Tomado de wikipedia
Como ya hablamos aquí, os revival (neos) del siglo XIX estuvieron profundamente enraizados en el nuevo espíritu romántico y nacionalista decimonónico.
En ese sentido, cada país busca en sus raíces culturales la inspiración para los nuevos estilos, insistiendo en el carácter de autenticidad y reivindicación de la historia (una disciplina que se está desarrollando de forma exponencial en este momento, en especial las distintas historias nacionales).
Mientras en España se desarrolló el furor neomudéjar, en gran parte de Europa septentrional será el gótico el considerado como estilo nacional.
Dentro de esta idea, hay que recordar que el gótico inglés fue sumamente particular, con una evolución muy distinta a la del resto del continente.
Precisamente será uno de los momentos de este gótico autóctono el elegido para la construcción (el llamado perpendicular, caracterizado por volúmenes claros y altos y delgados ventanales divididos por maineles verticales, que ya se había empleado en la aneja abadía de Westminster).
Abadía de Westminster
Bajo estas premisas, se les encarga en 1836 la reconstrucción de las Casas del Parlamento a los arquitectos Charles Barry y Augustus Pugin, tras el devastador incendio que habían sufrido en 1834.
Su construcción respetó las zonas no dañadas ( el Salón Westminster, la Torre Joya), unificando todo el conjunto por medio de una inmensa fachada, especialmente visible desde el Támesis, que mucho tenía (pese al rechazo, especialmente de Pugin) de la claridad y simetría neoclasicista y la bella contraposición entre las líneas verticales y horizontales que debemos atribuir al diseño de Barry, mucho más clásico.
Por el contrario, la decoración y el detalle han de adjudicárseles casi por completo a Pugin, teórico del nuevo estilo que consideraba el mundo clásico como pagano, que llenó los espacios de una decoración cercana al mundo flamígero
Junto a la historia y el mundo gótico, estas Casas tenían otra profunda simbología: la de ser el hogar del parlamento más antiguo del mundo (desde el siglo XVII) que entroncaba directamente con la ideológía política en boga: el liberalismo.
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Por ello, la famosa Torre del Big Ben era, además de un hito arquitectónico de la ciudad, todo un referente histórico, político y social de la burguesía colonial e industrializada de las Islas (bajo la estructura pétrea del edificio, los pesos se encuentran sostenidos por largas vigas de acero que nos hablan de la potencia de su industria siderúrgica).
Fotografías no reseñadas: gentileza de Manuel Estévez
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