy no vas a convencer a Manuel para que pinche?
-No, ya lo he hecho yo esta misma tarde.
Una cinta grabada con todas sus canciones que puso entonces en funcionamiento y les sirvió para recordar nostalgias pero también para seguir conociendo los nuevos perfiles del otro.
- Por lo que veo lo que no ha cambiado es la música.
- Sí, aunque ahora es cuando estoy empezando verdaderamente a comprenderla.
- ¿Me estás diciendo que no lo hacías ya antes?
- No lo puedes imaginar. De hecho ni siquiera yo soy capaz de explicármelo. Pero sólo ahora comienzo a sentirme como un principiante.
- ¡Un padawan de la fuerza!
- ¡Habló mi princesa Leia!
- Menos más que no me ha tocado el papel de Chewbacca.
- No, Chewbacca no, pero tengo que confesarte que durante estos dos años fuiste muchas veces Darth Vader, tan odioso como fascinante.
- Supongo que debo tomarlo como un cumplido.
- Lo es, Sabrina. Siempre te seguí amando, casi tanto como te odiaba.
- Por lo menos saliste ganando. Yo solo me odiaba a mi misma por haberlo dejado
(Silencio)
-Mira, escucha esta canción. Es algo muy curioso. Una canción que salió a destiempo.
-No te entiendo.
-Si, un año después de cuando tenía que haberlo hecho
-(?)
-Así te veía yo entonces, como un verdadero ángel
-Antes de verme como un demonio, ¿no?
-Eramos demasiado ingenuos para saber que todas las monedas tienen siempre dos caras
Demasiado para entender que lo suyo había sido tan efervescente y poderoso como para poderse mantener en el tiempo.
- Te tengo que confesar una cosa, Sabrina.
- ¿El qué?
(Y un poquito de miedo)
- Desde ayer vivo en sueño... del que tengo miedo de despertarme.
(Alivio)
- Sí, yo también.
- ¿De verdad que todo esto es cierto?
- Espero que sí.
- ¿Y si nos estuviéramos equivocando? Si, en realidad, sólo quisiéramos volver a resucitar un pasado que
(Las palabras las para un beso)
- Pero
(Y un nuevo beso, casi desesperado)
(Y un poquito de miedo)
- Desde ayer vivo en sueño... del que tengo miedo de despertarme.
(Alivio)
- Sí, yo también.
- ¿De verdad que todo esto es cierto?
- Espero que sí.
- ¿Y si nos estuviéramos equivocando? Si, en realidad, sólo quisiéramos volver a resucitar un pasado que
(Las palabras las para un beso)
- Pero
(Y un nuevo beso, casi desesperado)
Conversación 4 (al piano)
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