Hija de un pintor boloñés (Prospero Fontana) y casada con un aprendiz de su taller Gian Paolo Zappi, con quien tuvo 14 hijos.
Como ocurriría con la Roldana, fue ella quien siguió al frente del taller, colaborando su marido en los fondos.
Tras Bolonia, llegó a la Roma papal de Clemente VIII y Paulo V, perteneciendo a la Academia de San Lucas (como tiempo después ocurriría con Plautilla Bricci)
Su arte se nos muestra en el tránsito entre el manierismo y el primer barroco clasicista.
Del primero nos habla su preciosismo en joyas y objetos, con una posición hierática y dura frente al espectador, y la mirada que niega (con su carácter gélido) el naturalismo de la cabeza degollada de Holofernes o la carnalidad del rostro de la criada, mucho más barroca.Si tenemos que hacer caso a algunos autores, el tema de Holofernes (que es decapitado tras una noche en la que ha violado a Judith que se le ha ofrecido para salvar a su pueblo al poderlo matar mientras duerme agotado) podría ser un grito feminista contra la opresión de la mujer, como a veces a querido verse en Artemisa Gentileschi
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