Quizá, después de todo, no sea posible mirar con impunidad.
Medusa (Ricardo Menendez Salmon)
Quizá, después de todo, no sea posible mirar con impunidad.
Medusa (Ricardo Menendez Salmon)
Hace unas semanas hablábamos (mal) del exterior del Museo de Colecciones Reales.
Hoy toca hablar (bien) de su interior.
Me ha encantado como los grandes espacios longitudinales, inmensos contenedores que las pantallas de las ventanas permiten una luminosidad suave, sin reflejos.
Me ha gustado su entrada (constituida de la misma manera, aunque aquí con las ventanas descubiertas que permiten una visión fantástica de toda la casa de Campo), muy amplia para organizar los flujos.
Me ha gustado el uso de las ventanas al modo de Moneo.Pero sobre todo me ha gustado la gran rampa continua interior que nos va llevando por la historia de una forma muy agradable y fácil. Su minimalismo y sinceridad de materiales es lo mejor de toda la arquitectura.Muchos tambores
.
Lo vi en Bolonia
Dos sentados en el muro.
Umbral
Plaza (pieza de conversación)
El noroeste de Caere , como uno de sus puertos más importantes, se encontraba este santuario etruscos del que aún conservamos algunos interesantísimos restos.
Entre ellos se encuentran estas tres láminas de oro (dos escritas en etrusco y otra en púnico del siglo IV o V a C
O un templo (de los dos encontrados) de modelo etrusco (derivado de griego) con pronaos muy desarrollada en profundidad y tres naos traseras.
En su frontón se encuentra el relieve que abre el artículo y que pronto analizaremos
Tomado de https://smarthistory.org/sigmar-polke-bunnies/
Obras tales como la serie Bunnies, donde Polke presenta una fotografía pintada de conejitas Playboy que resulta casi ilegible debido a la sobreabundancia de puntos de imprenta –los llamados «puntos bendei»– que ennegrecen y abarrocan la imagen. Como se ha comentado ya, Bunnies es una burla a la vez que una reapropiación de la obra de Roy Lichtenstein; deniega su sentido del espectáculo, pero asume también algunos de sus recursos. El espectáculo se ha vuelto ilegible: éste es un principio que recorrerá la obra de Polke desde aquella primera exposición, en 1963, hasta sus más recientes détrournaments de la imaginería del cómic –en Camera Lucida– o de las armas. Así pues, la distinción es bíblica: Adorno, solemne, dice: «pase de mí este pop»; Polke, risueño, admite: «nada pop me es ajeno».
Afterpop (Eloy Fernández)