domingo, 31 de mayo de 2020

Iglesia de San Francisco Javier. Cáceres


Iglesia jesuita construida por Pedro Sánchez Lobato, siendo mecenada por un jesuita de la familia Figueroa.
Interiormente nos encontramos con la característica planta jesuita de nace única, con capillas comunicadas, brazos cortos, cúpula sobre crucero y bóvedas de cañón con lunetos en nave central.

Realizada por medio de pilastras de orden gigante con dos pisos, el superior con balconadas.

En su interior se encuentra un retablo sobre el santo con su curioso milagro del cangrejo.

Exteriormente se articula como una fachada normanda entre torres con calle central aún más nanierista que barroca.
Su disposición en la topografía de la ciudad, la hace elevarse sobre gran parte del caserío, uniéndose a él por medio de escalera de doble rampa.



























DE TURISMO POR CÁCERES

sábado, 30 de mayo de 2020

jueves, 28 de mayo de 2020

Puppy. Koons


Un gigantesco perro lleno de flores ¿custodia? la entrada del Gugeheim, o tal vez sea su coqueta mascota.
Algo gigantesco que necesita casi un mes para cambiarse sus plantas vivas, pero a la vez tan sumamente adorable, ¿o es kitsch?

Kooms es el posmoderno por excelencia, y si empezó utilizando puros objetos reales como representación de sí mismos para luego pasarse al porno o a porcelanas bellamente abominables, en este terrier juega con nosotros y nuestros "firmes" valores sociales.

Pues en su escultura hay un peso oculto bajo la fragilidad de las flores. Detrás suyo están las postales y presentaciones de perritos y gatitos, el gusto por las flores más popular con la tradición centenaria de la toparia.

En el cruce de todas estas referencias, unas tan cultas junto a otras tan populares, nos obliga a ejercitar el gusto y decidir si es bello u horrendo, maravillosamente kitsch o emblemático, y nadie, opine lo que opine, se siente ajeno a su presencia.


miércoles, 27 de mayo de 2020

Comentario: “La alegría de vivir”- Matisse




























El cuadro nos presenta un tema puramente pagano, en concreto representa la historia del mito de Arcadia. Este se trata de un lugar donde reina la felicidad, la sencillez y la paz en un ambiente idílico habitado por una población de pastores que vive en comunión con la naturaleza. En cuanto al mensaje que quiere transmitir podemos clasificarlo como lúdico ya que tanto  con el tema como  con los colores y las formas utilizados el autor crea una invitación a dejarse llevar, solo vivir y centrándose en lo positivo. (Quiero hacer con los cuadros un sillón para que descanse en él la mirada, dirá una y otra vez Matisse)
En cuanto a la técnica utilizada se trata de oleo sobre lienzo. En ella encontramos  una composición simétrica y dinámica ya que podemos ver el predominio de las curvas sobre la recta y  el esquema utilizado para colocar objetos es circular (en el fondo es una recreación del famoso Almuerzo en la Hierba de Manet)
Predomina la línea  sobre el color. La línea se trata de una línea fina y curva que hace un dibujo ondulado y esquemático. Por otro lado, los colores utilizados son predominantemente los cálidos frente a los fríos. Además de esto se tratan de colores irreales, planos, complementarios y saturados.
Por otro lado la luz es completamente antinatural ya que los focos vienen de diferentes ángulos. En cuanto al espacio la perspectiva utilizada es la cromática utilizando colores fríos para alejar y los cálidos para atraer. Además, los personajes se sitúan en diferentes planos.
Por último las figuras son anti naturalistas, ya que deforman la realidad y siguen un canon ensanchado. Todas ellas tienen una posición dinámica y muchas de ellas inestables. La expresión que encontramos en ellas es de  gran isocefalia y entre ellas existe una gran relación creando con ella un ambiente de felicidad  y armonía.

Esta obra pertenece a una de las vanguardias históricas, el Fauvismo. Podemos saber que pertenece a dicho estilo por la gran presencia del color. Este es utilizado  en la perspectiva cromática, recurso utilizado en el fauvismo y además la elección de colores saturados y complementarios también es un rasgo fauvista. Otras características de dicho estilo son la sinestesia (usar el color como si fuera música), y las figuras planas, también presentes en esta obra.
En cuanto a la ideología los  autores vanguardistas se centran más en lo estético y en los sentimientos que en representar con sus obras algún mensaje. En específico el fauvismo busca invitar al espectador a dejarse llevar a ser feliz y disfrutar de la vida. Para ello los autores recurren a colores saturados y curvas generando más sentimiento.
En cuanto a influencias posteriores predomina Gauguin y Van Gogh influyendo estos en su búsqueda de representar una realidad paralela a través de los colores y además por influencia indirecta a través de Gauguin tiene el arte preclásico como el arte egipcio. 
Luego este influirá en Marquet, Vlaminck, Derain, pero también en Kandinsky, y se convertirá en la verdadera antítesis de otra de las obras más relevantes de principios de siglo, las Señoritas de Avignon de Picasso

Lucía Carro

2º Bachillerato

IES LOS OLIVOS en Mejorada del Campo

ANÁLISIS Y COMENTARIO “EL ÁNGELUS” DE MILLET.



Tomada de wikipedia

TEMA Y PERSONAJES: el autor representa una escena costumbrista en la que dos campesinos se encuentran orando el Ángelus (rezo que evoca al saludo del ángel a la Virgen María durante la Anunciación) con las cabezas agachadas, las manos en el pecho y una expresión devastada, dejando de lado todo el trabajo de la cosecha. Los personajes van vestidos con ropas pobres, lo que nos indica su condición social.
SOPORTE, TÉCNICA Y PINCELADA: Óleo sobre lienzo, con una pincelada pastosa
COMPOSICIÓN: composición estática y equilibrada, donde dos personajes se encuentran en el centro del cuadro, llamando la atención sobre el resto del cuadro y con un tamaño grande debido al encuadre de la escena. Predominan los esquemas verticales, por ejemplo los dos campesinos o el rastrillo, aunque también hay una gran composición horizontal en la línea del campo.
LÍNEA Y COLOR: predominio del color sobre la línea. Hay un gran contraste de tonalidades en los colores, creando una especie de atmósfera mágica e intrigante. Millet utiliza colores suaves cálidos en el primer plano del cuadro para acercar la obra al espectador, y a medida que se va alejando la escena, los colores son más fríos, y junto a la influencia de la luz crean una sensación volumétrica. Los campesinos tienen un tono cálido y sus ropas son mucho más oscuras que el fondo del cuadro. La citada pincelada pastosa hace que una parte de sus figuras y paisaje se encuentren un tanto abocetados
LUZ: natural y con un tono anaranjado. La luz influye mucho en el cuadro, ya que esta crea un gran contraste entre la luz y las sombras, dejando totalmente a contraluz el cuerpo de los campesinos y haciendo totalmente irreconocible su rostro, lo que dota de más expresión y sentimientos a la obra. Por lo tanto, la luz tiene un fin expresivo.
ESPACIO: Perspectiva aérea, ya que los elementos más alejados del plano principal se encuentran difuminados. Hay un gran efecto de profundidad debido a que la línea del horizonte queda muy alta, dividiendo el cuadro en dos planos y dotando de más importancia a los campesinos. Se trata de una obra ambiental ya que la escena tiene lugar en un campo.
FIGURAS: realistas y naturalistas, con una anatomía correcta y una posición estática y estable. Las figuras son muy expresivas y sentimentales, con un aura muy lento y silencioso creado por la inmovilidad y monumentalidad de los personajes. Cada figura está individualizada ya que se pueden ver los rasgos propios de los dos personajes.

COMENTARIO:
Esta obra es una de las más importantes dentro del movimiento del Realismo, nacido en Francia en la mitad del siglo XIX y que muestra una de las ideas más importantes de la época, que es la de la reivindicaciónde las clases más bajas y explotadas, con una temática campesina que ensalza el duro trabajo en el campo (y de una forma más secundaria, el poder de la religión como uno de los mecanismos de la explotación)
El máximo representante del realismo es Gustave Courbet, fundador de este movimiento. Millet trabaja para la burguesía, pero aún así esta obra no hace una crítica a las malas condiciones de las clases campesinas, sino que se muestra la devoción del autor por este tipo de actividades y por el mundo rural, mostrando tal y como es su trabajo (realismo), sin buscar una belleza idealizada. 
Millet fue posiblemente influido en su técnica por  Daumier (El vagón de tercera clase), e influyó sobretodo en Van Gogh, que realizó muchos cuadros con temática campesina (El sembrador o La siesta), en Monet o incluso en Salvador Dalí, el cuál consideró esta obra como una de las maravillas de la historia del arte, y que le llevó a realizar obras con la misma temática, como por ejemplo El ángelus arquitectónico.

 HÉCTOR MOLINA SANZ

2º Bachillerato

IES Los Olivos en Mejorada del Campo

Análisis y Comentario Gauguin. En el Mercado





























Tomado de wikipedia

Se  trata de la obra El mercado (Ta Matete), realizada por Paul Gauguin a finales del siglo XIX, en su primera estancia en la Polinesia. 
Se trata de una escena costumbrista de las islas del Pacífico con el que el autor pretende romper con lo normativo y aburrido de la herencia occidental, y no contento con romper la estética occidental pintando una escena de tema distinto a lo visto anteriormente, se la inventa por completo, pintando troncos de árboles azules o incluso pintando un paisaje de un aire tan exótico y primitivo, el cual cuando él realizó esta pintura ya no era en absoluto así.      
    Esta pintura pertenece al estilo post-impresionista, caracterizado por los colores vivos y la visión subjetiva del mundo y es una composición pictórica de género que nos muestra principalmente un grupo de mujeres aborígenes, aunque por las ropas y complementos con las que las pinta Gauguin y las posturas que presentan parecen mujeres refinadas, incluso de la élite.
 Estas se encuentran sentadas en una especie de banco e interactúan entre ellas, además se aprecia una mujer de pie que parece observarlas y hace que cambie la perspectiva de la obra,  y dos hombres al fondo que comparten la misma postura, la cual nos recuerda a aquellas posturas que presentaban los personajes de las pinturas egipcias. Todo ello en un ambiente exótico con árboles por todas partes y abundante vegetación.  Gauguin pretende dar un mensaje rompedor e innovador, inclusive de protesta ante el arte occidental al crear esta composición pero también pretende que oigamos, olamos y en definitiva, sintamos este cuadro.
Se trata de un óleo sobre lienzo con una pincelada pastosa.
La composición es asimétrica y estática.
Predomina una gran línea horizontal sobre la que están colocadas cinco mujeres y que además se encuentran sentadas en un banco con forma rectangular y además, destacan las líneas horizontales y verticales ya que esta pintura está inspirada en la técnica egipcia reconocible por su escasez de curvas y diagonales.
Cuando nos ponemos a observar este cuadro vemos en seguida una destacable línea gruesa y recta que predomina sobre el vivo color de un dibujo geométrico y esquemático. Retomando el tema de los colores del cuadro, vemos que aparecen tanto colores cálidos (vestidos de dos de las muchachas sentadas o los propios tonos de piel de los personajes) como colores fríos ( árboles, ropajes…) e incluso se llegan a mezclar, un ejemplo es la fusión que se ve en el suelo de la obra entre un verde y un naranja o las ropas de la muchacha levantada, la cual tiene una falda con colores cálidos y una blusa azul. Dichos colores son saturados, planos y bastante irreales (no existen árboles con troncos azules o morados, independizándose así de la realidad para acercarse a la música por medio de la sinestesia). Además son complementarios ( es decir que se encuentran en una posición oponible dentro del círculo cromático, como podemos ver en las sombras del banco frente a los cálidos superiores).
La luz es irreal y en muchos lugares se prescinde del claroscuro.
En cuanto al espacio, se encuentran fondos planos y figuras bidimensionales que presentan convencionalismos egipcios como los pies danzantes, la forma de las manos, del pelo, o la forma de los ojos de la muchacha levantada y de la primera sentada en el banco si empezamos por la izquierda, la cual no es para nada real y es una clara copia de las pinturas egipcias. Además los dos personajes masculinos del fondo nos recuerdan a dos personajes sacados de escenas de cosecha de las pinturas egipcias, por tanto vemos que el autor mezcla también elementos de diversos temas egipcios.
En cuanto a las figuras vemos claramente que son antinaturalistas (el ejemplo anterior de los ojos de las muchachas lo deja bastante claro), tienen un canon estilizado, una posición estática y estable.
Vemos hieratismo en las expresiones en las que poco falta para alcanzar la isocefalia, aunque están individualizadas. Como he citado anteriormente las figuras están efectivamente relacionadas entre ellas, las mujeres del banco hablan entre ellas, se miran, la muchacha levantada las observa, sin embargo, los personajes masculinos del fondo no presentan relación ni entre ellos ni con los demás personajes, siendo quizá el elemento más arcaico de la obra y el que copiaría más fielmente la estética egipcia.
No se aprecian texturas.

Esta obra pertenece al post-impresionismo por el el uso de pinceladas distintivas, los colores vivos, la geometrización de los personajes, la composición simplificada y estática, la visión subjetiva de la realidad y el interés por lo exótico entre otras características.

Esta obra es un claro ejemplo de la reacción ante el Impresionismo, movimiento que en la segunda mitad de el siglo XIX se había popularizado bastante entre los pintores franceses, por ello Gauguin aburrido de “tanto” Impresionismo, decide crear algo totalmente nuevo y que no se asemeje en nada.
Como he mencionado durante todo el análisis la clara influencia anterior de este cuadro está en las pinturas egipcias (pero también en otros estilos anticlásicos, como el románico)
Paralelamente a su tiempo será un gran referente para Van Gogh(ambos se conocieron personalmente), el cual copiará su pincelada y el uso de sus característicos colores complementarios. Posteriormente será un gran referente para los simbolistas que como él buscan el exotismo y se sienten tan fascinados  por él, de la misma manera que el fauvismo o las orimeras abstracciones que se siente inspirado por su uso del color


Sara Viejo

2º Bachillerato

IES Los Olivos en Mejorada del Campo

martes, 26 de mayo de 2020

Análisis y comentario de Kandisky



Esta obra, como todas las abstractas, no plantea un tema definido, sino que el autor lo deja a la libre elección del que lo interpreta, provocando que la imaginación se mueva a sus anchas alrededor del cuadro en el que podemos encontrar un fondo blanco con todo tipo de figuras geométricas  y colores: en el centro un cuadrado verde, dos triángulos de color rojo y amarillo , así como también un trapecio de color naranja y otro más pequeño de color azul, y un pequeño circulo, todo esto forma intersecciones en el cuadrado principal, sin olvidar la línea diagonal que cruza el cuadro haciendo recordar a unas aspas, dejándonos llevar por los sentimientos que la obra nos presenta, tal y como quería Kandinsky.
Kandinsky utilizará ya la típica técnica del óleo sobre el lienzo, muy conocido desde los primitivos flamencos y utilizado por los venecianos junto con el lienzo, aunque presentando una pincelada de factura lisa, es decir, poco notable, muy diferente a los estilos anteriores.
Esta obra presenta una composición un tanto asimétrica y dinámica debido a los colores utilizados, en el que, según el autor, presentan gran sinestesia mediante suaves melodías, emociones, etc. Todo esto, junto con las líneas diagonales y las demás figuras geométricas, otorgan de un gran equilibrio y armonía.
Se puede observar cómo estas figuras se superponen unas sobre otras sobre el fondo blanco, además del predominio de las figuras rectas tanto verticales como horizontales provocando que el espectador vague por todo el cuadro sin descanso. 
También se puede observar el predominio de la línea sobre el color, esto se observa bien en los pequeños cuadrados que incluso llegan a recordar a un pequeño tablero de ajedrez; esta línea se presenta muy fina y muy geométrica predominando más la recta que la curva, aunque esta también está presente. Se puede observar claramente la utilización de colores muy vivos dotando de gran armonía al cuadro, siendo , como se ha dicho anteriormente sinestésico, estos colores sepueden oír, oler, saborear e incluso tocar y dependiendo de la “fiereza” de las figuras, el autor les asigna un color determinado, este es el caso del triángulo, que al ser una figura geométrica “muy violenta”, debido a sus vértices puntiagudos, se le asigna colores como el amarillo siendo un color fuerte, agresivo y tocado por una trompeta, ocurriendo lo mismo con el color rojo, un color más calmado es el azul del trapecio, representando la calma, el silencio y siendo tocado por una flauta. La utilización de los colores saturados permite crear mayor tensión cromática provocando que la mirada vaya de un lado al otro del cuadro creando movimiento.
En cuanto la luz (por completo antinatural) se podría decir que esta proviene del fondo blanco creando grandes contrastes entre los colores saturados.
En la obra se puede observar los fondos planos y bidimensionales desapareciendo cualquier referencia al mundo real dejando solo colores y formas sin ningún tipo de significado en el que solo importan los sentimientos, provocando que nuestra mente busque un significado al cuadro, aunque no lo haya, ya que para esta es imposible que eso ocurra.

Esta obra pertenece a la pintura abstracta surgida en el s.XX en el que estos autores buscaban evadirse de la realidad y pretendían que sus pinturas se basaran exclusivamente en lo estético y sin ningún tipo de significado, abandonado las ideas clasicistas, recogiendo las culturas africanas (PICASSO) y el arte infantil que recogerá Miró (El carnaval de Arlequín). Empezarán realizar cuadros planos y bidimensionales, que recuerdan al mundo egipcio y románico (Pantocrátor) , eliminando el claroscuro y la perspectiva tan aclamada en el Renacimiento(La virgen de las rocas de Leonardo) ya que pretenden una visión más personal, dejando de lado el realismo (El entierro de Ornans de Courbet) y el impresionismo (Impresión, sol naciente de Monet) anteriores y eliminando todo lo naturalista del cuadro dejando solo el color y la forma, siendo muy importante para estos artistas.
Esta obra, al ser de Kandinsky se puede observar claramente su evolución, este autor empezó a realizar obras realistas con influencia del fauvismo, sobre todo los colores antinaturalistas que recoge de Matisse (La alegría de vivir), así como también las formas geométricas de Cézanne (manzanas y naranjas) que tanto gustarán a Picasso (Las señoritas de Avinyó), sin olvidarnos del puntillismo. Poco a poco empieza a eliminar los elementos naturalistas dejando solo el color y la forma no representativa, dejándose llevar por la influencia de la teosofía dándole gran importancia a los sentimientos y al alma creando obras con grandes curvas (abstracción lírica, Lírica) mediante la sinestesia (utilizada mucho en Gauguin, El mercado), pero su estilo se va volviendo cada vez más geométrico tras entrar como profesor en la Bauhaus sobre teoría y forma. Al final de su obra recogerá incluso elementos de Miró, además de la factura lisa utilizada por Mondrian (Composición II) aunque con pintura acrílica.

Ficha técnica: Sobre blanco II, pertenece al pintor Kandinsky perteneciente a la pintura abstracta del s.XX.

Paula Sancho. 2º Bach. IES Los Olivos en Mejorada del Campo

PIERO DELLA FRANCESCA. POLÍPTICO DE SAN ANTONIO




Pintado para el convento de Sant' Agostino della Montache (Perugia)
Dividido en tres grandes cuerpos.

En el central (una sacra conversazione) destaca especialmente la Virgen con Niño que está anunciando ciertas ideas que luego desarrollará en la Pala Brera, especialmente en el ábside trasero que casi es una repetición. 
La concentración de la escena permite, además un juego más intenso entre formas cóncavas (el ábside) y convexas (la Virgen y el Niño), con un espectacular uso de la luz en el pulidísimo nimbo de la Virgen que casi funciona como un espejo.

En la parte baja recurre a escenarios y actores mínimos sobre la vida de San Francisco, ya sean en interiores como exteriores, diurnos o nocturnos, consiguiendo con tan escasos medios una representaciones de sabia sencillez.



Posterior a los dos anteriores, se corona el retablo con una espiga mixtilínea en la que desarrolla una de las perspectivas más alucinantes del Quattrocento de acelerado punto de fuga central y juegos con el exterior en las zonas laterales. Realmente toda una arquitectura pintada que se supone al extraño marco sobre el poder de la columna como constructor de espacios.

Ante ella, se presenta una anunciación intimamente relacionada con la arquitectura, sobrándole aún espacio para representarnos el cielo como si fuera un elemento plástico más


























lunes, 25 de mayo de 2020

EL TALLER DEL MORO. Un lujo de yeserías mudéjares


Esta casa mudéjar del siglo XIV ha vuelto a la luz tras una concienzuda restauración.
Se trata (lo que hemos conservado) de una típica estructura de raíces islámicas con una gran zona central a la que se abren dos alcobas simétricas.




Mientras la primera tiene una larga techumbre de limas moamares, las laterales se cubren con bóvedas ochavadas.

Lo más destacado del edificio son sus magníficas yeserías que recogen todo el saber islámico, creando grandes paños en donde vemos aparecer paños de sebka, atauriques o lacerías, algunas de las cuales con restos de policromía.

 Se sitúan en los arrocabes y en torno a las puertas creando alfices en progresión.

Gran parte de las decoraciones responden a modelos nazaríes.





Lacerías sobre formas estrelladas


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sábado, 23 de mayo de 2020

Ti posso diventare... Un corpachón enorme

A veces los corazones son tan grandes que no caben en el corpachón más enorme. Eso era lo que ocurría con J.
Un corazón que le daba para las mil pasiones que le embargaban, desde la historia a los viajes sin olvidar jamás a sus amigos.
Una verdadera fuerza de la naturaleza, a veces un huracán indomable que en el momento más inesperado podía convertirse en suave brisa marina que unas veces te acariciaba mientras en otras ocasiones te empujaba sin remedio hacia su alma de mermelada tras la coraza de acero bruñido, mitad poeta, mitad tercio de Flandes, pero siempre autentico, incapaz de doblez y con una inteligencia a las que a veces ayudaba su pasión interna, y otras ofuscaba.
Qué felicidad tenerle al lado. No todo el mundo tiene la suerte de encontrar un amigo así.
J.



jueves, 21 de mayo de 2020

HARING Y EL SIDA



«Mis días están contados. Mis amigos están cayendo como moscas. No sé si me quedan cinco meses o cinco años de vida», escribía en su diario Keith Haring en febrero de 1989.
Tomado de El Mundo


Tenía 29 años, y el test del SIDA era, en esos momentos, una sentencia de muerte (aún no existían los retrovirales), y a partir de saberse seropositivo Haring se convirtió en un potente activista a la vez que fundaba una fundación para desarrollar programas educativos para niños para dar a conocer el SIDA y luchar contra los estereotipos que generaron (especialmente vinculados con la homosexualidad)

Respecto a esto alguna de sus obras son especialmente claras y relevantes, utilizando sus características habituales para transmitir mensajes concretos y directos.


 Aquí tenéis un vídeo de una obra (performance) realizada en Barcelona.


miércoles, 20 de mayo de 2020

Aquellas Praderas Azules. El Jardín botánico de mi infancia

DALE AL PLAY PARA VOLVER SUAVEMENTE A LA INFANCIA


Está canción sonaba muchas veces en la radio en aquellos tiempos, cuando el mundo, pese a ocupar tan pocas calles, era inmenso. 

El barrio, entonces, estaba lleno de descampados en donde jugábamos al fútbol con dos piedras como medida de la portería y, en primavera, se llenaban primero de charcos y luego de hierba que se iba secando según avanzaba el verano. 

Lo que más había era espigas que para junio ya se había secado y servían para hacer guerras incruentas, lanzándolas allí donde se clavaban, como en la camiseta o el pelo largo de Mayca, prendidas como trofeos sin lucha, y luego se caían cuando saltábamos a la comba todos juntos con esa gran maroma que Toño había traído. 
También crecían las malvas, muy altas, especialmente en los rincones de la parte de atrás que nadie pisaba.
Allí florecían esplendorosas y, muchas mañanas de verano, yo bajaba pronto y casi a escondidas con una botella de agua para regarlas y lograr así que se secaran lo más tarde posible, pues me gustaban sus flores, sobre todo porque nadie las había plantado y verlas aparecer e ir creciendo era toda una aventura  pues.
No sé, tal vez era saber (aunque sin ponerle todas estas palabras, entonces), comenzar lentamente a comprender el fastuoso ciclo de la vida que surge en los lugares más insospechados y, por extrañas razones, sentirse conectado a él como si fuera una canción, sintiendo la tierna belleza de todas aquellas vidas secretas que, incluso, surgían de entre los propios baldosines, como aquellos ombligos de venus de las umbrías o los cardos pequeños o los sedum más rústicos que, vistos muy cerca, casi, parecían un pequeño bosque por donde paseaban las hormigas y había filas enormes de zapateros que se iban agarrando uno a otro y creaban una línea roja subiendo por sus ramas. 
Bastaba un pequeño pellizco y todo aquella formación se desbarataba, corriendo cada uno en una dirección distinta, pues la infancia es feroz, terriblemente despiadada, pese a lo que Rousseau intentará convencernos. 
Preguntad si no a todas esos rabos de lagartija que se agitaban ya separados del resto de cuerpo con aquellos artefactos que, como peculiares ballestas, se servían de una goma elástica y una pinza para lanzar el alambre enrollado de las propias pinzas de tender. 
Era un arma terrible que, también, servía para dejarte las piernas de moratones, pues en las luchas nosotros, siempre tan lúcidos, no apuntábamos por encima de la cintura, más o menos. 
Hacíamos eso y capturábamos arañas para meterlas en un bote, pues los chivitos, las lagartijas pequeñas, no se dejaban, y luego, ya casi en junio, nos subíamos a las acacias para comer sus flores que se llamaban pan y quesito, y solo se comía la parte de dentro, dulzona. 
Lo hacíamos sin medida hasta que, ya por la noche, llegada el entripado, parecido al de las moras verdes o demasiado calientes que, muchos años después, conocería en la Sierra, cuando toda esta infancia de la que ahora hablo se hubiera esfumado tras la última noche de miedo, con otras nuevas canciones diferentes a esta que ahora sigue sonando mientras, recuerdo
los mirlos aparecían para abril y las golondrinas en junio, cuando la tierra se iba lentamente secando y el verano se convertía en una música eterna, parecida a la manta de frescor que dejaba el guarda cuando regaba los plátanos de la parte de atrás cada tarde
Era entonces cuando florecían en la esquina del último patio unas campanillas blancas que se iban arrastrando por el suelo como una dulce sábana sobre una tierra cada vez más reseca que se abría en diminutas grietas y miles de pequeñas margaritas amarillas.
Era entonces de los juegos alargados hasta bien entrada la noche y de las procesiones inacabables de hormigas que sólo comenzaban a desaparecer para agosto y las últimas tormentas que desbarataban nuestras carreteras para las chapas y llenaban de arena los guá que habíamos excavado afanosamente para nuestras largas tardes de canicas, cuando el mundo parecía eterno en el calor sin pausa de los veranos de la infancia que se rompían hechos pedazos por las tormentas que borraban las rayuelas, dibujando sobre ellas arroyos crecidos que arrastraban los sedimentos como el profe nos había enseñado de los ríos en la escuela. 
Todo se iba llenando de humedad y regresaban otra vez los juegos solitarios, encerrado en tu cuarto con los clic y los geypermanes mientras afuera llovía y Malher, las hojas amarilleaban y al final caían para hacer alfombras sobre los charcos y hacer crecer el musgo que, por Navidad, cogeríamos para el belén, como si la infancia fuera ante todo un tiempo circular y cíclico que hacía pasar de la alegría pintada de de amarillo de las praderas de jaramagos a la tristeza pequeña de las hojas de las malvas atacadas por la roya que dejaba el haz de sus hojas lleno de pequeñas verrugas rojizas.