PLANTA. Sobre la tradicional planta rectangular nos encontramos con un templo dórico períptero(con columnas en sus cuatro lados) y octástilo (8 columnas en su frente).
El interior consta de un pronaos que antecede a la naos o estancia principal en donde se encontraba la famosa Atenea Parthenos de Fidias. Su espacio se encontraba divido en tres naves separadas por columnas jónicas con la central de doble anchura y cerrada por una nueva columnata que cerraría visualmente la estatua.
Independientes a las estancias anteriores se realizaron el opistodomos o Sala de Vírgenes en donde se guardaba el tesoro, siendo utilizado también por las jóvenes atenienses que permanecían un tiempo al servicio de la diosa. Para su sustentación poseía cuatro columnas exentas jónicas.
Como entrada a esta sala, haciendo pareja con la existente en el lado contrario, se encontraba otra pronaos abierta al exterior.
Toda la planta se encuentra regida por la línea recta, siendo patente una simetría axial que responde al gusto griego por lo armónico y regular.
ALZADO. Como es común a todo el arte griego, se trata de una arquitectura arquitrabada, con la columna y el muro de sillares como bases de sustentación. El material utilizado es el mármol rosado del Pentélico que, en sus tiempos originales, estaría policromado con colores vivos y contrastados en algunos elementos
En el exterior, el orden utilizado es el dórico en su concepción griega (sin basa) y con un cierto interés por resultar (lo era ya en la época) antiquizante.
Para conseguir su perfecta armonía a ojos del espectador se realizaron sobre él una serie de correcciones ópticas que eliminaran los defectos que se producen el la retina del espectador. Entre ellos se podrían citar:
Realización convexa de los elementos horizontales (estilóbato, entablamento) que el ojo, de ser por completo rectos, vería ligeramente hundidos.
Engrosamiento de las columnas de esquina que el ojo percibe como más delgadas al estar en los extremos.
Ligera inclinación hacia el interior de las fachadas y laterales para que el espectador no tuviera la sensación de desplome.
En las columnas interiores (naos, opistodomos), el orden elegido fue el jónico (relacionado con deidades femeninas), siendo una excepción en el arte griego que sólo se puede explicar por la concepción del monumento más que como un templo tradicional como un verdadero estuche arquitectónico para la escultura de Fidias.
Como es típico del arte griego, hay poco interés por los espacios interiores (escasos y muy compartimentados), entendiéndose los edificios como grandes esculturas cuya observación fundamental es la exterior, puesta en perspectiva desde la entrada de la Acrópolis.
CUBIERTA. Como es habitual en el arte griego, nos encontramos con una cubierta arquitrabada(sin arcos), con un techo realizado a través del cruce de vigas que, al exterior, se resuelve en un tejado a dos aguas.
DECORACIÓN. Fue especialmente cuidada.
Dirigida por Fidias, el propio escultor realizó una parte importante de la misma. Los distintos expolios realizados en el monumento han producido que dicha decoración se encuentre desperdigada por varios museos del mundo, cambiando de esta manera su visión original que debía ser muy distinta a la actual (Recuérdese, por otra parte, que los templos griegos se encontraban policromados con colores fuertes: azules, rojos, amarillos...)
Los frontones estaban dedicados a la diosa Atenea. El de la fachada oeste se representó la lucha entre Atenea y Poseidón para saber quién sería el protector de la ciudad. En la fachada este aparecía el nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus..
En el interior se encontraba la imagen de la diosa Atenea Parthenos, obra de Fidias no conservada y que sólo conocemos por descripciones. Era una escultura crisoelefantina (realizada en oro y marfil) sobre un enorme armazón de madera. Representaba a la diosa en pie, con casco, escudo, lanza y una Victoria alada en su mano extendida. Se la consideró como la obra maestra del escultor.
COMENTARIO.
Pese a su estado casi ruinoso tras varios expolios, terremotos y explosiones, el Parthenon representa uno de los momentos culminantes del arte griego.
Su construcción se enmarca dentro de un gigantesco programa arquitectónico que planificó Pericles, con la supervisión artística de Fidias, tras la victoria griega sobre los persas en la segunda Guerra Médica.
En este momento,
Atenas ha llegado a su esplendor político, económico y cultural. Su gobernante,
Pericles, aprovechando en parte el tesoro de Delos, decide una total reorganización de
la parte alta de la ciudad, la Acrópolis. En ella se levantarán unos nuevos
propileos (entrada monumental),
una biblioteca y varios templos (
Atenea Niké, Erecteion, ...), siendo el más famoso de ellos el Parthenon que analizamos. Su posición dentro de la Acrópolis, más elevada, marca el punto fundamental del conjunto, siendo el centro de atención del mismo desde la entrada por los propileos.
Más que un verdadero templo, el edificio se concibe como una gigantesca envoltura a la imagen de Atenea realizada por Fidias, lo cual explicaría algunas irregularidades de la arquitectura, como su mezcla de órdenes o su triple nave interior.
En torno suyo se realizaban las grandes ceremonias religiosas con las que se honraba a la diosa protectora de la ciudad, siendo, por tanto, mucho más importante la visión exterior del templo que su propio espacio interior al que sólo se accedía para orar de forma individual ante la diosa.
Este aspecto es básico en casi toda la arquitectura griega, poco preocupada por los espacios internos que suelen ser sombríos (para crear un ambiente misterioso) y de reducidas dimensiones (en parte debidos a la forma arquitrabada de su construcción que no permitía espacio demasiado diáfanos) que sólo cambiará con el uso del arco y los nuevos materiales que emplearán los arquitectos romanos (
Panteón de Agripa).
Por otra parte, se debe recalcar la dimensión humana y racionalista que rige esta arquitectura. Este componente antropocéntrico hace que el edificio se realice en función del hombre (sin el monumentalismo egipcio) y usando reglas racionales (medidas matemáticas y órdenes) que propicien una idea de orden y claridad que el hombre puede entender a través de su razón. Incluso, y teniendo en cuenta las limitaciones ópticas del ser humano, se realizan correcciones ópticas para que la arquitectura se vea perfecta.
Toda esta tendencia de crear un arte humano y racional se recogerá en Roma (aunque con un factor esencial de propaganda del Imperio) y volverá aparecer en el siglo XV en torno al Renacimiento, aunque con una preferencia (por su mayor conocimiento) de los modelos romanos. Tendremos que esperar a mediados del siglo XVIII cuando un nuevo estilo, llamado Neoclasicismo, redescubra la pureza y sobriedad griega y la tome como modelo para sus edificios (Museo del Prado, Villanueva, Madelaine).
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A mi parecer el Partenón es un símbolo de la democracia, la cultura y el esplendor de la antigua Grecia. Qué a lo largo de su historia, ha sufrido diversos daños y transformaciones por guerras, incendios, terremotos y saqueos. :/
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo amigo, no has podido estar más acertado
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