Estructura. Se trata de un modelo de fachada normanda o en H,
con dos torres en los extremos y un cuerpo central dividido en tres pisos y
tres calles, siendo las laterales la mitad que la central. En general podemos
observar una tendencia a la verticalidad.
El material
es la piedra de granito (típica en la zona) tallado en sillares.
Los elementos
constructivos visibles son pilastras acanaladas (especialmente en
las torres) y columnas exentas corintias de orden gigante en el cuerpo
central. Sobre ellos se voltean arcos de medio punto, siendo
separados los cuerpos por medio de entablamentos (en la parte central –
abajo - duplicados, pues las columnas disponen de dado brunellesquiano). Mientras
en las torres predomina el muro, en la zona central posee más importancia el
vano.
La decoración es
abundante, pudiéndose hablar de horror vacui. Además de la puramente
constructiva (columnas, pilastras, entablamentos, frontones rotos en la zona
central o balaustradas en las torres) es fundamentalmente geométrica
(placas recortadas en formas de volutas) y vegetal (en relieve sobre el
propio muro), a la que se añade otra de carácter figurativo (esculturas
exentas y tondos en relieve). Aunque sea difícilmente apreciable en la
fotografía, en la calle central aparece el apóstol Santiago representado
con los símbolos del peregrino, al que está dedicada la catedral.
La
importancia de la luz es considerable, al encontrarnos con una
fachada muy articulada por los elementos constructivos (pilastras
acanaladas, aletones y pequeñas cúpulas en las torres, columnas exentas que
avanzan hacia el espectador en la zona central) y por la decoración
escultórica.
La fachada sirve como pantalla de la obra románica (de ahí su forma normanda), dejándonos
ver sus tres naves a través de las tres puertas de la zona central, siendo la
más grande de ellas la dedicada a la central.
Su relación
con el entorno se realiza a través de
una escalera de doble rampa que salva el desnivel que ocupa la cripta
románica. Aunque no sea visible en la fotografía, la fachada se abre ante una gran
plaza rectangular que sirve como núcleo de la ciudad.
Comentario.
Como fue típico en el siglo XVIII español nos
encontramos con una actuación fundamentalmente decorativa más que puramente
arquitectónica, remozando la fachada románica planificada por el Maestro Mateo
a fin de adaptarla al gusto barroco (protegiendo, por otra parte, su famoso
Pórtico de la Gloria que se encuentra tras el gran vano de la entrada). De esta
manera, las formas arquitectónicas son recubiertas, sin variar básicamente su
estructura, con una profusa decoración. (En el mismo sentido se encuentran el
transparente de la Catedral de Toledo o la fachada de la Catedral de Valencia,
ejemplos de remozamiento barroco que, por la falta de presupuesto, redecora
ciertos monumentos antiguos).
Respecto a la obra en concreto que analizamos, dichas
actuaciones se habían iniciado en el siglo anterior con Peña de Toro o
Domingo de Andrade, que en la Torre del Reloj, entre otras, aplica una
forma de hacer que será continuada en esta fachada del Obradoiro (pilastras
acanaladas, placas recortadas, decoración vegetal, pequeñas cúpulas...). Con
ellas se iniciaba un profundo corte con la tradición anterior todavía
muy dependiente del estilo herreriano (Gómez de Mora o el Padre
Bautista, de los que aún quedan piramidiones rematando los distintos cuerpos de
la torre) para buscar una mayor decoración y un muro mucho más articulado
que será constante (y cada vez más exagerado) durante el siglo XVIII
(Marqués de Dos Aguas o las obras de Churriguera en Salamanca o de Ribera enMadrid, como la fachada del Hospicio) hasta llegar al rococó de algunas obras
andaluzas (Sagrario de la Cartuja de Granada).
.
Lo que no habrá cambiado será el predominio de la
línea recta en lo puramente estructural, pues la arquitectura hispana será muy
parca en obras de muros ondulantes al modo de Borromini (Fachada de la Catedral de Valencia de Rudolf o
Iglesia de San Miguel de Ventura Rodríguez en Madrid).
Respecto a su significación artística, la fachada
(además de por la decoración o articulación ya citada) pertenece al mundo barroco por otros aspectos, en especial por su
manera grandiosa y espectacular de presentar el hecho religioso (la peregrinación
en concreto) que aquí se une a la autoridad real (durante el siglo XVII
se define a Santiago como patrón de la nación. En la propia fachada, sobre su
gran arco, se encuentra esculpido un escudo real).
Para conseguir este efecto grandilocuente la
fachada se coloca en una gran plaza que sirve como verdadero escenario teatral
en donde celebrar numerosos acontecimientos religiosos en honor a Santiago
y sirve de perfecto telón de fondo al peregrino que se acercará a ella e
incluso la verá desde varios kilómetros de distancia (Monte do Gozo),
envolviendo el final de su experiencia religiosa (peregrinación) en un ambiente
verdaderamente espectacular muy lejano del antropocentrismo del
Renacimiento, sobre todo cuando ascienda por la escalinata y la fachada casi se
desplome ópticamente sobre él como un verdadero símbolo del poder de la
iglesia. (De la misma manera estaría funcionando la plaza del Vaticano de Roma)
Muy interesante.............
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