¿Duermes?
¿No, verdad? Querrías soñar sin necesidad de dormir.
Yo tengo tu solución. Venga, entra a mis Praderas más azules
En ella permanecieron algunas canciones intocables, como
el Karma Chameleon o las historias terribles bajo
melodías de plata de Olfield y The Police,
pero desaparecieron los Sultanes de Swing, pues ya hacía tiempo que Luis había
decidido salvaguardarlos exclusivamente para sus éxtasis personales.
Tampoco volvió a aparecer el Hotel
California, pues su epifanía llegó demasiado tarde para ser vuelta a incluir,
y Eurythmics cambió de tema para recordar que enaquella cama reposaba un ángel que dejaba la habitación perdida de plumascuando se marchaba, y en honor a ella aparecieron también un nuevo tema de Blondie, y Feel Like A Woman de Shania Twain que
Luis le tradujo para que se convirtiera en el
nuevo himno de su feminismo cada vez más armado.
Por su parte, él siguió acercándose a los sonidos negros y se atrevió a compartir con ella su devoción cada vez más
creciente por Queen en la versión más
romántica de Love of my life, incluyendo tras
ella los novísimos acontecimientos de su biografía con el Pistolero
de los Pistones o el Berlín de Top Gun,
aunque también se colara una advertencia sobre su futuro con el Hombre de Piano cantado
por Ana Belén, pero ellos no quisieron hacerla caso, y prefirieron
dejarse llevar por Uptown Girls
de Billy Joel, pues aquella batería siempre le daba ganas de vivir, igual que la de
Harrison, y en algún momento indeterminado Luis se había dado cuenta
que era la misma sensación que tenía los minutos previos a que ella viniera,
con el corazón desbocado como un quinceañero.
Tras ella añadió Let it be porque sí, igual que Instans karma de Lennon que seguía teniendo el aroma de las chimeneas en medio del frío de las navidades que pasaron juntos, y lo cerró todo con
Manic Monday
de the Bangles que se terminó por convertir en la canción privada de
aquel verano en el que estuvieron más cerca que nunca de la felicidad absoluta.
-Es algo maravilloso esta canción, Sabrina - le dijo una noche cualquiera a la sombra de aquella gran vela -. Aunque la letra diga otra cosa..., hay tanta ternura en esa voz que me muero por dentro cada vez que la escucho. Me deshago como un azucarillo, cariño. (Me deshago como un terminar junto a tu cuerpo desnudo y caliente; le hubiera gustado también decirla)