En 1906, Picasso se encontraba en una de sus grandes encrucijadas artísticas, deshaciéndose del estilo rosa anterior (todavía emocional y narrativo) para encontrar algo que todavía no conocía.
En este tránsito hubo numerosas influencias externas que le abrieron los caminos. Estaba Cezanne, el arte íbero y el africano descubierto en las exposiciones del Trocadero o el arte románico conocido en sus andanzas por el Pirineo.
Todas estas experiencias coincidían en un arte antinarrativo (y muy poco emocional) basado fundamentalmente en los volúmenes puros, marcados por líneas cortantes, que eliminan detalles y realismo en favor de imágenes mayestáticas.Posiblemente el retrato comenzó siguiendo modelos de Cezanne, visibles en la postura, el encaje volumétrico de la figura y la sinestesia a base de pequeñas y cuadradas pinceladas de colores en el respaldo del sillón.
Pero el ansia por ir más lejos le hizo borrar y repetir la cabeza, convirtiéndola en una escultura tallada de mirada perdida, como una máscara africana.
Gertrude fue una agitadora cultural y mecenas de primer orden en el Paris anterior a la Primera Guerra Mundial (una rosa, es un rosa, es una rosa) y por su domicilio en Montparnasse pasaron los poetas y pintores de vanguardia, convirtiéndose sus paredes en un maravilloso museo (aunque algunos cuadros, como su propio retrato, no le gustaran en absoluto)
PICASSO BÁSICO