César Martinell se consideraba a sí mismo noucentista y modernista, uniendo en su quehacer las inquietudes del regeneracionismo en el ámbito catalán (creando, a través de la reciente Mancomunitat organizaciones agrícolas que permitan un desarrollo del ámbito rural a través de la creación de productos de mayor valor añadido, aburguesando lentamente la agricultura al pasar del autoabastecimiento a los circuitos comerciales) con las formas modernistas que buscan una imagen moderna y elegante a un simple equipamiento industrial
La bodega está compuesta por tres naves frontales contiguas y dos más situadas transversalmente a la parte posterior del edificio. Al exterior ya se nos muestra alguna de las ideas se desarrollarán en el interior, como los arcos parabólicos o el ladrillo, añadiéndole el uso de la cerámica que sirve para aportar policromía y escenas figuradas de la vida campesina.
El interior de la bodega es un gran espacio dividido transversalmente por los arcos parabólicos y catenarios que soportan una leve cubierta.
Estos arcos son de grandes proporciones y traen directamente a la memoria las formas de Gaudí (de las que Martinell siempre se sintió discípulo)