Desde hace unos años (finales del XX) ha tomado auge una nueva interpretación más compleja en sus referentes, pues unen en ella la arqueología comparada, la neurología y, sobre todo, un fuerte sentido culturalista y de la teoría social (en parte herencia de los Estudios Culturales que emergieron con fuerza desde los 80)
La idea parte de que la nueva especie (el homo sapiens) triunfa sobre los anteriores neardenthales por la capacidad de crear y manejar un sistema simbólico mucho más complejo que le permitiría una mayor cohesión social al poder compartir estos símbolos, así como crear un nueva conciencia que les permitirá salir de su entorno e imaginar otros nuevos (entre ellos otro paralelo, el de los espíritus).
Esta nueva conciencia daría paso a la Explosión Creativa o Revolución Humana que, sin embargo, no debemos entender tan sólo desde un punto de vista racionalista, sino también aquellas conciencias alteradas producidas por el sueño, la toma de drogas, la sugestión…
En este punto estos investigadores son deudores de la brecha abierta por Freud y, sobre todo, al pensamiento posmoderno y su pérdida de confianza a la razón, abriendo el abanico a muchas otras formas de percepción de la realidad.
Una de las relaciones que se proponen es la del sueño y sus estadios. En las fases previa al estado REM (estados hipnagógicos), también los estados autistas producidos por la privación de sensaciones (meditación por medio de mantras, concentración en un punto), el ayuno, la ingestión de sustancias psicotrópicas o estados patológicos Todos ellos estados alterados de conciencia
En la fase más ligera son percepciones geométricas (cuadrículas, zigzag, líneas serpenteantes) como los tectiformos. La segunda fase estas formas geométricas se descodifica y se convierte en imágenes en función a la memoria visual del individuo. Una tercera fase aparecerían remolinos o vórtices o túneles
Tectiformes. El Castillo.
Sus imágenes son semejantes a las que se producen en la fase más ligera de los estados alterados, como antes del sueño.
Todos estos rituales se asociarían al chamanismo que organizaría los estados alterados de conciencia, institucionándolos y creando así una organización social, como se advierte en la distribución de las distintas imágenes
Pues la cueva sería entonces un lugar profundamente ritualizado. La entrada lugar de toda la tribu, la zona de grupo reducidos, las zonas de chamanes (aquellas que producen una mayor privación sensorial para el trance)…
La propia estructura de la roca serviría como un lugar iniciático entre los reinos reales e imaginarios, la piedra una pura membrana en donde fosforecen estos signos (manos en negativo o positivo unión con el otro mundo. Ofrendas de dientes y lascas en las paredes).
Mano en negativo. El Castillo. ¿Resto de chamanismo que entiende la pared como una membrana entre los mundos real y espiritual?
La Garma. Cantabria. También existen numerosas impresiones digitales
La creación de estas imágenes creadas en los estados alterados de conciencia explicaría la falta de entorno (pues son imágenes mentales no reales), la impresión de flotación, la perspectiva torcida (un puro procedimiento mental de reconstrucción de imágenes en la memoria pues se recuerda lo que se sabe y esto es la unión de numerosas visiones)
La Garma. Cantabria.
La Garna. Cantabria. Según la teoría de Lewis-Willians, los espíritus vivirían en el trasmundo y los chamanes los harían entrar en el mundo real por medio de visiones. La utilización de los salientes que se rectifican provocarían este efecto de salida al exterior.
Chufín. Cantabria. Pensando en la idea anterior, no parece casual el punteado en torno a la abertura de la roca.
Posiblemente todos estos rituales se acompañarían con música y movimientos repetidos, como se produce en muchas experiencias místicas, que servirían para acentuar el trance y darle una visión total
Si queréis saber más sobre esta teoría podéis consultar
Lewis-Willians. LA MENTE EN LA CAVERNA. Akal, 2005
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