Los mosaicos que decoran la cuenca del ábside de la basílica pertenecen a la primera mitad del siglo XII, cuando se reconstruye (posiblemente ex novo) la arquitectura.
En ellos encontramos la tradición bizantina de las formas mayestáticas, hieráticas, con clara perspectiva jerárquica, que se entremezcla con la novedad de la aparición de la Virgen que está siendo entronizada por Cristo; todo un aviso de los nuevos tiempos que desembocarán en el mundo e ideología gótica.
En la creación de esta iconografía (sumamente novedosa en la ciudad y, posiblemente, relacionada con el mundo francés, ya sea a través del abad Suger o San Bernardo de Claraval) se apoya en textos bíblicos: los profetas Isaías y Jeremías (Una virgen concebirá y tendrá un hijo - Isaías 7:14 /Nuestro Señor, el Cristo ha sido tomado en nuestros pecados - Lamentaciones 4:20) y el Cantar de los Cantares y sus comentarios (Su brazo izquierdo está debajo de mi cabeza, y su brazo derecho me abraza, Cantar de los Cantares 2: 6 /Ven mi elegido y te depositaré mi trono)
La Dextera Dei superior "coronaría" a la Virgen con una guirnalda
Junto a los personajes centrales se encuentra el Papa Inocencio II sosteniendo un modelo de la iglesia, San Pedro y cinco mártires romanos.
En la portada de ingreso (milagrosamente salvada de las reformas barrocas) se encuentra otro mosaico (ya de XIII) que ahonda en la figura de la Virgen (en este caso Galactotrofusa) a la que acompañan con una doble procesión de vírgenes que toman la iconografía de las vestales con su fuego sagrado (estilísticamente mucho más cercanas a los modelos de Ravenna, Sant Apollinar il Nuovo pero también a cánones mucho más goticistas)
Muchas gracias Vicente. Me encanta la musivaria y estos mosaicos son sencillamente excepcionales
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Ezequiel
Eliminar