sábado, 29 de febrero de 2020

Solsona. Unas preguntas que no terminan gustando a nadie

Desde hace años me pregunto sobre un problema para el que no tengo solución.

¿Por qué la izquierda, que se apellida feminista dentro de España mira hacia otro lado, se excusa y entretiene cuando se trata de hablar de mujer e islam? ¿Es acaso un no querer molestar a una religión (cuando eso no le preocupa con la católica) o una pura excrecencia de las teorías de la multiculturalidad (que cada día prueban más su inutilidad) o una simple cuestión de financiación de algunos de sus líderes?
Pero aún más.
¿Por que la derecha más radical, aquella que niega el pan y la sal a cuestiones tan básicas como la violencia de género, no deja de denunciar la situación de la mujer en el Islam, con constantes vídeos sobre lapidaciones y otros tipos de mil violencias feminicidas?
¿Es que acaso esas mujeres si les interesan más que las compatriotas a las que se suelen llamar feminazis cuando quieren que se cumplan los derechos?
¿O es que sólo es una simple excusa para fomentar la islamofobia y, con ella, criminalizar un tipo de emigración contraria al catolicismo rancio que ellos defienden, el mismo que siempre ha minusvalorado a la mujer?

Creo que cada vez me parezco más a R.




jueves, 27 de febrero de 2020

CHEMA MADOZ. Constructor de realidades






























Quizás sea nuestro referente más excelso de la fotografía contemporánea española.
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En su obra se une toda la herencia surrealista (en gran parte la de Brossa o Magritte) que él ha reconvertido en pura posmodernidad en donde se entremezclan sin fin la parodia y la tragedia, la broma o el puro juego, creando unos artefactos imposibles (pero tan reales) que nos dejan soñar, pero también sorprendernos, pues ni poesía ni tragedia son ajenos a su obra en donde los objetos tienen nuevas y secretas vidas.


Su trabajo es sumamente artesano, pues las fotografías (casi siempre en blanco y negro) no se encuentran retocadas. Por el contrario, son fotos reales de un minucioso bricolaje con el que el autor construye sus mundos imaginarios jugando con la combinación de objetos que son imposibles desde el punto de vista conceptual pero él consigue que sí lo sean desde el visual


Una pura poesía que arranca de lo cotidiano para llevarnos a los territorios de lo imaginario que nos sorprenden en un primer momento.
Más tarde comprendemos que nos ha vuelto a citar en una poesía de lo cotidiano que tiene sus propias reglas, inesperadas, pero posibles en su mundo inverosímil.




Algo semejante al realismo mágico de un García Márquez en donde las cosas más absurdas suceden con una naturalidad pasmosa, como un orden más en las sucesión de las cosas, un pliegue en la realidad que permite ver por un instante las tripas de la misma y sus mecanismos secretos.












miércoles, 26 de febrero de 2020

AQUELLAS PRADERAS AZULES. Oscuro

casi negro.




Terrible y doloroso como una garras paseando por el centro del cuerpo que ha perdido la luz y sólo tiene truenos, relámpagos de odio sin medida que suben hasta la garganta y, casi sin quererlo, se convierten en palabras hechas para herirte. 
¿Por qué hacia eso?, ¡maldita sea! 
¿Cómo podía hacerlo con todo lo que te amaba? 
Habría dado la vida por ti y, sin embargo 

Era, al principio, una pequeña angustia, un punto negro y diminuto en medio del estómago que iba creciendo con la noche hasta invadirme primero el pecho y luego los riñones, toda la espalda, y sentirlo subir por el cuello, llegar al cerebro convertido en un odio atroz hacia todo que 

tú estabas allí en medio y tu simple cariño me hacía desbordar la oscura presencia que me habitaba. 
¿Era miedo? 
No lo sé. No sé poner nombre a estos demonios que me hacían sufrir como un poseso, con dolor de habitación cerrada y manos viscosa por encima de la piel que te tocaban, te volvían asco y miseria y 
Hasta tu propio mirar me molestaba, y los recuerdos regresaban. 

Lo hacías una y otra vez en mi memoria y un dolor de castañuelas de fuego sonaba dentro, animado por los cientos de agravios (algunos ciertos, la mayoría imaginarios) que me traspasaban de lado a lado como espadas de mago. 
Terribles, 
incapaces de parar mientras el estómago se encogía y nadaban, verduzcas, bolas de sebo por los sentidos. 
¡No me toques! 
No me mires 
Ni me ames. 

No hagas nada aunque 
(¡¡¡¡¡sácame de aquí!!!!!, tendría que haberte dicho) 
Pero yo mismo no me dejaba. 
Era tan maravilloso sufrir como un perro. 
Dolían con tanto sabor del almendras amargas todas las cosas que yo 
(qué absurdo pude llegar a ser) 
Yo no quería parar, o simplemente no podía y 
(en vez de llorar) 
te lanzaba nuevos dardos de fuego, 
espinas y dolores, 
ruidos de metales y hogueras que todo lo incendiaban. 
Maldita sea. 

Nuestra cama de amor y vela se convertía entonces en barricadas que acallaban las canciones con sus gritos desesperados como grandes mecanismos rodando y 
Escupir a la luna, solo escuchar la voz suicida de los pozos sin sol. 
Como si fuera 
(lo era) 
el asesino de mi mismo que me iba matando por medio de ti, mi amor, y cuanto más odio te echaba encima más miedo sentía, 
Más me asqueaba de ser yo mismo, como si todo hubiera perdido el sentido y solo pudieran desearse los infiernos y sus lobos hambrientos que me devoraba por dentro cuando tú, malherida, terminabas marchándote, 
un día tras otro, y 

Un día te fuiste del todo y yo me sentí por completo complacido en mi dolor sin término 
en aquella nada poderosa 
toda esquinas, 
sin tiempo ni medidas. 

Ahí lo tienes. ¿Era eso lo que deseabas? 
NO 
Pero así lo has querido. 
Es cierto. Lo busqué con ahínco como si no soportará por más tiempo ser tan feliz contigo y 
Desde entonces me maldigo 
Me odio 
te lloro 
Y, por fin, puedo sentir toda la rabia hecha gritos 
Soledades sin término 
Luces que hieren, hirviendo en el pecho mientras te llamo ya sin voz, sin esperanza, pues tu no has de volver, ya me ocupé yo de que nunca lo hicieras. 

¡Cuánto puedo odiarme a mí mismo, mi vida! 












martes, 25 de febrero de 2020

ANTONIO MORO. FELIPE II


Antonio Moro se convirtió en uno de los principales retratistas de las casas nobiliarias y reales del la Europa Renacentista (cortes inglesas, francesas, portuguesas, casas ducales italianas...)
Nacido en Países Bajos, pronto recorrió Italia, especialmente interesado por el ejemplo de Tiziano del que tomó el gusto por las calidades de los objetos (aunque por medio de una técnica por completo diferente, basada en el detallismo meticuloso), y posiblemente influyó en él en cuanto a ciertas actitudes corporales (como los pies en compás) o el envaramiento de las figuras, típicas del protocolo borgoñón que se se fue imponiendo en la corte hispana desde Carlos V, llegando a su momento extremo con Felipe II, pues, como explica Checa Cremades:

Es el ceremonial y la etiqueta, junto a la propia idea de una monarquía que encontraba en el retiro y la discrección su marca de identidad, lo que se nos aparece como fundamental para comprender estas imágenes.

Se trata de una idea tan querida en el alto Renacimiento (el disimulo), que retrae lo que tiene de humano el rey para convertirlo en un símbolo de poder ecuánime.

Gobernaba sus territorios como Dios. «quieto, sosegado, pacífico, sin atropellar los juicios... de suerte que hace mucho con poco ruido, porque el sosiego y tranquilidad en medio de tantos y tan graves negocios, argumento es de infinito poder...»; el padre Murillo. que llega a comentar el hecho de que Dios era Rey y no sacerdote en el Antiguo Testamento, compara la situación de Felipe II con la de Dios sentado en el trono pues. «a semejanca deste govierno. avemos visto en Felipe II en El EscoriaL La representación de su Magestad muchos anos, governando con sumo sosiego y sin ningun alboroto las cosas de las Indias, las de España...»

























El rey se convierte así en una idea (algo que vemos más claramente en Moro que en el propio Tiziano); lo que en muchas ocasiones se ha denominado el rey oculto. El Escorial sería la expresión por excelencia de esta idea, contraria a los grandes palacios italianos o franceses.
De la misma manera, se elimina casi cualquier tipo de objeto parlante sobre la majestad (tan sólo la silla, la espada, la armadura o el toisón de oro, pero nunca el trono, o la corona), pues el rey sólo lo es por su propia gravedad y contención.
Tomado de wikipedia

Bajo todos estos presupuestos, Antonio Moro creará la escuela cortesana del retrato, dejando a Tiziano y los venecianos para otro tipo de obras (los famosos gabinetes secretos o las obras de propaganda política).
Su rigor, detallismo, posturas, hieratismo serán las bases de esta escuela que seguirán Sánchez Coello (su discípulo), Pantoja de la Cruz o Sofonisba Anguisola, que llegará hasta Velázquez, que le dará nuevos impulsos


lunes, 24 de febrero de 2020

UN POZO ETRUSCO EN PERUGIA



También conocido como pozo Sorbello, se trata de una estructura, utilizada como pozo y cisterna, de más de 30 metros de profundidad, de forma cilíndrica que se amplia en los últimos metros para aumentar su capacidad.

Aunque tallado en la roca, se encuentra rodeado de sillarejo de travertino y cerrado al exterior por medio de una losa horadada sustentada por un espectacular sistema de sillares engatillados en V.




Su cronología sería del siglo III a C.














domingo, 23 de febrero de 2020

SANTA MARIA MAGGIORE. ROMA


A mi juicio la más bella de todas las basílicas mayores de Roma.
Creada tras un milagro de la Virgen (su planta apareció dibujada en la nieve caída sobre el un de agosto, siendo la primera que oficialmente se dedica a la madre de Cristo, como ya explicamos aquí), tiene orígenes paleocristianos que aún podemos ver en su estructura general y sus magníficos mosaicos de las naves.

Posteriores papas y cardenales la seguirán engalanando, con obras góticas (Torriani y Arnolfo di Cambio), renacentistas y barrocas (Capilla Sforza, Paulina, Sixtina).

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Ábside reformado por Rainaldi y Fontana
























sábado, 22 de febrero de 2020

ÁNIMA MUNDI. Ti posso diventare. Podrías ser un grabado japonés

Me habría gustado hacer el amor contigo y no por el placer inmediato de unos geniales inflamados. 

No. 

Me habría gustado para, cuando el deseo acabara, quedarme junto a ti, los dos desnudos. 
Ya no tendríamos palabras, gastadas en los gritos, y notaríamos nuestros miembros agotados que ya habrían perdido el tono y la rabia para convertirse en mermelada que resbalaría en forma de hombro, de codo posado sobre la almohada y, sobre el brazo, la cabeza apoyada. 
Sería entonces tan feliz. 

Yo te miraría, absorto, y tu tendrías (lo sé) la melancólica delicadeza de un suave grabado japonés, sobre papel de seda. 




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                                               ÁNIMA MUNDI

jueves, 20 de febrero de 2020

PARANINFO DE LA UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO. SIZA
























En plena zona cero de Bilbao, Siza ha creado un edificio limpio y pulcro, como acostumbra.
La planta baja ocupa toda la parcela y crea una especie de podium sobre el que realiza una gran ele en torno suyo.

















Esto crea un prodigioso vacío de esquina que valoriza el resto del edificio, pues crea, además, una fuerte sensación de proa (¿acaso un guiño al Guggenheim?) en esta zona baja que se acerca al espectador mientras reserva en un segundo plano mucho más discreto e íntimo las zonas superiores.
Tanto en la base como en la parte baja sitúa sus largas ventanas corridas que se abren hacía la ría y su entorno, iluminando generosamente todo el edificio.























Al interior crea espacios diáfanos, construidos con pura luz (la que entra por los ventanales, la que reflejan mármoles y azulejos), mientras que el exterior se cubre por placas de mármol de Macael de exquisita colocación (como un gran damero blanco, subjetivo y delicado)


















































miércoles, 19 de febrero de 2020

AQUELLAS VERDADERAS PRADERAS AZULES



Bajo aquellos árboles hay una pareja. Apenas se les distingue, pues es una noche de agosto sin luna y reventada de estrellas, pero él tiene apoyada la cabeza sobre su muslo y ella sonríe suavemente mientras le acaricia los rizos de su pelo.

Es una pequeña pradera que aún aguanta al verano, y junto a ella hay un arroyo con apenas unos hilos de agua sobre los que crece una alfombra de diminutas flores blancas que relumbran en la oscuridad volviendo aún más verdes los ojos de ella, o por lo menos así lo piensa, aunque tal vez no sea verdad. 



¿Qué es realmente la verdad? 


Un hombre ya maduro recuerda las noches de aquel verano para unirlas en una sola: la pradera, el riachuelo sin apenas agua y un cielo agujereado de estrellas que titilan, azules, a lo lejos. 
Recuerda eso y vuelve a verla con los dieciocho años espléndidos mientras croan las ranas y de la montaña baja una suave brisa que refresca la noche tropical. 

Debe ser ya tarde, y ella lleva una falda blanca de volantes. Hace tanto calor que se ha quitado la camiseta y deja ver la parte superior de aquel bikini azul cobalto sobre su piel de leche. 
Está un poco descolocado tras las furias de la pasión pasada. La aureola de un pezón asoma por un lateral, pausada, cuando cambia de posición y ahora es ella quien se tumba apoyando la cabeza sobre su estómago. 
Él juega entonces a trazar caminos con los dedos sobre su vientre, se detiene en el misterio de su ombligo, lo rodea sin fuerzas. Ella ríe ante la inminencia de unas cosquillas sin dientes y le toma suavemente la mano mientras mira el cielo azulado de tanta estrella. 

-¿Sabes? - le dice él - desde que te amo no te pareces a nadie. Tu voz, tus ojos claros, tu cuerpo infinito - recuerda el hombre maduro en un oscuro estudio de radio, apenas iluminado por un flexo. 
Recuerda unos tiempos en donde aún existía la poesía y los versos caían al alma como al pasto el rocío mientras sus dedos subían por las costillas y llegaban al borde de su bikini, sin otro deseo que pasear en silencio por aquella dura suavidad de sus pechos blancos que le dejaron asombrado la primera vez que los vio, mientras ella se cepillaba el pelo tras el primer encuentro apasionado, demasiado rápido, que les dejó sin respiración, más maravillados que verdaderamente satisfechos. 
Eso fue al principio del verano, pero han pasado las suficientes semanas para que sus tiempos hayan ido acompasando, encontrando las medidas y los espacios que les terminan dejando en la playa de esta dulce placidez de pradera con montañas al fondo, rodeados por el insistente olor a resina de las jaras calcinada por el día. 

En esa suave indolencia escuchan el llanto metálico de los grillos mientras ríen por tonterías, enzarzados en los juego verbales de nuevos enamorados que terminan en un beso de los labios o las manos, pues en aquellos tiempos, piensa el hombre de las canas mientras va pinchando un disco tras otro, entonces, se podía besar de mil maneras que se iban inventando en el mismo momento de hacerlo. 
Eran los tiempos de los milagros cotidianos, como el de su mirada de agua prendida mientras él le hablaba de sus cosas, los de los silencios compartidos que terminaba a la vez y con la misma palabra; puros azares que algunos llaman amor sin darse cuenta de es mucho más que eso 
Era mirar al unísono la noche de los grillos y la montaña esperando una estrella fugaz que les volvía aún más inmortales en sus deseos de que ese verano no acabara nunca, ni la pradera ni los hilillos de agua del arroyo.
Era el mundo entero puesto a sus pies por la gracia del enamoramiento, y ni siquiera había música puesta, pues ya la llevaban ellos dentro y salía por la punta de los dedos al acariciar su mejilla y encontrar la sorpresa de una lágrima furtiva en ella.
- ¿Ocurre algo?
- Todo.

Y de la tristeza se pasaba a la risa pues el corazón estaba en gracia divina y tenía todas las puertas abiertas, y no como ahora que ya sólo queda la nostalgia, ¿verdad?
Ahora ya sólo quedan las músicas. Sólo en ellas se posan las últimas certezas de que todo esto fue cierto. El sonido perfecto del firmamento que tú una vez resumiste en un cuaderno como el sabor de sus besos pequeños, con los labios blandos con los que te despides cuando tienen que irse y, no, espera, un beso más, mi amor, un minuto tan solo de estas noches de calor e hierba en donde los ángeles se volvieron luciérnagas que te rodeaban el pelo dorado, pienso mientras pongo la última canción que no podría ser otra que la tuya, mientras ellos ya van de vuelta entrelazados por la cintura y se van perdiendo por la oscuridad de un camino que les devolverá a la triste realidad de volver a encontrarse solos hasta la noche siguiente

Cuanto la quise, pese a todo. Tal vez aún la quiero 

martes, 18 de febrero de 2020

REMBRANDT. LA EVOLUCIÓN DE LA PINCELADA

Rembrandt fue un maestro de la luz, pero también de la pincelada que pasará del un detalle preciso de sus primeros años a unas formas más sueltas de la madurez, que terminarán por ser pastosas en sus últimos años


De sus veinte años, un pequeño cuadro como el Lamento de Jeremías tiene un lujo de detalles espectacular, marcando los brillos del oro y la plata con pequeños puntos de luz (a la manera que ya tenía Tintoretto) plateados y dorados que llegan al verdadero virtuosismo


Poco a poco esta técnica cederá hacia una pincelada más fluida que recuerda a Tiziano o, en el caso español, a Velázquez. El pincel toma una pintura diluida, con mucho aceite, que pasa suavemente por el lienzo

Pero su técnica seguirá evolucionando, y curiosamente, cuanto más entra en su crisis personal y profesional, más gestual se vuelve
Los fondos aparecen llenos de grandes brochazos y cada pincelada se carga cada vez más de pintura, se espesa a través de polvo de albayalde, se utiliza la espátula, se raspa una vez semiseca.

Se crea así una superficie rugosa, casi de relieve, que un siglo después recreará Goya en sus pinturas negras o Van Gogh en su obra madura.









Detalle de la novia judía

Para conocer más a fondo todos los aspectos técnicos, os invito a entrar en este magnífico artículo de Ana.


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